El evento ‘Jornadas de Comunicación y Movilidad Humana. El desafío de informar: la responsabilidad de los medios de comunicación en la sociedad’, que abordó el panorama de las personas en situación de movilidad humana, se efectuó el pasado 5 y 6 de noviembre en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal).
Comunicadores sociales y periodistas compartieron reflexiones de su práctica profesional relacionada a temas y hechos de movilidad humana, para explicitar los riesgos y los derechos de quienes viven procesos de movilidad. El evento contó con conferencias, paneles temáticos, debates y mesas de trabajo. Fue organizado por Ciespal, la Defensoría del Pueblo de Ecuador, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Cooperación Técnica Alemana GIZ.

Desafíos de comunicar sobre movilidad humana en un contexto cada día más complejo

“¿De qué manera interviene el periodista en la sociedad? Interviene de muchas maneras”, sostuvo Matthías Kopp, periodista y coordinador de proyectos de la Deutsche Welle Academy en Colombia. Para él, un ejemplo negativo es el caso de la periodista húngara, Petra László, quien propinó patadas y zancadillas a migrantes que huían de los policías, en Röszke. Respecto a la imagen del niño sirio, encontrado muerto a orillas de las costas de Turquía, Kopp dijo: “Esta foto generó una discusión sobre ética”. Explicó que algunas formas de representar la foto fue publicar la imagen en formato pequeño o una imagen en negro como expresión de luto.

Tratamiento de los temas de movilidad humana en el trabajo cotidiano de los medios

Juan Carlos Calderón, director de la revista Plan V, expuso el origen de su libro ‘Naufragio: migración y muerte en el Pacífico’, publicado en 2007 y que abarca historias del proceso migratorio como resultado no solo de la crisis económica, sino también de otros hechos. El problema de la seguridad nacional de Estados Unidos causado por el ataque a las Torres Gemelas, en 2001, y el naufragio de un barco con migrantes ecuatorianos que se dirigían al país norteño, en 2005.
“En ese momento, Estados Unidos define que las graves amenazas para su seguridad son tres. El terrorismo, el narcotráfico y la migración ilegal. Es decir, el migrante ilegal estaba en el mismo nivel que el terrorista y el narcotraficante”, aseguró Calderón. Además, aclaró que las políticas de seguridad entre Ecuador y EE.UU. criminalizaron a la migración porque el Código Penal de ese tiempo establecía como cómplice de coyoterismo a las personas a cargo de los hijos de los migrantes.
Aquellas políticas dieron un enfoque de victimización y discriminación a los migrantes, y los medios no trataron el tema con la complejidad que merecía, según el periodista. “Reflejar la complejidad desde una ética de la comprensión y de la compasión”, concluyó.

Lourdes Vallejo, asesora de comunicación en la Defensoría del Pueblo en Ecuador, indicó que los comunicadores no son personas abstractas sino seres sociales, producto de una formación y entornos sociales. “Esto nos hace como personas y determina los ojos con los que abordamos la información”, aclaró. Vallejo se refiere al estilo, línea, identidad e intencionalidad de la institución o medio desde donde se trabaje. Asegura que hay temas que pueden salirse de las manos durante el ejercicio periodístico y es cuando el lenguaje cobra mayor importancia, porque lo que dicen los comunicadores, como agentes socializadores, crea verdades.

Visibilizar los desafíos de movilidad humana en América Latina y El Caribe

Tony Robinson, activista del Movimiento Humanista y co-director de Pressenza, habló sobre los fines de esta agencia de prensa internacional, enfocada en temas de paz y no violencia. Dijo: “La movilidad humana es un hecho global. Los retos de los migrantes son los mismos, sin importar de dónde huyen y hacia dónde se dirigen”.

Hay millones de personas en Europa que se encuentran en situación de movilidad humana a causa de la guerra y la pobreza, pero, según Robinson: “Ningún país europeo se encuentra entre los primeros 10 que acoge al mayor número de refugiados”.
“Uno de los niños que entrevistamos tenía 14 años y estaba huyendo, con su primo, porque sus padres y su hermano mayor habían sido asesinados por los talibanes. Otro joven estaba huyendo porque podía hablar inglés”, indicó el co-director de Pressenza. Añadió que hay muchos peligros en el camino que emprenden los migrantes.

Robinson considera que el reto de los medios, para dar visibilidad a la movilidad humana en Latinoamérica y El Caribe, se convierte en el reto de cómo informar a la audiencia sobre las causas reales de esta movilidad humana, con una perspectiva humanista.

Procesos de paz, participación de víctimas y medios de comunicación

Bajo el enfoque de visibilizar a las víctimas del conflicto armado en Colombia y sus derechos tras el acuerdo, tres periodistas compartieron sus experiencias vinculadas a la movilidad humana en las fronteras.

“Lo que quiero compartirles es una historia de vida”, dijo la periodista colombiana Jineth Bedoya, editora de El Tiempo. Contó que en el año 2000 investigaba sobre tráfico de armas en Colombia y descubrió que policías y militares estaban involucrados. Como consecuencia fue secuestrada, torturada y abusada sexualmente. Pero reaccionó con más periodismo para denunciar el tráfico de personas, la guerra en Colombia, la confrontación armada, la violencia sexual contra las mujeres y creó la campaña ‘No es hora de callar’.

“Me tocó aprender a las malas lo que es tener respeto por la dignidad de las personas”, confesó Bedoya al referirse a la falta de sensibilidad de los periodistas, cuando no se ponen en el lugar de la otra persona. También hizo un llamado de atención a informar sobre lo que pasa en el entorno latinoamericano y no solo en otros continentes. Citó el alto nivel de feminicidios en comunidades de mujeres desplazadas. “Lo que pasa en la frontera colombo-ecuatoriana es aberrante, nadie ha hablado de eso”, enfatizó, al tiempo que recordó la responsabilidad de la profesión y el poder de transformar que tiene la comunicación, la palabra.

Hernán Higuera, periodista ecuatoriano de Ecuavisa, habló de los errores que se cometen por cumplir con el trabajo, de forma insensible, y al sensacionalismo con que se maneja la información en temas de movilidad humana. Aspectos que se comprenden con los años de experiencia y experticia, según Higuera.

“A veces, nos dejamos llevar por esas situaciones de respetar lo que la gente quiere, pero nuestro papel también está en advertirles sobre el poder de los medios, de lo que pasa cuando usted expone su rostro o visibiliza su situación”, relató el periodista.

Sobre la zona fronteriza entre Ecuador y Venezuela, y la complicidad de las fuerzas militares, de ambos países, con la mafia, reveló: “Supuestamente se protegía la integridad de los derechos humanos, de los seres humanos, de los derechos de los menores y ancianos. Pero se aprovechaban económicamente de lo que ahí pasaba. Porque tenían que cruzar por las trochas y pagar fuertes cantidades de dinero”. Higuera aseguró que en Visión 360, de Ecuavisa, tiene la oportunidad de presentar una información completa y liberarse de algunas culpas acumuladas durante su carrera periodística.

Por su parte, Alma Montoya, comunicadora colombiana del grupo Comunicarte, afirma que Colombia es una democracia excluyente, incluso desde los mismos medios, que se estigmatiza a las víctimas y se utiliza un lenguaje discriminativo en temas vinculados a lo local y regional. Sin embargo, están los medios comunitarios que trabajan con iniciativas de capacitación, articuladas con la academia, con la organización social, la iglesia, el Estado y la empresa privada. Por ejemplo, Resander, una red que capacita a emisoras en temas y diálogos de paz, con un lenguaje comunitario. “Nuestro trabajo no está centrado en los medios, nuestro objetivo es la persona, las comunidades, los derechos humanos y por la dignidad de una vida mejor”, puntualizó Montoya.

Desplazamiento forzado, violencias, fronteras: caso Mexicano

Fernando Montiel, periodista mexicano, deduce que en los medios es la novedad la que vende, igual que la crisis y la violencia. “Pero cuando la violencia se normaliza, deja de ser noticia”, agrega. Respecto a la forma de cubrir la movilidad humana, diferenció: “La indignación y la cobertura de lo que sufre el migrante mexicano en Estados Unidos. Sin embargo, hay una invisibilización de lo que sufre el migrante de Centro y Sudamérica en México”. También especificó que el periodismo en México es una profesión muy desacreditada y cuando asesinan a un periodista, la opinión pública victimiza y criminaliza.
“La violencia es la consecuencia de un conflicto no resuelto”, explica Montiel y por eso recomienda cubrir no solo hechos violentos sino la conflictividad social. “El periodismo de paz no consiste en presentar noticias positivas, tampoco consiste en esconder la violencia. Consiste en contextualizar la violencia en su origen y en sus consecuencias”, resumió.