• Varios atentados provocan decenas de muertos en París y multitud de heridos.
  • Hoy, más que nunca, es necesario posicionarse claramente en contra de la violencia, venga de donde venga.

 

Los hechos, todavía muy confusos

Más de ciento veinte muertos y multitud de heridos es la consecuencia de seis atentados en cadena, que han tenido lugar esta noche en dos distritos de París. Los atentados se han producido en los alrededores del Estadio de Francia (donde se encontraba el Presidente Hollande para ver un partido de fútbol y de donde fue inmediatamente evacuado); en terrazas de cafés, y el más sangriento en la sala de fiestas Bataclan, donde se han producido la mayor parte de las muertes. En esta sala, se encontraban numerosos jóvenes de diferentes nacionalidades.

Cinco terroristas han muerto inmolándose o siendo abatidos por la policía, pero la policía no descarta que haya más personas implicadas en los atentados. A esta hora ningún grupo ha reivindicado la autoría.

Hollande ha declarado que las autoridades francesas sabían que se estaban preparando atentados pero no podían controlarlo, como así ha ocurrido.

El presidente francés ha declarado el estado de excepción en todo el país y ha cerrado las fronteras; ha sacado al ejército a la calle, al tiempo que se pedía a la población de los barrios parisinos afectados que volviera o no saliera de sus casas.

Los parisinos ofrecen sus casas como refugio a aquellas personas que no puedan llegar a sus viviendas y necesiten un lugar donde ir para estar a salvo de posibles ataques. Lo hacen a través del mensaje #PorteOuverte (Puerta abierta), que se ha convertido en tendencia mundial en Twitter. Las respuestas solidarias de la población hablan de cómo el ser humano puede sacar lo mejor de sí mismo en los momentos más difíciles.

La reacción internacional de los países occidentales ha sido inmediata, denunciando los atentados y solidarizándose con el gobierno y pueblo franceses.

 

No a la violencia, venga del bando que venga

No hay medidas políticas ni militares que paren la violencia con más violencia. No podrán pararla como no han podido hacerlo en esta ocasión ni a lo largo de toda la historia.

No hay causa alguna que justifique la muerte de ningún ser humano a manos de otro. La violencia genera más violencia siempre, y el fanatismo, venga del bando que venga, alimenta el resentimiento y la venganza en un circulo sin fin.

Ha llegado el momento de que tanto los gobiernos como todas las partes implicadas en cualquier conflicto, vayan al origen de los problemas para dar respuestas que poco a poco desarmen la violencia.

Esta noche ha sido París, donde centenares de personas han sido víctimas del fanatismo terrorista. Antes, fueron la misma capital francesa, Londres, Madrid, Nueva York… Pero no olvidemos los cientos de miles de sirios que han muerto bajo las bombas de todos los bandos en conflicto; no olvidemos Yemen, donde se vive una guerra silenciada; no olvidemos tampoco el eterno conflicto, en estas últimas semanas reactivado, entre palestinos e israelíes… Y no olvidemos los millones de desplazados que tanto dolor y sufrimiento están pasando y que viven las consecuencias de todas estas guerras.

Ha llegado la hora de buscar la raíz de los distintos conflictos y dar soluciones no violentas. Qué esta noche, el pueblo francés y los distintos pueblos, así como sus dirigentes, se alejen del odio y conecten con la paz en el corazón y la luz en el entendimiento, y apuesten por abrir caminos de diálogo y encuentro entre las culturas y los pueblos, al tiempo que pongan el acento en que sus poblaciones tengan condiciones dignas para vivir, elemento fundamental para desactivar actitudes fanáticas.