En la tarde del 28 de octubre, el jefe de la oficina electoral de Zanzíbar anunció oficialmente que los votos fueron anulados en todo el archipiélago (las islas de Zanzíbar, Pemba y algunas otras menores que forman el semiautónomo estado de Zanzíbar. Esto, junto con la parte continental -ex Tanganica-, forman la República Unida de Tanzania).

El anuncio se produjo después de crecientes acusaciones cruzadas, enfrentamientos entre facciones opuestas, y una violenta represión policial. Ayer, algunos miembros del UKAWA (la coalición desafiante) de Zanzíbar habían denunciado la detención de sus escrutadores (primero unos cincuenta, y luego, más del doble), todos comprometidos a ejecutar el conteo autónomo sumando los resultados parciales de sus propios escaños. Esta mañana se han puesto en evidencia algunos escandalosos casos en la isla de Pemba, donde el número de votos contados era superior al número de votantes registrados, y en sus propios escaños, en los que fueron arrestados los escrutadores de la oposición…

Hasta ayer, las quejas provenían de portavoces de segundo nivel, pero esta mañana salieron al campo los líderes y obtuvieron la anulación de todo el proceso electoral en el territorio del archipiélago.

No es suficiente: parece que el mismo Lowassa (el aspirante a la presidencia de toda Tanzania), después de haber conseguido que las elecciones de Zanzíbar se repitan luego de tres meses, ha declarado a la emisora ITV (totalmente controlada por sus partidarios) que incluso en tierra firme la situación es comparable a lo ocurrido en Zanzíbar. Si tal denuncia se formalizara en las próximas horas, esto equivale a una petición de anular la votación también en tierra firme.

En días anteriores, en Zanzíbar y especialmente en Pemba, todas las campañas electorales fueron interrumpidas por protestas violentas y represiones aún más violentas, con muertos y heridos. Luego que las urnas se cerraran y ocurriera el inevitable éxito del partido en el poder, CCM, solo se sintió algunas quejas y todo fue archivado como «irredentismo isleño».

En pocas palabras, en el pasado, el perro ladraba, pero no mordía. Esta vez la campaña ha sido particularmente muy tranquila: el perro no ladró…