A pesar de la oposición de grupos ambientalistas, cuatro años después del inicio oficial de las obras, ayer el primer ministro camboyano Hun Sen inauguró la central hidroeléctrica de Stung Russey Chrum Krom, el mayor construido jamás en el país, en una zona forestal de la provincia de Koh Kong, en el suroeste del país.

La obra inaugurada ayer fue financiada con 500 millones de dólares por la China Huadian Corp., y una vez que funcione a pleno tendrá la capacidad de producir 338 megavatios de energía eléctrica. Durante la ceremonia de inauguración, Hun Sen justificó la construcción del dique diciendo que “tendrá consecuencias sobre un poco de selva, pero teniendo en cuenta los  beneficios económicos son más los problemas que resolvemos que los que causamos al medio ambiente”.

Según los opositores de las decisiones energéticas del gobierno, la construcción de plantas de este tipo tiene dos graves contraindicaciones. La primera es el impacto ambiental y la segunda es la falta de beneficios reales para una población de la que el 75% carece de electricidad en forma permanente. En efecto, la escasez de electricidad es una de las limitaciones principales para el desarrollo de las industrias locales y de las inversiones extranjeras. Sin embargo, las iniciativas de desarrollo del gobierno raramente tienen impacto positivo para la población local. En consecuencia, se pierden miles de hectáreas de selva para permitir un número de iniciativas económicas.

También hay oposición al dique de Stung Tatay, que será inaugurado a fines de año en la misma provincia, con un costo estimado de 540 millones de dólares, que debería producir 246 megavatios.

Las superficies deforestadas para dejar lugar a ambos diques y sus respectivos espejos de agua son 1.600. Hay otras siete embalses y centrales previstos hasta el 2019 por iniciativa china, con una producción conjunta de 2.045 megavatios.

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