Por Luis Gutiérrez Esparza

Paul Joseph Goebbels estaría orgulloso de los cerebros que dirigen la publicidad de EU y de sus aliados de la OTAN.

Es inevitable en estos días de ambiciones desatadas, engaños y mentiras, recordar al fundador de la propaganda política: el doctor Paul Joseph Goebbels, ministro de Información y Propaganda del III Reich. Lo que se añadió después, hasta la fecha, a los principios por él establecidos y a las estrategias y técnicas por él desarrolladas, es complementario, en el mejor de los casos. Goebbels estaría orgulloso de los cerebros que dirigen la propaganda estadunidense y de sus aliados de la OTAN en el caso de Siria.

Washington prepara el ataque. Ya el gobierno de Barack Obama ha declarado que la disposición de Siria a facilitar la inspección de las Naciones Unidas en el más reciente caso de las denuncias acerca del empleo de armas químicas, es tardía. Todo parece indicar que se llevará a cabo una agresión criminal por el aire, como la desatada contra la extinta Yugoslavia en 1999, de la que fui testigo, como corresponsal de guerra.

Poco importan los antecedentes, los testimonios directos, las evidencias disponibles. Goebbels señalaba en el decimonoveno de los puntos básicos de su plataforma: “La propaganda debe facilitar el desplazamiento de la agresión, especificando los objetivos para el odio”. Carla del Ponte, integrante de la Comisión Internacional independiente para Siria, creada por mandato de las Naciones Unidas, había reconocido explícitamente que los testimonios de las víctimas de ataques previos con armas químicas, específicamente gas sarín, “sugieren fuertemente” que fueron los rebeldes, no el gobierno sirio, quienes los llevaron a cabo.

Incapaz de resistir las presiones estadunidenses y de la OTAN, la Comisión entregó posteriormente un informe sesgado que, sin negar la responsabilidad de las bandas mercenarias que combaten contra el gobierno legítimo del presidente Bashar al-Assad, dio pábulo a la machacona insistencia de la propaganda goebbeliana, cuyo objetivo es la destrucción del Estado laico sirio que ha subsistido contra viento y marea.

Un elemento particularmente perturbador para las buenas conciencias occidentales, que constituye además parte de los golpes propagandísticos dirigidos a las audiencias cautivas que en todo el mundo no tiene virtualmente más fuentes de información que los grandes consorcios estadunidenses y europeos y sus repetidoras, fue el de las imágenes de las víctimas de un ataque en el cual ocurrió el asesinato masivo de niños.

Anatoli el Miurid, periodista e investigador, experto en el Oriente Medio, considera que los mercenarios —incluidos contingentes de Al-Qaeda— que combaten y cometen atrocidades en Siria, saben muy bien que el recurso de las imágenes de niños muertos produce un efecto devastador en quienes las ven. Son ellos quienes asesinan sistemáticamente a los niños y los presentan como víctimas del gobierno. “Hace varias semanas, secuestraron a mujeres y niños kurdos en el norte de Siria”; están dispuestos a matarlos, si no lo han hecho ya, para provocar la intervención extranjera.

Las imágenes en YouTube abundan en inconsistencias, apunta El Miurid. “De entrada, junto a los cadáveres, se ve gente que circula sin siquiera una rudimentaria máscara que la proteja de los vapores…” ésta debería ser una señal de alerta que los grandes medios prefieren ignorar. Además, en la panorámica de los cadáveres organizados en filas, aparecen imágenes recientes de la mezquita de Al-Fateh, en El Cairo.

Por otra parte, investigaciones y análisis llevados a cabo por científicos rusos, indican que un proyectil disparado contra Khan al-Assal, un suburbio de la ciudad siria de Aleppo, que contenía gas sarín, fue disparado por los rebeldes. Así lo dio a conocer el representante permanente de la Federación de Rusia ante las Naciones Unidas, embajador Vladimir Churkin, quien explicó que un grupo de expertos rusos visitó el lugar y recogió muestras y evidencias. Esto, desde luego, ha sido omitido por la red de medios que sirve como correa de transmisión para la propaganda goebbeliana.

La maquinaria de la agresión criminal contra Siria está en marcha. ¿Surgirá algún factor capaz de detenerla?

 

Publicado en www.excelsior.com.mx