Bien o mal Estados Unidos defiende siempre sus intereses: durante la década de 1970 apoyó los golpes militares en Latinoamérica y luego, paradójicamente, respaldó la lucha por los derechos humanos en contra de esas mismas dictaduras que había creado.

En febrero de 1977, bajo la presidencia del demócrata Jimmy Carter, Washington redujo la ayuda militar a la Argentina, a raíz de las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura del general Jorge Rafael Videla.

Sin embargo, el golpe militar del 24 de marzo de 1976 había sido muy bien recibido por el gobierno del republicano Gerald Ford y su secretario de Estado, Henry Kissinger.

En la actualidad esa doctrina parece no haberse modificado bajo la presidencia de Barack Obama, cuyo gobierno no interrumpió la ayuda militar a Egipto tras la destitución del presidente constitucional Mohamed Mursi.

“Usted no puede ser neutral mientras justifica y financia un golpe militar contra un presidente electo. Nuevos informes han indicado que hubo cinco conversaciones de alto nivel en días recientes entre el gobierno egipcio y Obama en el periodo previo al golpe de la semana pasada”, dijo  Gehad El-Haddad, un vocero de la Hermandad Musulmana, en un artículo publicado por el diario The Washington Post.

En 2010, durante la dictadura de Hosni Mubarak, Estados Unidos aprobó un paquete de 1.300 millones de dólares para Egipto, que incluyó 20 aviones F-16 (ocho de los cuales fueron enviados en enero pasado) y algunos tanque Abrams, entre otros beneficios.

Mursi, el primer presidente elegido de Egipto, fue destituido el pasado 3 de julio por un golpe de Estado cívico-militar, luego de que millones de personas salieran a las calles para pedir su renuncia y exigir elecciones anticipadas.

Hasta el momento, el gobierno de Obama no calificó la destitución de Mursi como un golpe institucional, pero la vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, afirmó: “La democracia no es solo ganar la votación en las urnas”.

Sin embargo, una ley estadounidense establece que la Casa Blanca debe suspender toda ayuda militar con un país en el que las fuerzas armadas haya derrocado a un gobierno elegido democráticamente.

Además de la polémica por el golpe de Estado en Egipto, la Casa Blanca enfrenta ahora el caso del ex técnico de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden, que reveló a dos diarios los programas de vigilancia estadounidense en cinco continentes.

La revelaciones del ex técnico de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, quien se encuentra desde el 23 de junio varado en el aeropuerto Sheremetievo de Moscu, sin pasaporte, están disminuyendo la popularidad de Estados Unidos en el mundo.

A causa de este hecho, fue desviado el avión que llevaba desde Rusia a Bolivia al presidente boliviano, Evo Morales, el pasado 2 de julio, ante la sospecha de que Snowden viajara con el mandatario.

Cuatro países europeos -Francia, España, Portugal e Italia- cerraron su espacio aéreo y obligaron al avión del presidente Morales a aterrizar en Viena, Austria. El hecho fue condenado por la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), entre otros organismos.

Para Norberto Consani, doctor de Historia y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes, “ellos (los Estados Unidos) defiende siempre sus intereses. Por supuesto, eso está absolutamente claro”.

“La situación conflictiva de Egipto puede derivar en una guerra civil. Este golpe de Estado tiene de alguna manera un gran componente tradicional para Estados Unidos, porque tiene un sector laico que apoyó la destitución de Mursi”, señaló Consani en declaraciones a Télam.

El caso Snowden ha tenido múltiples consecuencia diplomáticas para Estados Unidos, quien acusa a Snowden de espionaje y de revelar información no desclasificada, entre otros cargos.

“Nuestra influencia está decreciendo” en Latinoamérica, dijo Bill Richarson, ex embajador estadounidense en las Naciones Unidas, durante una reciente visita a Venezuela como representante de la Organización de los Estados Americanos (OEA), informó el diario The New York Times.

Snowden, que denunció un espionaje masivo de la CIA a través de las compañías Google, Facebook y Apple, también reveló que Microsoft colabora estrechamente con los servicios de inteligencia estadounidenses para el acceso a las conversaciones privadas de los usuarios, mediante el audio y el video de las conversaciones por Skype, informó el diario británico The Guardian.

Representantes de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Right Watch acompañaron ayer a  Snowden, quien dijo que pedirá asilo transitorio a Rusia para poder viajar luego a alguno de los países sudamericanos que le ofrecieron asilo (Bolivia, Venezuela y Nicaragua).

El mismo día de su reaparición pública, la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, pidió que se proteja a Snowden, ya que el ex contratista de la CIA reveló información sobre acciones que perjudican los derechos humanos, lo que -según la funcionaria- le da derecho a pedir asilo.

El gobierno de Obama, quien visitará Rusia en septiembre, advirtió que el país que de asilo a Snowden «crearía situaciones graves» en su relación bilateral con Washington.

Sin duda, el presidente estadounidense es fiel a los dictados del   «Tío Sam” (un hombre con galera y barba blanca, vestido con los colores de la bandera estadounidense), el símbolo del gobierno de Estados Unidos, que para muchos países representa la prepotencia y la dominación de Washington en el mundo.