Por Belén Toledo para elDiario.es

El presidente, José Ignacio Goirigolzarri, resistió durante ocho horas el chaparrón de insultos procedentes del público asistente a la Junta General de Accionistas de la entidad

Es la primera reunión tras el canje de las preferentes por títulos de la entidad, lo que ha convertido a los preferentistas en accionistas minoritarios que ayer dieron rienda suelta a su rabia con el banco

La nueva directiva solo dio una solución a los afectados: acudir al arbitraje, algo que varios abogados desaconsejan

El Palacio de Congresos de Valencia fue escenario el martes de una escena muy poco habitual. Un grupo de once ejecutivos, impecablemente trajeados y peinados, aguantaron desde el escenario una lluvia de insultos, llantos y reproches. Eran los componentes de la directiva de Bankia, con su presidente José Ignacio Goirigolzarri a la cabeza. Quienes les abucheaban eran sus accionistas minoritarios. «Ladrón», «sinvergüenza» y «mafioso» fueron las palabras más repetidas.

Los accionistas lo gritaron desde el público, pero también desde la tribuna en casi todos los turnos de palabra. Así durante prácticamente las ocho horas que duró la Junta General de Accionistas anual, la primera tras la decisión de cambiar las preferentes de Bankia por acciones de la entidad.

El acto fue una suerte de catarsis colectiva, que sirvió para que decenas de personas que se sienten estafadas por el banco pudieran pedir responsabilidades directamente a los directivos de la entidad. Entre los pequeños propietarios que ayer tomaron la palabra, abundaban los clientes de Bankia que compraron preferentes -que se ha demostrado como un complejo producto de inversión- porque en sus oficinas bancarias les aseguraron que eran una opción tan segura como un depósito a plazo fijo. Por la tribuna de oradores (situada en el otro extremo de la sala, muy lejos de los directivos) desfilaron en torno a 130 personas que contaron su historia. La palabra más repetida fue «estafa».

«Me llamaron del banco para que invirtiera (en preferentes) el dinero que nos dieron por el accidente de mi marido. Ahora a mi hija la desahucian y yo no la puedo ayudar», afirmó la accionista Inmaculada Cobo. «Yo vivo con 426 euros después de toda la vida trabajando, ¡si ustedes no saben hacer su trabajo váyanse a vendimiar o a coger aceituna!», gritó otra afectada. Casi todos contaron el estupor con el que escucharon a los empleados de las sucursales contarles que no podían recuperar su dinero, y cómo el banco les obligó a canjear las preferentes por acciones tras la salida a bolsa de Bankia. Desde que el estreno bursátil se produjo, la acción ha perdido un 99,8% de su valor. El resultado, en la práctica, es que los ahorradores han perdido su dinero.

La desesperación de algunos ahorradores causó momentos de tensión. Uno de los accionistas, un hombre ciego, se desnudó casi en su totalidad al grito de «¡Así me habéis dejado!». Otro afirmó ser exempleado de Bankia y rogó disculpas: «Me considero colaborador necesario de la mayor estafa de los últimos años en España». También pidió excusas una señora, con una frase que causó el silencio en la sala: «Pido perdón por ser una analfabeta».

«Flema británica para desayunar»

Goirigolzarri y el resto de directivos escucharon los insultos sin inmutarse. El presidente leía sus papeles mientras los oradores le pedían respuestas. «Ustedes son unos sinvergüenzas, unos chupópteros», se derrumbó uno de los accionistas en la tribuna, pero Goirigolzarri se limitó a hacer un apunte en sus folios. «Ustedes han tenido que desayunar flema inglesa para soportar todo esto de esta manera impasible», se lamentó otra de las intervinientes, llamada Isidra Valverde. La única respuesta que recibían los pequeños accionistas era «se acaba su tiempo», una frase que invariablemente repetía uno de los ejecutivos cuando el parlamento pasaba de tres minutos. Así, se produjeron situaciones que indignaron a la audiencia, como la respuesta de «le queda un minuto» tras el lamento de una mujer que gritó: «A mi hija la van a desahuciar con un bebé de un año y yo no la puedo ayudar porque mi dinero lo tienen ustedes».

Goirigolzarri, por su parte, hizo dos intervenciones. En la primera, aseguró que Bankia ha logrado mejorar notablemente su situación en el último año. Relató que en el primer trimestre ha habido un beneficio de 213 millones y previó que la cifra alcanzará los 800 al final del año. Manifestó una voluntad «que no son solo palabras» de dar crédito a las pequeñas empresas. El presidente de la entidad mantuvo su discurso pese a los abucheos que lo hacían ininteligible la mayor parte del tiempo. Más tarde, el reproche de una accionista evidenció el abismo que separaba a los directivos de sus accionistas: «Tengo dos carreras y no entiendo nada de lo que usted ha dicho. Por favor, hable con más sencillez».

La segunda intervención de Goirigolzarri fue en el turno de las respuestas a los accionistas. En ella, el banquero contestó a aquellos que le habían pedido que tomara represalias contra los directivos anteriores de la entidad, entre los que se encuentran Rodrigo Rato y José Luis Olivas. Ambos escondieron, presuntamente, las pérdidas de la entidad y la sacaron a cotizar a bolsa. El resultado fue que muchos pequeños ahorradores compraron acciones que dos años después del estreno bursátil se han derrumbado desde los 3,75 euros iniciales a los 0,58 del pasado lunes. Los hechos están siendo investigados en la Audiencia Nacional, que mantiene imputados a Olivas y Rato. Goirigolzarri, que está al frente de la entidad desde hace poco más de un año, repitió que no quiere dar su «opinión personal» sobre sus antecesores en la cúpula del banco.

Bankia quiere el arbitraje

En cuanto a la presunta estafa de las preferentes, el banquero reconoció que el canje de estos productos por acciones forzado por el banco fue «una alternativa poco satisfactoria», pero aseguró que, de no haberlo hecho, el valor de estos productos «sería ahora 0 euros». Fue, afirmó, una condición «impuesta por las regulaciones» de la Comisión Europea, «necesaria para la inyección de capital en Bankia». Ante la pregunta que se formulaba una y otra vez desde el público, «¿Y mi dinero?», Goirigolzarri insistió en la solución que Bankia propone a los afectados por las preferentes: el arbitraje. El presidente calificó esta vía de «muy recomendable» y anunció que se amplía el plazo para acogerse a ella hasta el 15 de julio. Afirmó también que cerca de 145.000 personas ya lo han solicitado. De ellas, 179 clientes han obtenido ya un resultado positivo, según afirmó, y ya han cobrado su dinero.

La referencia al arbitraje causó indignación entre algunos asistentes. Durante las intervenciones previas, los representantes de varias asociaciones de afectados habían desaconsejado esta opción. «Hacen propaganda para que los preferentistas se metan en el arbitraje porque así renuncian a la vía judicial, pero en realidad lo que ellos tienen presupuestado para devoluciones no alcanza ni al 10 ó 15% de lo que han perdido los afectados», aseguró a eldiario.es José Ignacio Marín, representante de la Asociación de Clientes Financieros.

La Junta terminó con las votaciones de los puntos del orden del día. Se denegó la petición de dos accionistas de que dimitiera toda la junta directiva actual, en bloque. Goirigolzarri repitió en el último tramo de la junta su intención de seguir solucionando los problemas de Bankia. «Ahora ustedes se van de mariscada y nosotros a comernos un bocadillo», resumió uno de los accionistas en su turno de palabra.