En un dia cálido de invierno nos juntamos en el Parque Manantiales para celebrar la Fiesta estacional. Se realizaron ceremonias de oficio, de reconocimiento y quema de pedidos. Hubo un almuerzo en común y mas tarde ya de noche, se podía escuchar música en vivo en la multiuso y en la Sala.
En el Parque, externamente, todo estaba como cubierto por una suerte de simpleza cruda, sin nada precisamente muy extraordinario, más que verse, saludarse tomarse un café y hacer una ceremonia.
Es extraordinario tener una fiesta que nos recuerde la importancia de ir aprendiendo a buscar en el interior los códigos y experiencias que nos den sentido trascendente y significado en nuestra cotidianeidad. Es más extraordinario aún, comprenderlo desde la experiencia y no desde el discurso por muy bonito que este se vea.
Es hermoso y extraordinario que desde la sencillez de las ceremonias y pequeñas actividades, ir encontrando el sabor de esa nueva espiritualidad que tanta falta hace en el caótico mundo de hoy.
Texto y Fotografías: Ricardo de la Fuente