Nuevamente, como viene ocurriendo sistemáticamente durante los últimos años, la violencia más brutal del sistema golpea el “rostro” de la Comunidad Qom. Unos días atrás, un grupo de choque organizado atacó brutalmente a varios miembros de su comunidad y tuvieron que ser hospitalizados de urgencia en el Hospital de la ciudad de Formosa.

Las agencias de noticias, periodistas y medios de comunicación tratan o no tratan el tema de acuerdo al color político que los alimenta, como si se tratara de un “botín de guerra” que hay que mostrar u ocultar dependiendo de la vereda en que están situados.

No es objetivo de la nota hacer una crónica detallada del hecho, ni tampoco una reseña histórica de las injusticias y la violencia que ha venido sufriendo este pueblo originario ubicado en las provincias de Chaco y Formosa de la República Argentina. Todos estos detalles se pueden encontrar sin mucho esfuerzo en las reseñas periodísticas de los últimos años. El objetivo es simplemente levantar nuestra voz de denuncia frente a la violencia que ejerce el poder frente a los más desposeídos.

Todos aquellos que nos sentimos humanistas creemos firmemente que tenemos el compromiso moral de denunciar los hechos violentos que se ejercen sobre aquellos que no tienen voz o que su débil voz no es escuchada. ¿De que sirve una democracia que no escucha a las minorías discriminadas o lo que es peor, hace silencio o es cómplice frente a la violencia física a las que se los somete?

No se trata de una situación aberrante donde pueda ubicarse a los responsables solamente del lado del oficialismo, de la oposición, o del lado de los empresarios inescrupulosos cobijados por el poder de turno, o de cualquier otro sector involucrado. Muchos son los responsables directos y muchos otros acompañan cómplices con su silencio. Se trata claramente de la expresión más brutal de un sistema violento y prehistórico que indigna a la condición humana. Expresión que se repite en la situación que viven otros pueblos originarios en diferentes regiones del continente.

Por supuesto que habrá decenas de argumentaciones de tipo políticas, económicas o jurídicas que expliquen la situación e intenten justificar el conflicto. Pero, no se trata de argumentaciones o justificaciones de uno u otro bando, sino de la no-tolerancia y el repudio total como respuesta de toda una sociedad frente a la violencia sistematizada y naturalizada que ejerce un sistema político y económico contra los sectores más desprotegidos.

Si estos hechos de violencia física y económica ocurrieran en alguna de las grandes ciudades, seguramente muchos periodistas y medios de difusión ocuparían grandes titulares para cubrir la noticia y especular con el “rédito político” que les dejaría. Pero, estos hechos ocurren en zonas alejadas del poder central y sometidas todavía a un tipo de poder que nos hace recordar al
imperio de las monarquías feudales.

Como se lee en el blog de la Comunidad Qom, que reproduce una de las tantas notas solidarias que le han llegado:

“… necesitamos una reacción, ni K, ni anti K: una reacción ya, un volantazo histórico en la conducción, del oficialismo y la oposición de estos pagos, que nos permita reconciliarnos con nuestros antepasados. ¿Se imagina si esas fotos de los tobas desfigurados fueran de muchachos apaleados ayer, en algún colegio privado o algún boliche de “gente bien”? ¿Quedaría afuera de la vorágine noticiosa o los medios no hablarían de otra cosa? http://comunidadlaprimavera.blogspot.com.ar

Se debería sentir una profunda indignación cuando se asiste a estos hechos sistemáticos de violencia contra los pueblos originarios en épocas de gobiernos democráticos en toda la región.

Desde una mirada humanista no puede existir justificación moral para sostener o validar este silencio amparados en una conveniencia electoral coyuntural.

Desde una mirada humanista y no-violenta se hace imperioso levantar nuestra voz y multiplicar la denuncia aunque se sepa claramente que estas voces denunciantes puedan parecer débiles o no serán escuchadas por los poderosos de turno.

Tal vez, en algún momento, estas voces se multipliquen y hagan eco en millones de otras voces que hagan salir del anonimato a estas injusticias y entonces si, la presión sobre los que deciden sea tal, que los obligue a dejar de lado su silencio y actúen para detener la violencia que se ejerce desde el poder contra muchos pueblos originarios del continente.

Y si alguna duda nos invadiera sobre cuál sería la acción válida que corresponde impulsar en estos casos, podemos recordar las palabras de aquellos guías de la no-violencia que nos han precedido:

..”Entre tanto, los que no somos escuchados trabajaremos a partir de hoy en todas partes del mundo para presionar a los que deciden, para difundir los ideales de paz en base a la metodología de la no-violencia, para preparar el camino de los nuevos tiempos.” (Silo, acto público año 2004)

Levantemos la voz solidaria del Humanismo y de la no-violencia activa para denunciar la violencia del sistema contra la Comunidad Qom.

Victor Piccininni
Miembro de La Comunidad, para el desarrollo humano (Organismo del Movimiento Humanista), www.lacomunidadmundial.org