El ministro principal Axel Salmond advirtió que “puede construir una nueva nación independiente” después del referendo de 2014. Puso como ejemplo a la educación gratuita escocesa en contraste con la privativa educación inglesa.

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, sostuvo que su gobierno “puede construir una nueva nación independiente”, en un mensaje de fin de año lleno de referencias a lo que será el referendo que se realizará en 2014 para decidir si esa nación se separa del Reino Unido.

El funcionario subrayó que el Partido Nacional Escocés (SNP) decidió en 2007 “restaurar la vieja tradición de varios siglos de la educación gratuita” a nivel universitario y se diferenció de Londres que subió el precio de la matrícula hasta 9.000 libras anuales (14.500 dólares).

“Los resultados están a la vista con un récord de estudiantes escoceses, ingleses y de otros países estudiando educación superior en nuestras universidades”, señaló.

«En contraste, los altísimos gastos de matrícula en Inglaterra produjo que las aceptaciones de alumnos se hundan como una piedra, con decenas de miles de jóvenes a los que se les niega una oportunidad”, agregó.

Salmond destacó que esta diferencia fue posible porque la educación es competencia del Parlamento escocés, e invitó a la población a pensar los cambios que se producirían en otras áreas como asistencia social y política exterior si logran poderes que hoy tiene Londres.

El ministro principal terminó su mensaje manifestando que su gobierno tiene “una visión positiva del futuro” en la que se “puede construir una nueva nación independiente”.

Consulta popular

Salmond y el primer ministro británico, David Cameron, firmaron a mediados de octubre de este año el llamado Acuerdo de Edimburgo para celebrar en 2014 un referendo que decida el estatus político de Escocia, nación que junto con Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte forman el Reino Unido.

En la negociación entre ambas partes se resolvió que la consulta tenga una sola pregunta sobre si se desea la independencia con dos posibles respuestas: “sí” o “no”.

El SNP tuvo que ceder su deseo de realizar una segunda pregunta que hacía hincapié en una “independencia a medias”, sin separarse del Reino Unido, pero con una mayor autonomía de poder.

A cambio, obtuvo la aprobación para que los jóvenes de 16 y 17 años, considerados con mayores deseos separatistas, también voten en la consulta.