Es absolutamente condenable lo sucedido con el matrimonio Luchsinger MacKay, estoy
absolutamente de acuerdo en que se deben hacer todos los esfuerzos – dentro del marco
legal – para esclarecer sus muertes, encontrar a los culpables y condenarlos.

Me parece adecuado que el Presidente y varios ministros visiten la zona, conversen con
los familiares de las víctimas y se comprometan a esclarecer los hechos.

Me parece muy bien que todos los canales de TV, todos los periódicos nacionales y las
radios dediquen grandes espacios y titulares para informar de estas muertes.

Y digo todo esto, pues la muerte de dos personas –más allá de su familia, lo que hayan
pensado, declarado o realizado – es algo que no debe suceder bajo ninguna circunstancia,
salvo las causas naturales.

Por todo lo anterior, digo que me parece muy mal, pésimamente mal, que los gobiernos
de la Concertación y el actual de Piñera, no hayan realizado todos los esfuerzos -dentro
del marco legal- para esclarecer las muertes de Matías Catrileo, Julio Huentecura, Xenón
Díaz, Juan Collihuin, Johnny Cariqueo, Jaime Mendoza Collío o José Toro Ñanco. O para
esclarecer qué pasó con el menor de edad, el adolescente de 16 años, José Huanante, que
luego de ser detenido por Carabineros, el año 2005, desapareció misteriosamente hasta el
día de hoy.

Me parece muy mal que ningún presidente o algún ministro haya visitado a los familiares
de todos estos hermanos mapuche y se hayan comprometido a esclarecer estos
crímenes.

Me parece muy mal que todos los canales de TV, todos los periódicos nacionales y
las radios no hayan dedicado los mismos espacios y titulares para informar de estas
lamentables muertes.

Las acciones de los gobiernos y las coberturas de les medios de comunicación frente
a la muerte de los Luchsinger-Mac Kay y los Catrileo, Huentecura, Collihuin, Cariqueo
Mendoza Collío, Toro Ñanco o Huenante, demuestra el racismo de nuestra sociedad:
parece que unas vidas valen más que otras, que unas muertes son más condenables que
otras.

Cuando escucho que habrá una cumbre de “Inteligencia” para abordar el mal llamado
“problema de la Araucanía”, me imagino una reunión con la asistencia de historiadores
que entreguen los antecedentes de cómo España reconoció a la Nación Mapuche (Wall
Mapu) a través del tratado de Quilén en 1646, ratificado ´por el Estado de Chile en 1825 a

través del Tratado de Tapihue; de cómo, posteriormente, el Estado de Chile desconoció
este tratado y en la mal llamada Pacificación de la Araucanía realizó una cruenta
matanza en contra de los mapuche arrebatándoles su territorio y abandonándolos
en “reducciones”; una cumbre de “Inteligencia” dónde asistieran antropólogos que
explicaran la importancia de la tierra, el Mapu, dentro de la cosmovisión mapuche y
donde asistieran juristas para buscar soluciones legales para la restitución de lo usurpado,
arrebatado y, en suma, robado por el Estado Chileno a la Nación Mapuche. Una cumbre
de “Inteligencia” donde asistieran constitucionalistas que plantearan reformas para el
reconocimiento constitucional que en territorio chileno coexisten distintas naciones,
entre otras, la Nación Mapuche. Una cumbre donde asistieran las propias autoridades
mapuche para explicar de su pueblo, su nación y su espiritualidad, a quiénes no la
conocen.

Pero no, a la cumbre de “Inteligencia” asistirán representantes de Carabineros,
Investigaciones, Ejército, Marina y Fuerza Aérea y seguramente abordarán el cómo ser
eficaz para reprimir, realizar montajes o infiltrar a las comunidades mapuche.

Quien crea que el problema se resuelve con más carabineros y represión, está jugando
con fuego y quien crea que el problema se resuelve con más subisidios no ha entendido
nada.

El problema sólo comenzará a resolverse cuando el Estado de Chile y la sociedad chilena
asuman (asumamos) que los hermanos mapuche constituyen una Nación, a quien el
Estado de Chile le arrebató su territorio a través de una horrorosa matanza. Cuando
ocurra esto, recién y sólo recién, se estará iniciando el complejo proceso para resolver
verdaderamente el problema entre Chile y el Wall Mapu.