El Viernes anterior al día de las elecciones municipales, mientras conducía por las calles de Puente Alto,  escuché por radio al Presidente Piñera cuando señalaba: “Estamos convencidos de que las próximas elecciones municipales van a ser la elección con el mayor número de votos en la historia de nuestro país.”

 

De pronto, una melodía conocida me distrajo de tales palabras, provenía de un grupo de jóvenes, escucho ladridos de un perro y un susurro de voz que canta  “ Es otra noche más, de caminar …Es otro fin de mes, sin novedad”.  Era la voz de Jorge González interpretando aquel  himno de mi generación ochentera – aquella que luchó en contra de la dictadura – ahora escuchado por jóvenes puentealtinos de la edad de mi hijo.

Volví a las palabras de Piñera y concluí que finalmente la campaña comunicacional del gobierno y de la concertación, incentivando  que los jóvenes votaran el Domingo, había dado resultados, “más de un dato duro tendrá Piñera para hacer tal afirmación”, pensé en solitario.

Ya en la mañana del domingo, día de las elecciones, los medios informaban que un joven vocal de mesa, Rodrigo Escobar, fue detenido por los militares al  portar una polera con el estampado “YO NO CREO EN ESTE SISTEMA ELECTORAL”.  “La ley  me obliga a ser vocal,  yo estudié la ley y mi polera no constituye infracción alguna. El encargado electoral me dio la razón, tras lo cual los militares se disculparon amablemente y pude continuar ejerciendo como vocal y con la polera”, señaló el joven. Esta imagen sería el presagio de lo que pasaría al final de la jornada electoral.

Mientras veía esta noticia,  por alguna extraña asociación mental me llegaron nuevamente los acordes de Jorge González, en esa parte cuando comienza a salir del susurro para cantar cada vez más alto: “Nos dijeron cuando chicos jueguen a estudiar, los hombres son hermanos y juntos deben trabajar”. “Oía los consejos, los ojos en el profesor … y no fue tan verdad… porque esos sueños terminaron para otros con laureles y futuros…”  versos que terminan con aquella emblemática frase cantada a  gritos “Y dejaron a mis amigos PATEANDO PIEDRAS!!!”.

“Habría que actualizarla” – pensé – para estos tiempos debería ser “Y dejaron a mis amigos PAGANDO DEUDAS”.

Porque, es cierto que hoy no existe la cesantía que existía en los años 80 cuando Jorge González escribió su himno generacional, pero hoy estamos todos endeudados hasta el tuétano. Le hemos entregado nuestras vidas a los Bancos. El crédito hipotecario, la carrera universitaria de nuestros hijos, los necesarios computadores para que los hijos estudien, la hospitalización de nuestros padres, las merecidas vacaciones de fin de año,  etc.

Y esto nuestro hijos lo observan, lo saben y no les gusta. Ellos no quieren repetir el modelo trabajólico nuestro. No quieren pasar  su vida pagándole a los bancos. Nuestros hijos saben muy bien que hay una estafa en todo el sistema universitario, que se lucra ilegalmente con su educación, que si sus padres no se pueden endeudar, serán ellos los que antes de cumplir 25 años deberán millones y millones a los bancos. Por eso el año pasado salieron a las calles y hoy su reclamo sigue pendiente.

Ya a las 19:30 hrs. los cómputos oficiales informan de una histórica abstención, el 60% del padrón no había concurrido a sufragar. Hubo comunas como Puente Alto, populosa comuna del sur de Santiago, en donde la abstención alcanzó casi el 75%.- Y este fenómeno cruzó  transversalmente a comuna ricas y pobres, pues si en El Bosque la abstención fue de un 65,8%,  en la acomodada Las Condes llegó al  61,55%.

La clase política estaba atónita, la derecha sumida en la derrota mientras la concertación festejaba triunfos inesperados pero con mucha cautela,  pues saben que el téngase presente o tarjeta amarilla que la ciudadanía había mostrado con tal alta abstención,  también estaba dirigido a ellos.

Mientras algunos políticos planteaban la vuelta al voto obligatorio y  otros le echaban la culpa a las micros, una leve sonrisa de satisfacción se me produjo al tiempo que me llegaba la melodía final de  Los Prisioneros, esa que después del enojo y del grito, con una melodía pegajosa, bailable y convocante  decía “Únete al baile, de los que sobran, nadie nos va echar jamás, nadie nos quiso ayudar de verdad, la ra la la la “

Es que realmente muchos, pero muchos de esos jóvenes que se abstuvieron, se sienten marginados, sienten que sobran y quiénes no están pateando piedras están pagando deudas.

Me parece que están las condiciones para que emerja un Nuevo Baile de los Que sobran, somos muchos los que sobramos,  hay intelectuales, académicos y economista; hay artistas, cantores y poetas; hay profesionales conscientes, incluso empresarios honestos y  también endeudados; hay  una juventud que ya no le compra a la Concertación, líderes juveniles y otros mayorcitos pero consecuentes, pero por sobre todo,  hay movimientos sociales.

Es cierto,  todavía hay dispersión  y atomización, pero me sospecho que las nuevas generaciones no buscarán  un nuevo flautista de Hamelin que los hipnotice y engañe, sino que buscarán  sintonizarse en la diversidad,  cual múltiples bandas de jazz, que sin directores de orquestas, están obligadas a escucharse para que emerja la melodía conjunta.

Melodía que estará muy alejada de cálculos pequeños sino que será rupturista y no violenta, alegremente convocante  y –sobre todo- EPICA;  su poesía incluirá  Asamblea Constituyente, renacionalización del cobre, educación y salud públicas, gratuitas y de calidad; pero fundamentalmente justicia y dignidad para el país y para los hijos e hijas que diariamente lo construyen con esfuerzo y honestidad.

Únete al Baile.

@efren_osorio