Andrew Higginbottom se ha especializado en política internacional y derechos humanos. A su juicio Gran Bretaña no es sólo una marioneta de Estados Unidos, sino que defiende al igual que en siglos anteriores sus intereses colonialistas. El analista explica la férrea defensa de Gran Bretaña de los TLC, sus inversiones mineras, que en Chile no hay redistribución de la riqueza y considera que “el supuesto éxito chileno es generar beneficios, pero no para la sociedad chilena”.

El Ciudadano conversó con el profesor titular de Política Internacional y Derechos Humanos en la Universidad de Kingston, Andrew Higginbottom, tuvo una infancia nómade en varios países de la Commonwealth, experiencia que le permitió darse cuenta de los efectos del colonialismo y el imperialismo inglés.

Aunque Atilio Boron, argumenta en el medio inglés The Guardian que Inglaterra no es más que una marioneta de la estrategia imperialista estadounidense, Higginbottom opina que Inglaterra no es mera marioneta de los Estados Unidos, sino que persigue intenciones tan parecidas como imperialistas.

Higginbottom, especialista de políticas internacionales y derechos humanos, complementa su trayectoria académica por años de compromiso y activismo político. Para Higginbottom el imperialismo no es sólo estadounidense. Destaca que las inversiones europeas en Latino América han sobrepasado en los últimos veinte años a las estadounidenses, promovidas sobre todo por políticos y diplomáticos británicos. El Reino Unido, en particular, tiene grandes inversiones en minería en la región andina.

Usted argumenta que los intereses corporativos son una amenaza a la soberanía ecuatoriana. ¿Cómo se materializó en el conflicto alrededor de la figura de Assange?

– Hay que pensar las políticas destinadas a Assange en el contexto de Londres: Londres como centro de grandes corporaciones internacionales, en particular del sector de minería y petróleo. Ellas tienen un interés masivo en Chile y la región andina. Mis investigaciones y conocimiento público demuestran que existe una división acentuada, relaciones muy diferenciadas con los regímenes económicos de Chile, Colombia y Perú, con los que tienen Tratados de Libre Comercio; respecto de  Venezuela y Bolivia, países que se oponen a los TLC.

El Reino Unido ha sido una fuerza principal pujando hacía los TLC, según el modelo de Chile. Políticos como Peter Mandelson quieren regímenes favorables a la inversión extranjera. Frente a eso, como Ecuador oscilaba, el gobierno británico se ha opuesto al ecuatoriano. La amenaza británica era real. Toda la retórica de que la democracia británica es superior era, en efecto, intimidación. Ecuador estaba totalmente justificado para actuar como finalmente actuó en el caso de Assange. En mi opinión, el conflicto fundamental no ha sido enfrentado todavía. Hay una nueva oleada fuerte de imperialismo económico.

¿Cómo se manifiesta este imperialismo económico para Chile?

– Chile siempre se presenta como un ejemplo fantástico, positivo, por parte de la prensa británica y autoridades como el Fondo Monetario Internacional. Aunque no puedo sino mencionar las realmente muy buenas tendencias, como el movimiento estudiantil, el análisis económico de Julián Alcayaga es muy interesante.

Cuando recurrimos a fuentes oficiales, como es la CEPAL, están todas las informaciones sobre la cantidad de las riquezas chilenas que escapan del país. La balanza de la renta de 2011 tenía un balance negativo extraordinario a nivel mundial de 14.000 millones de dólares. Es un enorme flujo de recursos chilenos hacía afuera y la principal razón porque allí Chile vale como ejemplo positivo.

Uno de los parámetros importantes para entender la inversión en Chile es el hecho de que, de los 17000 millones de dólares entrando en Chile como inversión (de los que el 70 por ciento se destina a la minería), casi el 80 por ciento (aquellos 14000 millones de dólares antes mencionados) vuelven a los inversores. Del PIB chileno del 2011, un 5.6 por ciento se perdió a corporaciones extranjeras.

¿Qué relación tiene esto con los TLC?

– Los tratados de libre comercio garantizan los beneficios crecientes. Es decir, según esta lógica, las cantidades de recursos chilenos que van al exterior deben incrementarse. En el caso de Chile, está amparado por el decreto DL600, decreto del 1974. El paraíso chileno para inversiones es legado de Pinochet. Luego de ese año, un 43 por ciento de inversiones extranjeras eran estadounidenses y canadienses; un 39 por ciento de Europa, principalmente de España y el Reino Unido. Quiero decir, cuando hablamos de una nueva oleada de imperialismo económico, no es sólo estadounidense, sino también europeo. El supuesto éxito chileno es generar beneficios, pero no para la sociedad chilena. Es especialmente interesante que el sistema tributario parece no hacer ninguna diferencia. No existe redistribución. Es decir, el modelo no sólo es extractivista, sino también polarizador.

UNA NUEVA GEOGRAFÍA DE EXPLOTACIÓN

¿Qué rol juega Gran Bretaña?

Cinco de las siete corporaciones mineras más grandes del mundo tienen su sede o su registro en Londres. Cuatro de ellas estaban antes en Sudáfrica. Es allí donde hicieron su capital, o sea, fueron beneficiadas con el apartheid, la super-explotación de trabajadores africanos durante más que cien años. Cuando terminó el apartheid, las sedes de estas corporaciones se cambiaron a Londres. Ahora hay una nueva geografía de explotación.

LA DISIDENCIA BRITÁNICA

¿Cómo protestan Ustedes?

Estamos activos en una red de mineros en Londres. Organizamos protestas cuando estas corporaciones tienen asambleas generales en Londres. Apoyamos a otros movimientos sociales en el mundo. Hacemos campaña para que el público británico entienda que el Reino Unido no es “the good guy” (el bueno). Nuestros gobiernos, con ínfimas diferencias entre los partidos, siempre han avalado intereses corporativos.

La comunidad latino americana aquí, ecuatorianos y latino americanos de la región andina en general, se han movilizado en apoyo a Assange y reivindicando la soberanía de Ecuador. Estábamos en la embajada cuando dio su discurso. Estamos preparándonos para el 12 de octubre, con el lema de “Hands off Latin America! (No toques a Latinoamérica!).

… y respecto a Pinochet

Cuando Garzón estaba preparando la indicción de Pinochet, la comunidad chilena de Londres redactó una carta que yo traduje. Organizamos el “piquete de Londres”, haciendo campaña para la detención de Pinochet acá en Londres. Finalmente, el gobierno de Blair le dejó irse. Fue un acto vergonzoso.

Gwendolen Pare