“Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos”, señaló el jurista, escritor y político Romano,  Marco Tulio Cicerón. Dos mil años después,  parece que tal carácter se ha perdido

«No hay mucho que decir ni mucho que hacer a quiénes están en el taco», señaló el sábado recién pasado, el Ministro de Obras Públicas, en medio de los reclamos de miles de automovilistas que exigían se levantaran las barreras del peaje de Angosturas, que provocó retardos de hasta 4 horas.

En simultáneo, en el aeropuerto de Pudahuel se vivía otro gran caos por la sobreventa de pasajes. Cientos de pasajeros tuvieron que esperar horas y días para poder viajar, producto del elegantemente llamado overbooking, que no es otra cosa que vender dos o tres veces el mismo asiento del vuelo.

Pero lo más curioso del overbooking es que está permitido por la ley. Sí, aunque ud. no lo crea, la ley permite que la aerolínea venda dos o más veces su asiento. El Decreto Supremo 113 del Ministerio de Obras Públicas, firmado por el Presidente “Socialista” Ricardo Lagos,  señala que: “en caso de producirse la denegación del servicio, la aerolínea estará obligada al reembolso  del importe pagado (era que no) y a embarcar al pasajero en el primer vuelo disponible”,  señalando que en este caso le debe proporcionar acceso a teléfono, transporte y alojamiento, entre otras cosas. Nada dice tal decreto de indemnización, multa o sanción a la línea aérea, salvo que el ciudadano «podrá recurrir a los tribunales de justicia» (era que no).

Más de algún socialista saldrá en defensa de Lagos, diciendo que tal situación ocurre en todo el mundo. Lo cual es cierto, pero en otros países está reglamentado en qué casos, hasta qué límites se pueden sobrevender los vuelos y -lo más importante- las indemnizaciones a pagar al pasajero afectado.

El año 2007  el Senado intentó precisar indemnizaciones. Pero en la discusión de la ley, y luego de escuchar a los representantes de las Líneas Aéreas oponiéndose a tal normativa, el proyecto fue archivado. Habría que pedirle explicaciones a los Senadores, compañeros Camilo Escalona, Juan Pablo Letelier y José Antonio Gómez de tal situación.

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Todos sabemos que si nos atrasamos 5 minutos, o incluso, si deseamos devolver los pasajes con anticipación, obtenemos como respuesta una negativa o, a lo sumo, nos obligan a pagar una fuerte multa. Pero cuando el problema es de la Línea Aérea, la ley la ampara y la protege.

Volviendo al peaje de Angosturas, el actual diputado Juan Carlos Latorre señaló que «el Ministerio de Obras Públicas estaba facultado para levantar las barreras en casos de gran congestión». Pero luego de leer las Bases de Licitación y el Reglamento de la Autopista del Maipo,  concluyo que el diputado falta a la verdad: NO existe  cláusula alguna que permita levantar las barreras en caso de congestión.

Lo único que dicen tales cuerpos reglamentarios es que “en caso de producirse un tiempo de espera de más de 5 minutos durante dos horas dentro de un mismo mes, tal como señalan las Bases de la Licitación”, el usuario tendrá derecho a realizar un reclamo en el libro de reclamos. Pero al leer las Bases mencionadas, tal tiempo de espera está especificado por una compleja ecuación, que en términos simples, significaría que el usuario debería demostrar que durante dos horas, el promedio de espera de TODAS las ventanillas del peaje fue superior a 5 minutos, durante dos veces en el mes, para recién tener derecho a reclamar!!!,  sin precisar multa o indemnización alguna.

Pero donde sí es muy clara la ley, es cuando señala que en caso de no pago del tag las multas serán de hasta 20 veces la deuda. O sea, si nos atrasamos en pagar $25.000 de tags, la multa que deberemos pagar será de MEDIO MILLÓN de pesos.

Es decir, lo sucedido en el Aeropuerto y en Angosturas, demuestra que la angostura de la ley siempre perjudica al ciudadano,  mientras que la anchura siempre favorece a las empresas.

Mucho se ha especulado con la vuelta de vacaciones y que el taco podría repetirse. Pero la verdad es que a diferencia de la partida, la vuelta será escalonada, algunos volverán el martes,  el miércoles y otros tantos el sábado y el domingo. Y eso lo sabe el Ministro, y por eso – a diferencia del inicio del feriado que casi estuvo oculto- ahora desplegará una fuerte presencia mediática pues sabe que no habrá gran congestión. Pero el problema estructural persistirá, y las concesionarias y líneas áreas seguirán abusando de los ciudadanos, amparándose en leyes que las respaldan.

Ahora bien, esto no es casualidad,  tiene responsables muy definidos, en el caso del Aeropuerto y Autopistas, toda la normativa fue impulsada por la Concertación y aprobada con aplausos por la Derecha.

Y el Ministro de Obras Públicas, el eterno sonriente, Laurence Golborne, no puede decir que no es posible hacer nada: tanto las Autopistas como el Aeropuerto dependen de su Ministerio, y él perfectamente podría impulsar los cambios legales correspondientes, si es que le importaran los ciudadanos. Pero cuando se ha sido gerente de Esso, Chilgener o Jumbo, lo más probable que lo único que le importe sean las opiniones de sus jefes, es decir, las grandes empresas, quiénes le financiarán su eventual candidatura presidencial.

Pobre Cicerón… nunca imaginó el retroceso que tendría el Derecho dos mil años después.