*»Esto parece un sueño, y que esté pasando…»*, comentó una Humanista presente en el lugar.

El tono y el trato entre la gente fue el reflejo de lo que venimos viendo en todos los lugares: una organización se fue construyendo con el cuidado siempre de no discriminar y horizontalizar, sin conflictos. Lo que podemos ya llamar una señal de los nuevos tiempos, donde la dirección es la no manipulación y no liderazgos de personajes.

Como la lluvia llegó de modo torrencial, la acampada hubo de ser trasladada al Edificio Capanema, a 200 metros de ahí, donde se conformaron los grupos de trabajo que se extendieron hasta las 21,00 horas, con la decisión de Tomar la Plaza a partir del día 22 de octubre próximo y de forma permanente.

No había micrófono y la gente repetía las palabras de quien hablaba para que todos escuchasen. En un momento tomó la palabra un hombre que vive en la calle y e hizo su relato vital, con sus palabras simples, testimoniando de cómo el sistema lo maltrataba y también lo que él tenia que vivir. Todos los presentes hicieron silencio y escucharon atentamente y sentidamente hasta que el concluyera. Se podía ver en los ojos de la gente esa esperanza que no necesita de palabras.

La síntesis es – como todos describen desde distintas plazas del mundo – que algo nuevo se está gestando y eso comienza en gente de todas las edades, desde los 15 hasta los 70 años.