La vasta República de Zambia tiene escasos 12 millones de habitantes y es un país pobre. Industrialmente subdesarrollado, es proveedor de materias primas, como la mayoría de países africanos. Este bajo desarrollo los obliga a tener que ceder la explotación minera a empresas extranjeras, se trata fundamentalmente de cobre y cobalto.

Esa extracción que llevaba adelante el gobierno británico fue una de las luchas de emancipación que enarboló Kenneth Kaunda para sostener la lucha contra la segregación racial. Rhodesia, al igual que Sudáfrica y Botswana (actualmente Zimbabwe) eran países del Apartheid. Donde las personas de raza negra no tenían derecho a la escolarización ni al voto y vivían en la semiesclavitud o la esclavitud plena. A fines de los años 50 Kaunda comenzó a abogar por la restitución de los derechos de la raza negra.

Hijo de un pastor, tuvo la oportunidad de ir a la escuela. Fue llamado el “Gandhi africano” por llevar la lucha por la descolonización a través de la vía no-violenta. Ya en los años 60 fundó el UNIP que participó en las primeras elecciones realizadas en Rhodesia del Norte, ya escindida de la Federación del África Central, creada por el poder blanco en la región (un pírrico 1 % de la población).

En 1964 Kenneth Kaunda fue declarado primer presidente de Rhodesia del Norte, creando un gobierno de tendencia marxista. Nacionaliza los trenes y los yacimientos mineros. Con un régimen de partido único intentó dar representación a las 70 etnias que habitan el suelo zambiano. El país fue víctima de poderosos boicots de las naciones coloniales y tuvo serias dificultades para desarrollar las granjas colectivas, la adaptación de la explotación agrícola sin explotación humana fue ardua y azarosa. Sin embargo los niveles de escolarización tuvieron un enorme aumento.

Tras la ruptura del régimen de partido único y la llegada al poder del sindicalista Chiluba la república tomó un cambio de rumbo que ha permitido la privatización de los recursos naturales y el arribo masivo de las multinacionales.

Entre ellas aterrizó la compañía suiza Glencore, para enriquecerse de manera escandalosa con la extracción del cobre. En mayo pasado, la minera hizo su entrada en la Bolsa de Londres, lo cual ha despertado un áspero y silenciado debate. ¿Una empresa infringiendo las reglas básicas del estado de derecho puede cotizar en Bolsa?

El exbanquero y actual presidente de Transparency International France Daniel Lebègue nos explica la actualidad de la empresa suiza: “Para entrar en Bolsa la empresa necesita del apoyo de varios bancos entre ellos el BNP Paribas. De hecho cuando Glencore quiso entrar en la Bolsa de Paris varios banqueros impidieron su entrada. Es una empresa acusada de evasión fiscal, de estafa al Estado y de provocar un deterioro medioambiental y social elevado. Como miembro de TI debo decir que no somos favorables a su entrada en Bolsa ni a la venta de acciones hasta que no se efectúe una investigación seria al respecto”.

Sobre la evasión fiscal a gran escala nos comenta lo siguiente: “Es una práctica habitual de la mayor parte de las multinacionales del sector energético (petróleo, gas) y también de la extracción minera. En los países del Sur pagan sumas irrisorias, en el mejor de los casos y luego sus bases imponibles en sus países de origen también son muy bajas. En 2007, el Congreso de los Estados Unidos evaluó en 100 mil millones la pérdida anual para el Tesoro norteamericano por las manipulaciones de evasión llevadas a cabo por estas empresas. Los Estados Unidos han dado la posibilidad a sus empresas de beneficiarse de los paraísos fiscales e incluso han dotado a las mismas de impuestos mucho más bajos que a los otros sectores empresariales. De hecho, los gobiernos republicanos tenían lazos muy estrechos con estas corporaciones”.

No sólo las empresas americanas cometen este desfalco: “Esto ha llevado a que ante la presión de las empresas autóctonas muchos otros países han tomado las mismas políticas para favorecer la competitividad global de sus compatriotas. Aquí en Francia Total o Lafarge no pagan periódicamente sus impuestos a las sociedades. En Alemania calculan en 30 mil millones las pérdidas del estado por estas prácticas”.

Las principales víctimas son los países de donde se extraen los recursos naturales: “Si nos situamos en el punto de vista de los países del denominado Tercer Mundo, el conjunto de estas naciones reciben ayudas por unos 150 mil millones de euros al año, sus pérdidas, en el mismo periodo, pueden alcanzar los 450 mil millones. Por lo tanto el daño para estos países es enorme”.
¿Y cómo producen las estafas? “El ejemplo de Glencore en Zambia es emblemático. Las 5 ONG que han hecho la denuncia ante la OCDE lo explican así: la filial de Glencore, la Mopani Copper Mine, habría evadido 550 millones de dólares al Estado zambiano entre el 2005 y el 2008, manipulando los precios de la transferencia. Es decir, La Mopani Copper Mine vende una parte sustancial de su producción de cobre a un precio inferior al del Mercado a su casa matriz en Suiza, que luego la revenderá al precio adecuado. De este modo Glencore no obtiene ningún beneficio imponible en Zambia y prácticamente tampoco en Suiza, ya que su sede se encuentra en el cantón de Zoug, reputado paraíso fiscal”.

Glencore también fue acusada de haber pagado comisiones ocultas a Saddam Hussein, en el caso “Petróleo contra comida” y junto a la empresa Xstrata (que pertenece parcialmente a Glencore) se les acusa de haber arrasado pueblos enteros en las minas de carbón de Cerrejón, en Colombia, con la complicidad de las autoridades y del ejército. Asimismo estas dos empresas son señaladas por el sindicato minero por corrupción y violación de los Derechos Humanos. También forman parte del escándalo de los indios Wayùu, que fueron expulsados de sus territorios ancestrales, hecho efectuado, en parte, por una unidad militar que vigila las instalaciones de Glencore.

Así se expone a la empresa en Wikipedia: Glencore International AG, con sede en Suiza, se considera la principal empresa privada dedicada a la compraventa y producción de materias primas y alimentos del mundo. En el año 2010 su facturación fue de 145.000 millones de dólares, un 36% más que en 2009, y el beneficio neto mejoró un 41% situándose en 3.800 millones. Glencore cuenta con 54.800 empleados y tiene activos en 30 países. Su tasación previa a su salida a bolsa el 24 de mayo de 2011 fue de 22.820 millones de dólares (15.727 millones de euros).

Glencore controla el 50 por ciento del mercado mundial de cobre, el 60 % de zinc, el 38 % de alúmina, el 28 % de carbón para centrales térmicas, el 45 % de plomo.

En alimentos básicos controla casi el 10 % de trigo del mundo, cerca del 25% del mercado mundial de cebada, girasol y colza. Glencore posee cerca de 300.000 hectáreas de tierras de cultivo siendo uno de los mayores productores del mundo de grano.