La presidenta Dilma Rouseff pidió al ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, que ordenara a la Policía Federal una investigación del asesinato de la pareja.
El ataque que sufrieron en Pará deja en evidencia la feroz lucha por la Amazonia y tuvo lugar unas pocas horas antes de que la Cámara de Diputados del Brasil aprobara una polémica reforma legal que acelerará la devastación de la selva amazónica.
*»Hoy estoy hablando ante ustedes, pero en un mes podrían recibir noticias de mi desaparición»*, había afirmado Ribeiro da Silva en un foro internacional en la ciudad de Manaus en noviembre recién pasado.
*»Defenderé el bosque cueste lo que cueste. Y por eso puedo recibir una bala en la frente en cualquier momento, por mis denuncias contra los madereros. La gente me pregunta si tengo miedo. Sí, soy un ser humano, pero mi miedo no me silencia. Mientras tenga fuerzas para caminar denunciaré a los que destruyen el bosque»*, agregó el ecologista.
Ribeira da Silva y su esposa vivían en el Proyecto Agroextractivista (Paex) Praialta Piranheira, una reserva de más de 20.000 hectáreas en la que residen cerca de 500 familias, situada en la localidad de Nova Ipuxina, en el norte de Pará. En las reservas Paex está permitida la explotación sustentable de nueces, frutos y caucho, pero no la tala de árboles.
Ribeiro da Silva y su esposa eran dirigentes del Consejo Nacional de Poblaciones Extractivistas de Pará, una organización no gubernamental fundada por Francisco *»Chico»* Mendes, el recolector de caucho y líder ecologista asesinado por ganaderos en 1988.
Ribeiro da Silva había advertido el año pasado que corría el riesgo de seguir la suerte de Mendes y de Dorothy Stang, la misionera estadounidense asesinada en Pará en 2005 por defender a campesinos sin tierra.
El estado de Pará tiene yacimientos de hierro utilizado en la producción de acero. El problema hoy en día no es tanto la tala ilegal de maderas nobles que prácticamente se han acabado, sino la tala del bosque que queda, degradado, para la producción de carbón vegetal para la industria siderúrgica.
Justamente este martes la Cámara de Diputados de Brasil aprobó un polémico proyecto de ley para disminuir las áreas protegidas de bosque y extender las tierras cultivables.
El llamado Código Forestal, impulsado por la industria agropecuaria, y rechazado rotundamente por ecologistas, propone cambios a la normativa actual, según la cual los establecimientos en la Amazonia deben mantener un 80% de cobertura forestal (La exigencia en otras partes del país es de 20%).
La iniciativa contempla que los pequeños agricultores estén exentos de la regla del 80%. Los detractores de la reforma aseguran que los grandes establecimientos podrían aprovecharse de esta norma para violar las prohibiciones de tala, simplemente dividiendo en el papel sus terrenos, colocando parte de los mismos, por ejemplo, a nombre de parientes.
El proyecto propone además reducir la franja de tierra que debe mantenerse intacta en la ribera de ríos y cursos de agua de 30 metros a 15 metros. También concede una amnistía para los productores que talaron ilegalmente bosque en sus tierras antes de 2008.