No solamente Luiz Inácio Lula da Silva cuestiona las intenciones del nuevo Tratado START sobre desarme nuclear firmado recientemente por los Presidentes de los Estados Unidos y de Rusia, sino que sostiene que pedirá «explicaciones de su significado» a Obama, cuando se reuna con él porque considera insignificante el compromiso de reducir el número de ojivas nucleares a 1.550 cada uno.

Además Brasil, que cuenta con un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, se opone a la imposición de más sanciones a Irán, que resulta sospechosa para otras naciones de intentar dotarse de la bomba atómica.

*»No se puede partir del prejuicio de que Ahmadineyad es un terrorista al que es preciso aislar. Tenemos que negociar. Quiero conversar con él de estos temas hasta el último minuto»*, declaró Lula, sobre el caso nuclear de la República Islámica, que está determinada a desarrollar su programa de enriquecimiento del uranio pese a la oposición de las potencias occidentales.

*»Es preciso que los iraníes sepan que pueden enriquecer su uranio para aplicarlo a fines pacíficos y que los demás tengamos la tranquilidad de que es sólo para dichos usos pacíficos»*, declaró el Presidente brasilero.

*»La única límitante a la posición de Brasil es el respeto a las resoluciones de Naciones Unidas, que mi país cumplirá»*, señaló sin embargo.

Pakistán *»tiene la bomba atómica, Israel también. Es comprensible que quien se siente presionado por esa situación pueda pensar en crear la suya. No tenemos derecho a poner a nadie contra la pared, a practicar la táctica del todo o nada»*, declaró Lula.

Washington por su parte ha ya anunciado una nueva doctrina nuclear que identifica a Irán y a Corea del Norte como países susceptibles de ser blanco de un ataque estadounidense.