Ernesto H. De Casas

En su bitácora anota:
Hola, el día de ayer (2 de Agosto 2011) fue intenso. Comparto con vosotros.

Se recibe la convocatoria a Sol.
Somos interceptados por la policía al inicio de calle Montera con Jacinto Benavente (es decir, calles
que desembocan en la plaza de Sol) por tener el «perfil» de los transeúntes a los que tenían orden
de «identificar».

Se reaviva el Movimiento de protesta 15-M y lleva a 5.000 indignados a manifestarse por el el
centro de Madrid que dispone de un doble cordón policial en toda la Puerta del Sol. Las autoridades
nacionales y locales acordaron, finalmente, el desalojo de Sol y el Paseo del Prado este 3 de agosto.
Los manifestantes entonces se concentran en la cercana Plaza Mayor.

La protesta de indignación cruza el Mediterráneo y llega a Israel.
Jóvenes de varias ciudades del país han tomado las calles de Tel
Aviv, Beersheva, Jerusalén o Kfar Saba. Protestan por el coste de vida – los
precios de la vivienda, de la gasolina y los productos básicos -. Se inspiran,
dicen, en las revueltas de sus vecinos árabes y en las protestas españolas o
griegas.

La policía aduce que “nosotros somos los indignados…” La noticia no deja de llamar la atención, pues la policía, al hacer actuaciones en acampadas, protestas, desahucios y demás aduce, mediante su Comité Regional de Madrid de la Unión Federal de Policía (UFP) que son los agentes del Cuerpo Nacional de Policía los que «ahora» se sienten realmente «indignados».

La Puerta del Sol volvió a indignarse, dicen los medios, y resaltan “más de 35.700
participantes en la marcha popular del Movimiento 15-M,” siendo muchos los llegaron
a pie en seis columnas y más de 30 autobuses, regresando así al kilómetro cero de
Madrid para exigir reformas políticas, económicas y sociales. ¿Los escucharan? Esa es
la cuestión.

Se ha hecho la manifestación prevista desde Atocha a Sol, unas 35.000 personas o más, según quien cuente; las columnas avanzando por las avenidas con carteles con lemas, impresionante, la marea humana avanza; han hecho un alto frente al Congreso presentando sus críticas, como en días anteriores en la Moncloa, residencia del Presidente de Gobierno, a cantar
sus reivindicaciones

Los caminantes indignados han terminado de recorrer los últimos kilómetros de marcha hacia la Puerta del Sol que algunos empezaron hace treinta y cuatro días. En Sol, el destino final, habían ya centenares de personas antes incluso de que llegara ninguna de las seis rutas principales al centro de la ciudad de Madrid.

En medio de numerosas publicaciones de diversas expresiones, como la aparición del texto Reacciona, o las menciones de políticos destacados diciendo que se ‘debe atender al movimiento de indignados’ y la próxima aparición del primer estudio sociológico del movimiento 15.M, los caminantes siguen avanzando hacia la capital.

Varios son los hechos del fenómeno de protestas de «indignados» que se destacan estos días.
Por un lado están las encuestas: el periódico el País (26/06/2011) menciona que el
Movimiento 15-M mantiene su apoyo ciudadano, el 71 por ciento de los encuestados asegura que
es un movimiento pacífico y solo el 17 por ciento lo ve como radical.

Hoy se pone en marcha el movimiento de protesta que se diversifica en marchas hacia la capital, paralizar desahucios, asambleas barriales, manifestaciones frente al Congreso.
Desde la célebre acampada del 15 mayo, se pasa a estas formas con diversas características, porque si bien la mayoría no tiene consecuencias inmediatas, la parálisis de actos de desahucios si las tiene.