La modernidad se concibe desde el siglo XVIII con la revolución industrial, la ilustración, los enciclopedistas, la guía del pensamiento humano a raíz de la razón, el nacimiento del método científico por Bacon, pilares filosóficos de Descartes y apertura de los mercados comerciales que traspasan las fronteras de los países.
Por: Lucas Z. Granda*
Acompañado de un proceso de reducción del imaginario mágico religioso para entender los fenómenos naturales, como la lluvia o los truenos, ya se tenía una explicación lógica y coherente con las evidencias que se demostraban a la opinión pública, dando a la humanidad por consecuencia un análisis crítico de nuestros entornos en un estado de efervescencia creciente, pero el tiempo no acompañó que se profundicen los debates en los sentidos comunes, solo en entornos académicos, y con cortes coloniales desde las repúblicas del norte del globo terráqueo.
La modernidad es un cambio de época, pero no es un cambio cultural en sí mismo, son características propias de cada territorio según las percepciones de sus poblaciones al llegar bienes o servicios a cada localidad, sin considerar el corte transversal de las culturas y sus comportamientos a la llegada de la radio, televisión, internet, entre otros. La modernidad no subsume de responsabilidad a los Estados, para atender la precariedad de vida de cada ser humano que vive en zonas urbanas, y aún más en zonas rurales.
Por consiguiente, no podemos leer la modernidad solo con la variable tiempo, se evidencia que la posmodernidad y el estructural-funcionalismo plantean el relativismo de las instituciones y todo conocimiento que en algún momento se evidenció como verdad. Pero solo se está analizando el cambio de época desde la temporalidad de nuestros puntos de vista, siendo capturados por un neocolonialismo académico elitista y conservador al no tocar los problemas de fondo, como es la cultura, el papel del Estado, nuestros modelos económicos extractivistas dentro del sistema capitalista y los sistemas de gobernabilidad ortodoxos de dependencia que aspiran a reformas constitucionales y políticas, como también nuevos contratos sociales.
Gran martillo es el aceleramiento tecnológico, recayendo en una base de fortalecimiento del sistema educativo para el cambio de matriz energética productiva y un sistema de salud fuerte en el primer nivel de atención, va a conllevar un crecimiento cuantitativo en mejorar los ingresos económicos de los hogares, y el salto cualitativo en el consumo del arte y la participación ciudadana. Allí se podría evaluar algunos indicadores de modernidad dentro de nuestros localismos.
(*) Sociólogo. Magister en gestión pública, académico y activista. Especialista en conflictos sociales, gestión pública y ordenamiento territorial e investigador social en la macrorregión sur del Perú.













