Continentes y Contenidos entrevistó a Stalin Herrera, sociólogo, miembro del Instituto de Estudios Ecuatorianos.
SH: Es una coyuntura muy difícil, yo sigo pensando cómo es posible que Daniel Noboa haya llegado a ser candidato a esta elección, sobre todo porque es un candidato que no tiene nada que mostrar. En apenas un año de su gobierno, el país está en una crisis extremadamente compleja, que no solamente tiene que ver con la crisis económica sino con el avance de unos intereses, de economías ilegales vinculadas al narcotráfico que son muy difíciles de contener y que en los últimos años vienen mostrando que han penetrado al Estado y tienen vínculos cercanos con las élites.
Esta semana salieron varias denuncias que mostraban que las empresas vinculadas al presidente Noboa tienen vínculos con casos de narcotráfico. Hay que recordar que el presidente Noboa es hijo de una de las fortunas más importantes del país, un gran consorcio empresarial que es el principal exportador de banano, que controla la producción, la circulación, las cajas, las importaciones, digamos, controlan casi toda la cadena, digamos, de producción del banano y controlan los puertos.
En el marco de la crisis, en el marco de la violencia, vemos élites políticas y económicas agarradas del Estado haciendo sus negocios y vinculadas directamente con estas redes o estas economías ilegales. Y eso es grave porque es una nueva dinámica, un nuevo carácter, una nueva perspectiva de las élites en los que el Estado estorba, el control estorba.Y si te estorba el Estado y si te estorba el control, pues, te estorba la sociedad, por decirlo de alguna forma.
CC: ¿Cuál es la percepción generalizada de, digamos, del ecuatoriano y ecuatoriana promedio sobre lo que estás comentando? ¿Cómo es posible que con todo eso tengas a Noboa de candidato a presidente?
SH: Es posible porque es el resultado de una alianza entre el poder económico, sus medios de comunicación y el conjunto de élites e instrumentos y dispositivos que tiene para la construcción de sociedad. Cuando pensamos en una élite económica y, digamos, en un consorcio económico que tiene 140 empresas y que tiene vínculos internacionales y que controla, toda la cadena del banano, hablamos del control de 250 mil trabajadores y sus empresas conexas. Además, controla un banco, el Banco del Litoral, en la costa.
Las vías de importación, los canales de comunicación, es decir, todos esos dispositivos están al servicio de su candidatura. La estrategia de Noboa ha logrado invalidar todos estos argumentos que estamos planteando y, sobre todo, utilizar la justicia, utilizar el Tribunal Supremo Electoral, utilizar el Consejo Nacional Electoral para contener las demandas y contener las denuncias. Así llegamos a esta segunda vuelta en la que, además, hay muy pocos votos que “rasgar”.
En la primera vuelta, entre Luisa y Novoa, juntaron cerca del 90% de los votos. O sea, el ecuatoriano está interesado en participar, en dilucidar este quiebre, digamos, social que se está viviendo.
CC: Cuéntanos entonces de Luisa González, de la candidata que viene a disputar nuevamente contra Noboa la presidencia.
Luisa González ha logrado superar el techo electoral que tenía el correísmo, o que viene acumulando el correísmo desde el 2014. Ha logrado sumar voluntadesatrás de su candidatura y, a diferencia de las elecciones anteriores, ha logrado comunicar y establecer una distancia respecto a Noboa y respecto a los otros actores. Me parece que lo más relevante de este último periodo fue la alianza de las izquierdas que logró con PachacutiK, algo inédito desde desde el 2009-
En ese marco, promete un gobierno que al menos se plantea la recomposición del Estado y de sus instituciones. Un mínimo de estado de bienestar, diríamos, es lo que reclama la gente. Pero más allá de eso, al menos del compromiso que firmó con las izquierdas, logra situar en la discusión tres grandes demandas de los movimientos sociales.
La primera, que tiene que ver un respeto a las consultas populares que se hicieron hace poco. Una en torno a la minería en el Chocó Andino y otra en torno al petróleo en el Yasuní. Es un compromiso fundamental, sobre todo porque han sido dos acciones de enorme belleza, de enorme creatividad, de enorme interés, digamos, de este movimiento ecologista, social, que logró poner en debate el tema de la sociedad y ganó el escenario.
La segunda, ponerle un coto a la expansión de la frontera extractiva a través de la revisión de las concesiones mineras, tema muy importante, sobre todo para muchos sectores que vienen resistiendo y denunciando estos problemas desde antes del correísmo y que, digamos, es necesario construir una relación de justicia mínima con estos sectores.Y, finalmente, respetar la consulta previa, libre e informada frente a los temas extractivos.
A mí me parece que esos tres puntos abren una discusión, abren una cancha, abren la posibilidad de una relación distinta con el correísmo. El resto de puntos tienen que ver con la posibilidad de construir y reconstruir un estado de bienestar, salud, educación, relaciones laborales, entre otras y son parte de las coincidencias que hay en el conjunto de las izquierdas en la sociedad. Y me parece que ese es un paso fundamental. Ahora, la pregunta es si es suficiente para ganar las elecciones.
Y ahí estamos respirando. Porque si bien las últimas encuestas y las mejores encuestas le dan a Luisa una diferencia entre 6 y 8 puntos, que es bastante y es importante en esta coyuntura, porque te da un rango de diferencia suficientemente amplio para evitar los fraudes, ¿no? Yo no sé si sea suficiente. Siento que la Revolución Ciudadana y Luisa a la cabeza no han logrado movilizar la conciencia de la sociedad.
CC: ¿Podría leerse esas encuestas también como una manera de hacer que la gente se confíe, se desmovilice?
SH: No, no creo. Creo que la polarización entre correísmo y anticorreísmo ha sido aprovechada por ambos sectores. Los votos fieles están movilizados y están construyendo. Pero eso tiene un techo y creo que el techo llegó en la primera vuelta. El problema es de dónde rascamos los votos que faltan para ganar la elección.
En estas últimas semanas la campaña ha ido mejorando. Me parece que Noboa ha cometido más errores que Luisa y eso le ha restado votos. Pero estamos hablando de una de las fortunas más importantes del país, que tiene un vínculo muy fuerte con los medios de comunicación.
CC: Quizás esté faltando eso, algún ganchito más, algo que logre entusiasmar del lado de Luisa. Hay todo un problema con el feminismo, con las mujeres en general. Durante el correísmo hubo ahí rispideces muy marcadas que después el resto de gobiernos tampoco atendieron. ¿Cómo ves esa parte de los movimientos sociales de cara a esta elección? ¿Desentusiasma que sea una mujer la candidata?
SH: O sea, desentusiasma que sea una mujer conservadora. Porque una de las características del progresismo en el Ecuador es que es un progresismo conservador. Es un progresismo pro vida, es un progresismo en contra del aborto, mejor dicho. Progresismo clerical. Es un progresismo pro minería, es un progresismo pro agroindustria. Y es un progresismo que si uno mira, digamos, las cuentas, los datos, los trabajos de los economistas, si algo hizo bien es fortalecer la economía y los grupos económicos en el país.
Lo cual es muy contradictorio porque ahora son esos mismos grupos económicos que están tratando de proscribirlo y sacarle los ojos cual cuervos, digamos.
Entonces, si eso, digamos, hace que esta sociedad organizada, esta sociedad movilizada, estos movimientos sociales hacia la izquierda, no se encuentren con el correísmo y no se encuentren con la candidata. El esfuerzo enorme que hizo, digamos, que el acuerdo que lograron con el Pachacuti es bestial. Tal vez lo que la gente no sabe es que tiene un costo político enorme para los dirigentes.
Para dirigentes como Leonidas, para dirigentes como el Guillermo Churuchumbi que pusieron, digamos, el pecho sobre el tema. Hicieron un enorme esfuerzo por construir un consenso, porque no sea una decisión puramente personal disputar el anticorreísmo que está al interior de las organizaciones de izquierda, que está al interior de los movimientos sociales, que está al interior de los sectores populares. Y lograr abrir un debate distinto.
Es tratar de entender el nuevo carácter de las élites y la nueva dinámica a la que nos enfrentamos. Que es tan horrorosa que debemos cambiar las posiciones y tratar de contener eso para construir otras condiciones para la movilización. Digamos, parece sencillo, pero dentro de las organizaciones sociales, especialmente entre el movimiento indígena, donde hay enormes, digamos, razones para ser anticorreísta, lograr eso es un gran avance.
Y dependiendo de lo que ocurra en el Ecuador después del domingo, puede ser un costo político aún más grande todavía para los dirigentes. No terminé de entender lo que querías decir con ese costo de acuerdo a los resultados. En el caso que gane Novoa es clarísimo.
Vamos a ir a pelear, vamos a ir a resistir, vamos a ir a tratar de contener, digamos, el modelo. Con el temor real de que pongan las fuerzas militares, policiales y los paramilitares, porque ahora están tratando de traer a Prince acá para que resuelva el problema de la violencia grave. Eso es clarísimo.
Pero con Luisa, como hay una enorme desconfianza de los sectores sociales, organizados, especialmente el movimiento indígena, los trabajadores y el movimiento ecologista y el movimiento feminista, la firma te pone en un lugar complejo. Para unos es una ventaja porque aquí tienes los acuerdos, esto es lo que firmaste, ahora tienes que cumplir y nuestro trabajo es lograr que cumples. Para otros es un mecanismo decir, bueno, ¿quién va a cumplir esto? ¿Quién quiere incorporarse a mi gobierno? ¿Quién quiere estar aquí? ¿Cumplo, no cumplo? Es un espacio de negociación que después del 2000, digamos, después del domingo habrá que ver.
Y si el correísmo vuelve a su versión anterior, que es conservadora y prominería, entonces va a ser un costo para los dirigentes y para todos aquellos que promovimos la alianza de las izquierdas. La gente te va a decir, yo te dije, ahí está, no cumplieron, etcétera, etcétera.
Vamos a ver qué pasa el domingo, porque la discusión no es contra Noboa, sino que es la discusión frente a unas élites y a un programa neoliberal que no tiene ninguna apuesta por la sociedad, no hay proyecto para la sociedad. Entonces vamos a ver qué nos jugamos o qué logramos en las próximas elecciones.













