MAGESWARI SANGARALINGAM: Un camino de persistencia, dedicación y coraje

por Sherma E. Benosa

Mageswari Sangaralingam, o simplemente Mages para sus colegas y amigos, siempre ha estado cerca de la naturaleza. En su niñez en la campiña malaya, cada vez que ella y su hermano iban a la escuela, insistía en tomar el largo y sinuoso camino con árboles y vistas en vez de la corta y poco interesante carretera principal. Le encantaba abrazar los árboles; le encantaba la sensación de sus brazos alrededor del árbol. Era una niña muy tímida, no le gustaba entablar conversaciones y prefería la compañía de sus mascotas a la de los humanos.

«Quería ser veterinaria», dice.

Por desgracia, Mages no consiguió entrar en Medicina Veterinaria cuando fue a la universidad. Pero en lugar de cambiar a la carrera de sus sueños cuando pudo, optó por terminar la licenciatura en Desarrollo Humano. «No quería pasarme unos años más en la universidad», dice.

Esa decisión resultó ser crucial. Alejó a Mages de su sueño infantil, pero la llevó a convertirse en lo que es ahora: una ecologista en primera línea defendiendo a las comunidades y protegiendo el medio ambiente, tanto en el ámbito local como en los espacios políticos nacionales y mundiales.

EL ARDUO CAMINO

Mages es una mujer multitareas. Si no está apoyando a sus colegas de la Asociación de Consumidores de Penang (CAP) en sus programas locales, está redactando o traduciendo comunicados de prensa, hablando con los medios de comunicación sobre sus campañas u otros temas relevantes, investigando, coordinando campañas o programas locales o nacionales, o uniéndose a otros ecologistas de otros países para impulsar reformas políticas o hacer planificación estratégica.

El cargo oficial de Mages en la CAP es el de Encargada de Investigación, pero también es responsable de impulsar campañas, gerente de proyectos y persona de enlace de algunas de las organizaciones y redes internacionales a las que está afiliado la CAP, como la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN) y la Alianza Mundial para Alternativas a la Incineración (GAIA). También es miembro de la junta directiva de Amigos de la Tierra Malasia.

Desde que se incorporó a la CAP en 1992 como recién licenciada, Mages ha participado en campañas y programas clave de la organización. Como investigadora, ha llevado a cabo estudios y elaborado materiales sobre diversos temas, como la gestión de recursos y residuos, la agricultura, el agua, las sustancias tóxicas y la pobreza. Como activista, ha facilitado la movilización y participación de la comunidad en cuestiones medioambientales y en la defensa de sus derechos en esta materia. También ha hecho campaña por la eliminación progresiva o la prohibición del plástico de un solo uso y de sustancias peligrosas (por ejemplo, amianto, mercurio, pesticidas y flúor en el agua) y de tecnologías y sistemas problemáticos (por ejemplo, acuicultura industrial, incineración, energía nuclear e ingeniería genética).

Las diversas funciones de Mages la han llevado a distintas partes del país para sus investigaciones o su compromiso con la comunidad, y a espacios políticos internacionales para llevar a la escena mundial las realidades de base de su país, de las que tiene un profundo conocimiento.

Sus funciones también la han colocado en una posición especial para «parir» una red y un movimiento, ambos mundiales. En 2000, se unió a decenas de activistas medioambientales de varios países que se reunieron en Bangkok (Tailandia) para organizarse en una red de organizaciones no gubernamentales (ONG) que hacían campaña contra la incineración y otras tecnologías térmicas de gestión de residuos. La red, que entonces se llamaba Waste Not Asia, es lo que ahora es GAIA. En 2015, volvió a formar parte de las más de 60 personas -muchas de ellas representantes de organizaciones miembros de GAIA- que se reunieron en Tagaytay (Filipinas) para dar vida al movimiento Break Free From Plastic (BFFP).

Una de las campañas mundiales más recientes en las que ha participado Mages es la del comercio de residuos. Junto con otros miembros de BFFP y GAIA, se ha manifestado en contra de la práctica de los países más ricos de enviar sus residuos plásticos a países más pobres como Malasia, Tailandia y Filipinas, con la excusa del reciclaje. La suya ha sido una de las muchas voces asiáticas que han dicho a los países del Norte Global: «Asia no es vuestro vertedero».

ÉXITOS Y DECEPCIONES 

En sus 30 años como ecologista, Mages ha formado parte de campañas notables en las que ha habido éxitos y decepciones. Piensa que las tres últimas décadas han sido buenas, pero también admite que ha habido momentos en los que se ha sentido cansada y decepcionada.

«Cuando estamos luchando y luchando, por ejemplo contra la incineración, y luego surge otra cosa, a veces siento que quiero rendirme», dijo. «Pero entonces llega una llamada de la comunidad y pienso: ‘No, no puedo desatender su petición’. … Siempre hay una voz que me dice: ‘Aún no has logrado tu objetivo, no puedes dejarlo’. Y también hay vidas y medios de subsistencia en juego; no puedo desatenderlos», afirmó.

«Los contratiempos son habituales en las campañas», añadió. «Hay que entender que parte del trabajo toma años. A veces, [con] una sola carta al director o una carta a la autoridad, el proyecto [problemático] se archiva. Eso ha ocurrido. Pero a menudo hacen falta años de presiones constantes [para siquiera retrasar un proyecto]».

A pesar de las decepciones, Mages reconoce que también han recorrido un largo camino. Cuando ella empezó en la CAP, había muchos proyectos de desarrollo destructivos que estaban siendo planeados y propuestos por su gobierno. Al mismo tiempo, a escala regional, se planeaban y proponían muchas incineradoras en Asia, una de las razones por las que nació GAIA.

«A través de GAIA, conseguimos que se desecharan esos planes. Por ejemplo, en Malasia, una incineradora a gran escala propuesta en Kampung Bohol, Puchong, fue archivada en 2002. Luego presentaron otra propuesta en Kampung Broga, Semenyih, que volvió a archivarse. Hace sólo 10 años, hubo otra propuesta en Kepong, que no se ha materializado», explicó.

Con el tiempo, cambiaron su estrategia de campaña, pasando de oponerse simplemente a las incineraciones a proponer soluciones: Basura Cero.

«Mucho antes de que el concepto de Basura Cero se generalizara, ya empezamos a hablar de ello con nuestro gobierno local, aprendiendo de GAIA. Pero se rieron de nosotros, diciendo que no se podía hacer, que era imposible», cuenta Mages. Sin dejarse intimidar, la CAP puso en marcha iniciativas comunitarias de Basura Cero y lanzó programas que hacían hincapié en el consumo sostenible y la vida consciente. «Ahora me alegro de que parte de nuestro lenguaje de la década de 2000 se haya incorporado al plan gubernamental, y de que algunos gobiernos locales apliquen ahora los principios de Basura Cero», afirmó.

Pero éxitos como éste, que implican cambios en la narrativa, no suceden de la noche a la mañana. El concepto de Basura Cero, por ejemplo, tardó más de una década en generalizarse, e incluso ahora queda mucho trabajo por hacer, esta vez para garantizar que el concepto no se coopte.

«Por eso tenemos que ser persistentes», dijo Mages, y añadió que, cuando se trata de persistencia, se puede contar con las mujeres. «Una cosa que siempre decimos es que hay que trabajar con las mujeres porque son persistentes. Quieren cuidar de sus hijos, de la salud de su familia. Todos los logros que hemos obtenido en nuestras campañas se han debido a que las mujeres estaban detrás de ellas».

Mages también destaca la importancia de formar parte de una red mundial a la hora de hacer campaña a escala global. «Algunos de nosotros trabajamos a nivel de base, y probablemente algunos de los otros grupos no son conscientes de lo que ocurre en los países en desarrollo», afirmó.

Añadió que, incluso entre las ONG, existe una diferencia de apreciación de los problemas entre las que proceden del Norte Global y las del Sur Global. «Aunque hay comunidades afectadas en sus países, puede que [las ONG del Norte Global] no sean conscientes de ello. Así que tenemos que poner de relieve [las realidades de los países en desarrollo]. Es muy importante», afirmó Mages. «Por ejemplo, en la COP, en el Convenio de Basilea, llevamos las historias de nuestros países y realmente llamamos la atención de otros países. Quieren escuchar porque no son conscientes de lo que está ocurriendo. Así que sacamos estos temas a la luz».

DESACELERANDO… UN POCO 

Tras haber dedicado gran parte de su vida al ecologismo y al compromiso comunitario, Mages confiesa que le encantaría poder bajar su ritmo de trabajo. Se alegra de que los jóvenes reclamen sus espacios en el movimiento Break Free From Plastic. «Es bonito verles hablar. Me alegra que sigan adelante con el trabajo. Nosotros también aprendemos de ellos», afirmó.

Mages aclara que bajar el ritmo significa precisamente eso: disminuir la carga de trabajo, no irse a hacer otras cosas. Su intención es seguir luchando por las comunidades a las que ha representado diligentemente.

Así pues, el viaje de Mages continúa, y puede que sea aún más extraordinario. Hasta ahora, su camino ha sido duro, ya que ha requerido pasión, dedicación y valentía, pero también ha sido fructífero, lo que lo hace aún más asombroso por el hecho de que no solo empezó con ella renunciando a su sueño de la infancia, sino también saliendo de su zona de confort, superando su timidez y venciendo su miedo a hablar. La que fuera una chica tímida a la que no le gustaba meterse en conversaciones ha sumado su voz al coro de voces de las comunidades afectadas para amplificar su petición de justicia medioambiental, cambio sistémico y respeto por el medio ambiente y los derechos humanos, entre otras cosas.

Afortunadamente, el camino también permite a Mages cerrar una especie de círculo. Aunque quizá nunca la veamos en una clínica veterinaria vistiendo bata y administrando medicación a pacientes peludos, sí que puede velar por su bienestar. «Con mi trabajo, intento proteger su hábitat», dice sonriendo.