El siglo que empezó con cadenas terminó con banderas, pero las manos que se llevaron el oro no cambiaron.
1800 – 1900 El cambio que no fue cambio
El siglo XIX abrió con el Perú atrapado en medio de las guerras de independencia de Sudamérica. España, debilitada por las guerras napoleónicas, ya no tenía la fuerza para controlar sus colonias como antes. Las rebeliones se multiplicaban, pero no todas tenían el mismo objetivo. Algunas buscaban independencia política, otras solo un cambio de administradores, muy pocas se proponían desmontar el sistema económico de explotación que había regido por tres siglos.
En 1821 San Martín proclamó la independencia del Perú. Tres años después, en 1824, la batalla de Ayacucho selló la salida definitiva de España del continente. Sin embargo la independencia política no significó independencia económica, el nuevo Estado peruano heredó la estructura colonial: extracción intensiva de recursos para exportación, concentración de la tierra en pocas manos y una población indígena sometida a trabajos forzados disfrazados de “servicio” o “enganche”.
La fiebre del guano
A mediados del siglo XIX un nuevo producto se convirtió en el motor económico del Perú: el guano de las islas. Este fertilizante natural, formado por acumulaciones de excremento de aves marinas, era codiciado por Europa y Estados Unidos para revitalizar sus tierras agrícolas. Entre 1840 y 1870 el guano fue el principal ingreso del país.
El Estado peruano, controlado por una élite criolla, entregó concesiones a empresas extranjeras —sobre todo británicas— para extraer y vender el guano. El contrato era simple: ellos explotaban, ellos transportaban y ellos cobraban. El Perú recibía un porcentaje que, en teoría, debía servir para modernizar el país. En la práctica, gran parte de esos ingresos se diluyó en corrupción, lujos de la élite y pago de deudas externas.
Las islas guaneras se convirtieron en centros de trabajo infernal, decenas de miles de indígenas y culíes chinos trabajaron allí, expuestos a gases tóxicos, calor extremo y jornadas interminables. La vida útil de un trabajador rara vez superaba los dos años.
La riqueza que se escapó
Entre 1840 y 1879 se exportaron más de 11 millones de toneladas de guano, con un valor actual superior a US$ 60.000 millones. El país debió haber quedado sin deudas y con infraestructura moderna. En cambio, en 1876 el Perú estaba prácticamente en bancarrota. La causa: contratos lesivos, corrupción interna y una dependencia absoluta de un solo recurso.
Cuando las islas se agotaron, la economía colapsó. El Estado no tenía un plan B. La dependencia de un solo producto que había llenado los bolsillos de pocos y las arcas de bancos extranjeros, dejó al país vulnerable.
El salitre y la Guerra del Pacífico
A fines del siglo XIX el salitre reemplazó al guano como recurso estrella. Los yacimientos más ricos no estaban en el Perú propiamente dicho, sino en la provincia de Tarapacá, que entonces pertenecía al país. Empresas británicas controlaban gran parte de la producción, utilizando capital inglés y mano de obra chilena, boliviana y peruana.
El salitre se convirtió en el detonante de la Guerra del Pacífico (1879–1884) que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia. La guerra terminó con la derrota peruano-boliviana y la pérdida de Tarapacá a manos de Chile. Con esa provincia el Perú perdió su principal fuente de ingresos y un recurso que en el mercado actual tendría un valor equivalente a decenas de miles de millones de dólares.
Cifras aproximadas del saqueo (1800–1900)
• Guano: más de 11 millones de toneladas exportadas; valor actual superior a US$ 60.000 millones.
• Salitre (perdido tras la guerra): reservas valoradas hoy en US$ 50.000 millones.
• Minería metálica (oro, plata, cobre): exportaciones conjuntas por un valor actual de US$ 10.000 millones.
• Trabajo forzado y semiesclavo (indígenas y culíes chinos): pérdida social estimada en US$ 15.000 millones actuales.
Cifras de exterminio y desplazamiento humano – 1800 a 1900
• Población indígena estimada en 1800: 1,2 a 1,5 millones.
• Hacia 1900: menos de 800.000 personas, debido a muertes por guerras, enfermedades, trabajos forzados y desplazamientos.
• Principales etnias afectadas: quechuas, aymaras, asháninkas, shipibos, aimaras del altiplano, y pueblos costeños como los pescadores mochicas.
• Migración forzada: ingreso de más de 100.000 culíes chinos, muchos en condiciones de esclavitud.
El siglo cierra con deuda y control extranjero
Al terminar el siglo XIX el Perú estaba endeudado con bancos británicos y bajo influencia económica de Inglaterra, que controlaba el salitre perdido, y de Estados Unidos que empezaba a interesarse en la minería metálica y el caucho amazónico.
El país había cambiado de bandera y de gobernantes pero el modelo extractivo y desigual seguía intacto. El indígena peruano había pasado de ser súbdito del rey a ciudadano de segunda en la república.
El saqueo no había terminado, solo había cambiado de administrador.













