La dirigente humanista Lía Méndez —exdirectora de Relaciones Institucionales del Senado y exdiputada en la Legislatura porteña— dialogó con Jorge Pardés en Charlas Trasnochadas (AM 530) y advirtió que “la violencia crece aceleradamente” en el país, en gran parte por la política del gobierno actual. Autora del libro Violencia y No Violencia. Reflexiones sobre la acción personal y social, Méndez defendió la no violencia como “la única fuerza transformadora”.

Explicó que la no violencia no es solo una táctica de lucha, sino un estilo de vida coherente, que requiere alinear pensamiento, sentimiento y acción, y sostener en la práctica diaria la regla de oro: dar a otros el trato que uno quiere recibir. Para Méndez, esa coherencia interna, proyectada a las relaciones sociales, es clave para generar transformaciones profundas desde una mirada humanista.

Como cierre, llamó a fortalecer y multiplicar las luchas no violentas —de jubilados, docentes, trabajadores de la salud, personas con discapacidad— porque, sostuvo, son la única fuerza colectiva capaz de marcar la transición hacia una nueva cultura: la cultura de la no violencia.

A continuación, la entrevista completa:

–Jorge Pardés: Lía. Qué lindo tenerte acá. Sos una dirigente y militante humanista con una larga trayectoria: fuiste diputada de la Ciudad, directora de Relaciones Institucionales en el Senado, y has trabajado muchos años en el campo de la política. Además, tu libro Violencia y no violencia. Reflexiones sobre la acción personal y social sintetiza buena parte de tu trabajo. Me gustaría que conversemos sobre estos temas.

Lía Méndez: Con gusto. Lamentablemente, el grado de violencia sigue creciendo y es sumamente preocupante. Crece aceleradamente, sobre todo con las políticas del gobierno de Javier Milei.

–Jorge Pardés: Para empezar, ¿qué te motiva a escribir y comunicar sobre este tema, y cómo describirías el momento actual?

Lía Méndez: La violencia es un tema planteado por Silo desde sus primeras manifestaciones públicas, en 1969, cuando decía: “Este mundo está por estallar y no hay modo de acabar con la violencia”. Desde entonces desarrolló el pensamiento del Humanismo Universalista, que propone la no violencia como un paso necesario para que el ser humano evolucione hacia otra condición.El problema es que muchas veces se entiende la no violencia solo como un rechazo a la violencia, lo cual es correcto pero insuficiente. No es solo un discurso: es un estilo de vida. Y para asumirlo, primero hay que reconocer nuestra propia situación frente a la violencia. No se trata de que unos sean violentos y otros no; vivimos en una cultura violenta y todos estamos atravesados por ella. La violencia externa y la interna se acumulan y generan sufrimiento. Como decía Silo, hay una bomba interna que hay que desactivar.La no violencia no es solo táctica de lucha: es una práctica y una forma de relación con uno mismo y con los demás. Es difícil sostenerla en un mundo violento, pero es ineludible en estos tiempos.

–Jorge Pardés: ¿Cuáles son los valores que sustentan esa acción no violenta?

–Lía Méndez: El valor central es la coherencia: que el pensamiento, el sentimiento y la acción estén en la misma dirección. Eso es coherencia interna, pero también hay que proyectarla a las relaciones con los demás y con el medio social. Ahí entra otro principio básico: dar a otros el trato que uno quiere recibir.Sostener esa práctica genera un eje interno que nos permite volver a la referencia de la coherencia, incluso cuando nos desviamos. No se trata de ser perfectos, sino de tener un rumbo claro en un contexto donde la violencia nos tira de todos lados.

–Jorge Pardés: Te leí decir que Milei le declaró la guerra al pueblo desde el primer día. ¿Cómo ves la relación entre su estilo violento y las políticas que aplica?

–Lía Méndez: Milei nunca ocultó su violencia. Desde sus primeras apariciones mediáticas se expresó con insultos y descalificaciones en lugar de debatir. Ese estilo se corresponde con sus propuestas, que desconocen derechos e incluso impulsan su eliminación.Muchos justificaron ese estilo diciendo “él es así”, como si no tuviera relación con sus políticas. Pero una persona violenta solo puede producir políticas violentas. El problema es que un sector importante de la sociedad avaló ese discurso pensando que iba contra otros. Hoy se dan cuenta de que esas políticas nos afectan a todos, sin distinción, salvo a los grandes beneficiados de este modelo.

–Jorge Pardés: Para cerrar, ¿por dónde tenemos que ir? Me refiero a un plano más existencial, más profundo que lo estrictamente electoral.

Lía Méndez: Creo que hay que destacar y fortalecer las manifestaciones de repudio y reclamo no violentas que se sostienen en distintos sectores: jubilados, científicos, docentes, trabajadores de la salud, universitarios, personas con discapacidad, entre otros.Esas luchas unidas muestran que la no violencia es la única fuerza transformadora. Fortalecerla y multiplicarla puede marcar la transición hacia una nueva cultura: la cultura de la no violencia.

–Jorge Pardés: Comparto plenamente. Si no cambiamos el enfoque la humanidad está perdida. Como decía Silo: Con un enfoque violento de la violencia, no resultará la Paz, Celebro tu visita y esta charla tranquila sobre temas tan profundos.

–Lía Méndez: Gracias a vos.