En un mundo saturado de información y discursos, la economía a menudo se debate entre la frialdad de los datos y la pasión de las narrativas. El reciente récord histórico alcanzado por el IPSA en agosto de 2025 no es solo una cifra técnica, sino un potente símbolo que nos obliga a confrontar dos realidades: la de los hechos económicos y la de los discursos que buscan moldear la percepción pública. Este hito bursátil actúa como un espejo que refleja la vitalidad del sistema productivo chileno, desmintiendo la narrativa del colapso y demostrando que la salud financiera del país impacta de manera directa en la vida de millones de personas, mucho más allá del círculo de los grandes inversionistas.

Un vistazo al pasado para entender el presente

Para comprender la magnitud de los más de 8.590 puntos alcanzados, es útil mirar hacia atrás. Hitos anteriores como el auge postransición o la volatilidad de 2008 demuestran la capacidad de Chile para recuperarse y adaptarse a las mareas globales. En comparación con otros mercados emergentes, el desempeño reciente del IPSA lo posiciona como un bastión de estabilidad y confianza, una cualidad especialmente valorada en un contexto de incertidumbre internacional. Este logro no es un golpe de suerte, sino el resultado de políticas macroeconómicas prudentes y del dinamismo de las principales empresas del país.

El IPSA: un termómetro de confianza colectiva

Para comprender la magnitud del récord, primero debemos desmitificar los conceptos. ¿Qué es el IPSA? Imagina que las treinta empresas más grandes y exitosas de Chile, como Copec, Latam o el Banco de Chile, se unen para formar un equipo de fútbol. El IPSA es el marcador que registra el desempeño de ese equipo en su conjunto. Si las empresas tienen un buen rendimiento, ganan confianza y el valor de su equipo (el IPSA) sube. Si, por el contrario, su desempeño es débil, el marcador baja. De la misma manera, el IPSA, o índice de precios selectivos de acciones, es el principal termómetro de la Bolsa de Santiago. Su función es medir la evolución conjunta de las mayores firmas cotizadas, representando así la confianza y el dinamismo del tejido empresarial chileno.

Cuando el IPSA sube, no solo refleja el buen desempeño de unas pocas compañías, sino que es una señal de que los inversionistas, tanto chilenos como extranjeros, están apostando por el futuro económico de la nación. Es, en esencia, una manifestación colectiva de fe en el potencial de crecimiento, la estabilidad institucional y la capacidad de las empresas chilenas para generar valor.

De la bolsa a tu bolsillo: el impacto en la vida cotidiana

El récord del IPSA no es un logro exclusivo de un puñado de millonarios. Su impacto se extiende a la economía real y afecta directamente a millones de personas. El efecto más claro se siente en los fondos de pensión. La mayoría de los chilenos que cotizan en el sistema de AFP son, sin saberlo, inversionistas indirectos en las empresas del IPSA. Cuando el índice sube, el valor de sus ahorros para la jubilación también lo hace. Esto demuestra que la salud del mercado bursátil no es una cuestión de élite, sino un factor crucial para el bienestar financiero y la seguridad futura de los trabajadores.

Cuando las empresas del IPSA crecen y su valor en la bolsa aumenta, también lo hace el valor de los fondos donde millones de trabajadores chilenos tienen su dinero guardado para la jubilación. Es decir, no solo los ricos tienen interés en la bolsa: cualquier persona que cotiza en el sistema de pensiones chileno es, indirectamente, dueña de muchas de estas acciones. Si el IPSA sube, los departamentos de inversión de las AFP logran ganar más dinero gracias a ese aumento de valor. En otras palabras, cuando la bolsa anda bien, los ahorros para el futuro suelen crecer también.

La historia de la familia Rojas: de la bolsa a la mesa

Para entender el impacto del IPSA en la vida real, imaginemos a la familia Rojas, un reflejo de miles de hogares chilenos. Don Luis, jubilado, tiene sus fondos de pensión invertidos en el Fondo A, que incluye acciones del IPSA. El alza de la bolsa significa que los ahorros que tanto le costó acumular para su vejez están creciendo, ofreciéndole una mayor tranquilidad para el futuro. Su hija, Ana, que trabaja en una empresa proveedora de una de las grandes compañías del IPSA, se beneficia indirectamente del buen momento: si la empresa principal se expande y mejora sus ganancias, su empleador tiene más oportunidades de negocio, asegurando su estabilidad laboral. Por último, su nieto, Pedro, un estudiante universitario, ve cómo el valor del peso chileno se fortalece gracias a la entrada de capitales extranjeros, lo que abarata los costos de los computadores y dispositivos electrónicos que necesita para sus estudios. Esta simple historia ilustra cómo la salud de la bolsa es un hilo conductor que conecta a distintas generaciones y esferas de la vida familiar.

Efecto sobre las empresas, el empleo y la economía productiva

Cuando una empresa ve subir el precio de sus acciones, es como si recibiera más puntos de confianza para conseguir préstamos, atraer nuevas inversiones o crecer. Esto le permite invertir en infraestructura, abrir sucursales, lanzar nuevos productos o contratar más trabajadores. Una empresa que puede reunir dinero barato y rápidamente gracias a un mercado bursátil pujante tiene más posibilidades de generar empleo directo e indirecto en la economía chilena. Por ejemplo, si una aerolínea nacional incrementa su valor bursátil, podría expandir sus rutas, comprar nuevos aviones y contratar a más personal, generando un círculo virtuoso de desarrollo económico.

Confianza internacional y entrada de dinero al país: el tipo de cambio

Un IPSA fuerte también llama la atención de inversionistas extranjeros. Como si Chile fuera una tienda bien surtida, un mercado bursátil en alza seduce a quienes buscan dónde invertir su dinero. Para hacerlo, esos inversores primero deben comprar pesos chilenos; ya que con dólares no pueden comprar directamente empresas nacionales. Cuando muchos extranjeros demandan pesos para invertir en Chile, la moneda nacional se hace más fuerte, es decir, hay que entregar menos pesos por cada dólar estadounidense. Cuando esto ocurre, importar productos como computadores, teléfonos o café se vuelve más barato, lo que puede ayudar a controlar la inflación y fortalecer el poder adquisitivo de las personas.

Imagina el tipo de cambio como la tasa que te cobran o te pagan cuando cambias billetes de un país por otro. Si el peso chileno está fuerte, necesitas menos pesos para comprar un dólar. Por ejemplo, si antes por un dólar te daban 900 pesos y ahora te dan 850, significa que la moneda chilena se hizo un poco más fuerte. Así, el efecto de más inversión extranjera repercute en una economía más estable, precios más justos y en el acceso a bienes importados.

Voces que rompen mitos y desafían relatos

El récord del IPSA contradice directamente el discurso catastrofista de sectores ultraconservadores que insisten en que Chile se cae a pedazos. Este mantra de pesimismo, utilizado como herramienta política para desestabilizar y sembrar miedo, no resiste el análisis de los hechos. Como señala la economista Carmen Gloria Herrera, la vitalidad del mercado bursátil es un indicador irrefutable de la confianza que existe en el país, tanto a nivel nacional como internacional. Las cifras no mienten: la economía chilena es resiliente y sigue atrayendo inversiones.

Además, es hora de derribar el mito de que esto es solo cosa de ricos. Cualquier persona que cotiza en el sistema de pensiones es, por definición, una inversionista indirecta. Entender esto es el primer paso para empoderar a la ciudadanía. Se trata de una herramienta de defensa y de comprensión de los mecanismos que mueven la economía, no un juego exclusivo de Wall Street.

Existe el mito de que estos temas solo son relevantes para millonarios, empresarios o corredores de bolsa de corbata. Pero la realidad es que cualquier persona con un trabajo formal, cotizaciones en AFP, un pequeño negocio, ahorros en algún instrumento financiero o que necesite comprar productos importados está siendo afectada por estos movimientos, aunque no lo vea a diario. El alza del IPSA puede traducirse en mejores pensiones, mayor dinamismo económico, acceso a bienes importados más baratos y, si el país es visto con optimismo desde el extranjero, más inversiones y oportunidades laborales.

El próximo capítulo: de los números al bienestar colectivo

El récord del IPSA es una victoria, pero también un recordatorio de que los beneficios del crecimiento deben traducirse en un mayor bienestar para todos. El desafío es enorme y requiere de políticas públicas que fortalezcan la educación financiera y promuevan la inclusión. No basta con celebrar las cifras: es crucial garantizar que la prosperidad económica se distribuya de manera más equitativa.

Es hora de dejar de lado los relatos de crisis permanentes y de abrazar una visión más matizada y realista. El buen momento de la bolsa es un reflejo del trabajo colectivo y del esfuerzo de millones. Depende de cada uno exigir que este éxito se convierta en una oportunidad para construir una sociedad más justa y próspera. La economía no es un ente abstracto, sino un organismo vivo que todos habitamos y en el que todos, sin excepción, tenemos un rol.