Nota de redacción: En este extenso reportaje, que saldrá publicado en dos partes, exploramos las alteraciones o cambios en la vida Estadounidense y sus Instituciones como da entender el titular, analizando y comprobando la erosión de los organismos del Estado y de la separación de poderes, hasta la creciente influencia oligárquica sin rubor ninguno y si, todo ello, podría estar convergiendo en una forma autoritaria de gobierno. No se trata de comparar a la ligera el País con Regímenes como el de Corea del Norte. Pero son destacados críticos como el periodista Chris Hedges (Premio Pulitzer) quienes advierten sobre una «deriva fascista» que aprecia en su país, o «el colapso del imperio«, con las elites como cómplices. De hecho, Chris Hedges, en muchas de sus entrevistas ve a las «elites y poderosos actuales» de hoy como los «Robber Barons de antaño», los del Siglo XIX. Es término de «Robber Barons» (barones ladrones) fue acuñado por Mark Twain, para referirse a los oligarcas de la era industrial estadounidense entre 1870 y 1900, conocida como la «Gilded Age». Personajes que la Historia ha caracterizados por acumular enormes fortunas mediante prácticas monopolísticas, explotación laboral, violencia sicaria y corrupción política. También figuras políticas, como el congresista Bernie Sanders, expresan preocupación por un sistema que ya no prioriza el bien común ni el interés de la mayoría. Muchos intelectuales se preguntan abiertamente si el País no ha derivando hacia una suerte de teocracia ultracatólica racista, con un Presidente como jefe de Estado. ¿Es cierto que en 2025 el Gabinete Trump solo busca lo mejor para las élites y sus entramados corporativos y tecnológicos? Dejamos al lector la decisión.
Igual que Gregorio Samsa en obra “La metamorfosis” de Kafka, donde el protagonista humano despierta una mañana convertido en insecto. Para muchos analistas, el país atraviesa una mutación comparable: desde un modelo constitucional con frenos y contrapesos, hacia un presidencialismo cesarista y una estructura oligárquica en la que el poder se concentra en el Ejecutivo. Así se explicaría que al octavo mes del mandato de 47º presidente, DJ Trump, Estados Unidos despierte cada mañana más irreconocible ante sí misma.
Para el resto del Mundo no hay tanta sorpresa, ya que la nación estadounidense ha ido mutando a la vista de todos. Desde fuera vemos que el sistema de pesos y contrapesos de poder, previstos en su Constitución (Filadelfia, 1787, y mejorados) quedaron fracturados. Esos mecanismos fueron definidos y perfeccionados para que ningún presidente abusara de sus poderes, hasta convertirse en una figura omnipotente, como un Rey. Los «Padres» de la Constitución estadounidenses era lo que no querían, un Rey y sus caprichos e imposiciones. Pero eso funcionó hasta que llegó Trump y su Agenda 2025. Al modo de “…Todos los hombres del presidente” (1976) – ALAN J. PAKULA
Este artículo da un repaso de los efectos que la Administración Trump tiene para los propios estadounidenses (340 millones de habitantes), ya que del impacto sobre el resto del Mundo ya hay hemeroteca suficiente.
Introducción: de república constitucional a poder personalista
Estados Unidos, nación con casi 250 años de historia y 340 millones de habitantes, se ha visto sacudida por un proceso acelerado de transformación institucional desde el regreso de Donald J. Trump a la Casa Blanca en 2025.
El sistema previsto por la Constitución de 1787 para impedir la acumulación de poderes monárquicos en la figura presidencial está fracturado. Bajo la narrativa de crisis permanentes, Trump ha impulsado reformas y prácticas que vacían de contenido el equilibrio entre poderes. Kafka amaneció convertido en un bicho, el presidente DJ Trump, la Historia lo acalará.
El plan estratégico: de la “Agenda 47” a Project 2025
Trump ganó con una campaña sustentada en el lema Make America Great Again y su “Agenda 47”, una versión suavizada de Project 2025.
Este último, diseñado por la Heritage Foundation y otros grupos ultraconservadores, es un documento de más de 900 páginas conocido como Mandate for Leadership. Funcionó como guía política y legislativa, comenzando a aplicarse desde el mismo día de la toma de posesión.
La narrativa se apoya en crisis, reales o fabricadas, en llevar todo al límite donde la gente por miedo deja que otros decidan. Entonces surgen supuestas invasiones migratorias; las guerras arancelarias con Canadá (su mejor vecino y socio comercial desde siempre); la amenaza china que lo único que hace es desarrollarse desde hace 75 años sin demasiado conflicto con sus vecinos (aunque con problemas internos); así vino el desprecio abierto a la Unión Europea de donde EE.UU. es una mala copia (además acusada de haberse creado para “joder a EE.UU.”); surgen slos 60 presidentes dispuestos a besar el culo de Trump (eso no lo dice un presidente. Lo dice un mal bicho).
Todo esto y muchos factores concatenados alimenta un clima de urgencia que justifica tomar “medidas excepcionales” y la gente ya no piensa. Solo teme, acepta. Pero todos los demás paises y nosotros mismos podemos mirarnos en el espejo que nos brinda la que se considera «la primera democracia del Mundo», y vernos (¿reconocernos?) también a nosotros mismos tal vez.
Interesa aquí el pensamiento de Dietrich Bonhoeffer, teólogo y pensador alemán ejecutado por los nazis en 1945. Escribió en sus cartas y apuntes de prisión el texto “La teoría de la estupidez” (Dummheitstheorie), donde plantea que la estupidez no es simplemente un déficit intelectual, sino una forma de ceguera moral que se desarrolla especialmente en contextos de manipulación y totalitarismo. Según él, la estupidez colectiva es más peligrosa que la maldad, porque se vuelve inmune a la razón mientras que la maldad algo de inteligencia y perseverancia ya piden. Como dijera Bonhoeffer, no es que “pierdan” inteligencia, sino que dejan de usarla de forma crítica, sustituyendo su juicio propio por consignas y obediencia.
{Nota: No se argumenta aquí, ni lo hacía Bonhoeffer, que nadie sea estúpido, Se trata de la estupefacción como estado mental y actitudinal. Pasa en todo el mundo. Es un bloqueo mental y emotivo ante la situación actual o presente, que a uno le cuesta creer que esté sucediendo de verdad. En la web www.pressenza.com, hay contenidos y actividades especificas que ayudan a caer en cuenta, a desbloquearse, y a reaccionar desde la noviolencia y la solidaridad}.
Hannah Arendt, cuando analiza el caso de Eichmann en Eichmann en Jerusalén (1963), observa algo complementario: que un burócrata podía cometer atrocidades sin motivación personal de odio o maldad extrema, simplemente cumpliendo órdenes, sin cuestionarse el significado de sus actos. Esa es la banalidad del mal: personas normales, en apariencia corrientes, que se vuelven engranajes de crímenes masivos porque han dejado de pensar críticamente sobre lo que hacen. Eso le está pasando a EE.UU. y al resto del Mundo si no despertamos de este proceso. .
Hannah Arendt, cuando analiza el caso de Eichmann (en su obra «Eichmann en Jerusalén», 1963), observa algo complementario: que un burócrata podía cometer atrocidades sin motivación personal de odio o maldad extrema (sin ser especialmente inteligente o dotado. Sin dotes de villano o antihéroe más grande y fuerte que cualquiera de nosotros). Al resultado de la maldad se llega, simplemente cumpliendo órdenes, sin cuestionarse el significado de sus actos. Esa es la banalidad del mal: personas normales, en apariencia corrientes, sin introspección, que se vuelven engranajes de crímenes masivos porque han dejado de pensar críticamente sobre lo que hacen. Por eso decía Arendt que el mal decepciona siempre.
Todo esto le está pasando a EE.UU. y al resto del mundo si no despertamos de este proceso, porque la banalidad del mal y la estupidez como actitud, no se imponen de golpe sino que avanzan en silencio, disfrazadas de normalidad, hasta que ya es demasiado tarde para detenerlas.
El Ejecutivo usurpa funciones legislativas
El Artículo I de la Constitución otorga al Congreso el poder legislativo, pero Trump ha convertido la Casa Blanca en un centro de emisión de leyes vía Ordenes Ejecutivas. Donald Trump firmó 220 órdenes ejecutivas según el Federal Register en estos primeros ocho meses.
Entrado al detalle del impacto inmediato y visible de este modo de gobernar, decir que muchas de las primeras órdenes de Trump fueron de gran alcance y generaron una controversia inmediata, como la prohibición de viajes que afectó a ciudadanos de varios países de mayoría musulmana o la orden para comenzar la construcción de un muro fronterizo. Estas acciones fueron rápidas y altamente simbólicas, lo que creó la sensación de un cambio drástico y acelerado.
Otra gran número de sus órdenes ejecutivas se centraron en revertir políticas de la administración de Obama, en áreas como el medio ambiente y la regulación financiera. Al desmantelar de un plumazo políticas establecidas, se dio la impresión de que el presidente estaba legislando activamente, en lugar de pasar por el lento proceso legislativo del Congreso.
A esto se suman proclamaciones presidenciales, memorandos ejecutivos y determinaciones presidenciales, que son herramientas similares y que también puede usar sin pasar por el Congreso.
Ejemplos: imponer y modificar aranceles por “emergencia económica” sin consulta al Congreso; desviar fondos federales a fines distintos de los aprobados en el presupuesto anual; congelar programas sociales, y un largo, etc, que la prensa generalista ya ha relatado.
La justificación oficial sostiene que el país está “bajo ataque” y que el presidente debe actuar sin las demoras de la burocracia. Sin embargo, no existe una agresión real: es Washington quien adopta posturas hostiles para preservar su hegemonía global. Esta narrativa no solo vacía de contenido las funciones del Poder Legislativo —Congreso y Senado, tanto a nivel federal como en sus réplicas estatales—, sino que además erosiona de manera sistemática el principio de separación de poderes sobre el que se asientan la democracia estadounidense y cualquier otro régimen representativo con Constitución, cortes y poder judicial independientes. Bastaría releer a Montesquieu para comprender que, cuando los poderes dejan de equilibrarse, la libertad política se convierte en una ilusión.
Control del gasto público: secuestro del presupuesto del Estado (“power of the purse”)
El Artículo I, Sección 9 prohíbe gastar fondos públicos sin autorización legislativa. Sin embargo, Trump ha repetido prácticas de su primer mandato, como la declaración de «emergencia nacional».
El Artículo I, Sección 9 de la Constitución prohíbe gastar fondos públicos sin autorización legislativa. Sin embargo, Trump ha retomado prácticas de su primer mandato, como la declaración de emergencias nacionales para redirigir partidas presupuestarias hacia objetivos no aprobados por el Congreso. En 2025, la prioridad ya no es construir un muro, sino ejecutar una deportación masiva: entre 15 y 20 millones de personas en cuatro años, incluyendo no solo indocumentados, sino también solicitantes de asilo, residentes legales y trabajadores con visados autorizados. Esta política amenaza directamente sectores clave como el agrícola, que depende en gran parte de mano de obra migrante.
Deportaciones masivas y militarización
Tom Homan, el “Zar de las fronteras” que es como se le conoce, lidera una campaña sin precedentes, con cuotas de hasta 3.000 arrestos diarios. Agentes sin identificar, embozados y con la cara tapada, atemorizando a los ciudadanos. («“Una pesadilla americana”: Tres hombres deportados al CECOT y sus familiares relatan el calvario que vivieron durante meses.» ProPublica.org)
Se utilizan recursos militares en las calles para suplir o reforzar el control policial, y organizan vuelos diarios hacia países como Venezuela, Colombia y Ecuador, donde las condiciones penitenciarias son precarias y se documentan violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Investigaciones como las de The Washington Post revelan deportaciones a la temible mega cárcel CECOT en El Salvador, con denuncias de golpizas, torturas y aislamiento extremo, incluso de personas sin antecedentes penales o con solicitudes de asilo activas (BBC y National Immigration Project.org).
La calle, la Nación, las Instituciones: el reality show de la expulsión
Las operaciones de ICE se televisan y se convierten en espectáculo político: redadas en colegios, guarderías, o parkings de fábricas y supermercados, transmitidas casi en directo.
Con ello se busca generar un efecto disuasorio y de bloqueo en la población e insolidaridad (porque te pueden acusar de ayudar a un “sin papeles”), pero también alarma en sectores productivos. Las detenciones masivas afectan la estabilidad productiva en todos los sectores productivos y económicos y rompen comunidades enteras, mientras la respuesta del Congreso y el Senado, tanto republicano como demócrata, es tibia. Se les ve bloqueados.
DOGE y Elon Musk: ingeniería del desmantelamiento
Por decreto, Trump crea el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por Elon Musk, para “reducir el déficit” desviando fondos militares y cancelando contratos ambientales y sanitarios.
El DOGE despide a más de 200.000 empleados federales, congela fondos de agencias críticas como la NIH (National Institutes of Health): Institutos Nacionales de Salud. Es la principal agencia de investigación biomédica y de salud pública del gobierno de EE.UU; la EPA (Environmental Protection Agency): Agencia de Protección Ambiental. Su misión es proteger la salud humana y el medio ambiente, redactando y haciendo cumplir regulaciones basadas en leyes aprobadas por el Congreso; la NASA (National Aeronautics and Space Administration) que todos conocemos; el USAID (U.S. Agency for International Development): Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional pero también para el ejercicio del llamado «poder blando» en el Mundo. Gestiona la ayuda exterior, principalmente en las áreas de desarrollo y asistencia humanitaria; y la CFPB (Consumer Financial Protection Bureau): Oficina de Protección Financiera del Consumidor. Su objetivo es proteger a los consumidores en el sector financiero, supervisando productos y servicios.
Estas agencias citadas han sido bloqueadas de facto por despidos y bloqueo de sus fondos del DOGE (de los presupuestos Federal). Estas son algunas de las más importantes afectadas y provoca un serio colapso temporal de organismos tan técnicos y cruciales como incluso la Comisión Reguladora Nuclear o la Administración Nacional de Seguridad Nuclear.
En el ámbito agrícola, paraliza laboratorios del Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS) justo durante brotes de gripe aviar y brucelosis, obligando a costosas recontrataciones de emergencia.
Aunque Musk renuncia en mayo de 2025, el daño institucional persiste y no hubo tal ahorro. Solo caos y arbitrariedad, la condición ideal para generar el estado de bloqueo mental en la población e instituciones, que han reaccionado en la obediencia y aceptación.
El Poder Judicial bajo presión (o secuestrado)
Bajo el abrazo político del trumpismo la Corte Suprema como convidado de piedra, dada la actual mayoría conservadora (6-3) en el Tribunal Supremo (con tres jueces nominados por Trump: Barrett, Kavanaugh y Coney Barrett), y que ha emitido fallos clave que amplían el poder ejecutivo y restringen la capacidad de los tribunales inferiores para frenar sus políticas.
Ejemplos recientes:
- Instrumentalizar la «inmunidad presidencial«: Fallo de julio de 2024 que otorga inmunidad amplia a expresidentes por actos oficiales, paralizando casos penales contra Trump (BBC).
- Limitación de «injunctions» nacionales: En Trump v. CASA (2025), la Corte anuló la capacidad de jueces federales para emitir órdenes judiciales de alcance nacional, permitiendo que políticas como la restricción a la ciudadanía por nacimiento (EO 14160) avancen en estados sin bloqueos específicos (sidley.com).
- Validación de deportaciones exprés: Autorizó deportaciones masivas a centros como el CECOT en El Salvador, ignorando órdenes previas de tribunales inferiores (BBC).
Crítica: La jueza Sonia Sotomayor denunció que estos fallos son una «invitación abierta a eludir la Constitución» , mientras expertos como Margo Schlanger (Univ. de Michigan) alertan que convierten a la Corte en el «único control» del poder presidencial.
El segundo mandato de Donald Trump ha desatado una ofensiva sin precedentes contra el Poder Judicial estadounidense, donde la retórica incendiaria, las amenazas físicas y las maniobras legales han erosionado la independencia de los tribunales. Los jueces que bloquean sus políticas son tachados públicamente de «corruptos», «lunáticos» o «antiestadounidenses» 10, mientras el Marshals Service reporta un récord de 400 amenazas contra 300 magistrados en 2025, incluyendo doxing y pedidos falsos de pizza a domicilio usando nombres de familiares asesinados, como el hijo de la jueza Esther Salas, víctima de un ataque en 2020 por un abogado resentido (NPR).
La escalada no se limita a la violencia. La administración ha neutralizado sistemáticamente a los tribunales inferiores. El caso de la jueza Hannah Dugan, arrestada en 2025 por impedir que ICE detuviera a un migrante sin orden judicial y demás derechos (Due Diligence), simboliza la criminalización de la tutela judicial. Su arresto fue posible tras el fallo Trump v. CASA, donde la Corte Suprema (con mayoría conservadora reforzada por tres nominados de Trump) limitó el alcance de las órdenes judiciales: ahora los jueces solo pueden actuar en casos específicos, no en políticas nacionales. Esto ha permitido al gobierno aplicar deportaciones masivas o despidos de funcionarios en zonas sin bloqueos locales.
La estrategia legal es implacable: 25 apelaciones de emergencia presentadas ante el Supremo en seis meses —una cada semana—, con un 80% de éxito gracias a fallos acelerados y sin explicación 110. Un ejemplo es la orden que restringe detenciones migratorias en California: cuando un juez federal la bloqueó por perfiles raciales (basándose en «hablar español» o «trabajar en construcción»), Trump apeló de urgencia y el Supremo la levantó, argumentando que los agentes necesitan «flexibilidad» (ABC7.com).
El ataque tiene un doble filo: mientras Stephen Miller, asesor de Trump, denuncia una «tiranía judicial», la Corte Suprema emite fallos como el que limita las injunctions nacionales, dejando a víctimas de políticas migratorias o laborales sin protección inmediata. La jueza Sonia Sotomayor lo resumió en una feroz disidencia: «Cuando el ejecutivo infringe la ley y la Corte lo avala, aceleramos la caída del Estado de derecho» (AP News).
El resultado es un Poder Judicial fracturado y bajo asedio, donde magistrados como Alexandre de Moraes de Brasil —sancionado por Trump por juzgar a Bolsonaro— advierten: «Ninguna corte se doblegará ante amenazas». Pero en EE.UU., la sombra del cesarismo judicial ya es tangible: jueces temen por sus familias, las órdenes ejecutivas reemplazan leyes, y el Supremo opera como «brazo político de la Casa Blanca» .
En este ataque sistemático a la independencia judicial, Trump ha calificado a jueces que bloquean sus políticas como «corruptos», «lunáticos» o «antiestadounidenses» (BBC).
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Según el Marshals Service, en 2025 se registraron 400 amenazas contra 300 jueces, incluyendo doxing y pedidos falsos de pizza usando nombres de familiares fallecidos (ej: hijo de la jueza Esther Salas, asesinado en 2020).
- Neutralización de tribunales inferiores, en el «Caso Hannah Dugan»: su arresto en 2025 por proteger a un detenido de ICE refleja la criminalización de la tutela judicial. Ahora, tras Trump v. CASA, los jueces solo pueden emitir órdenes para casos concretos, fragmentando la aplicación de derechos (BBC).
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Estrategia legal: El gobierno Trump ha presentado 25 apelaciones de emergencia al Supremo para evadir bloqueos, con éxito en el 80% de los casos.
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Judicialización de la política: La Corte Suprema ha avalado 220 órdenes ejecutivas de Trump (más que las de Biden en 4 años), muchas sin base legislativa, como aranceles unilaterales usando leyes de emergencia de 1977.
Ironía histórica: El Artículo III de la Constitución diseñó los tribunales como contrapeso, pero la mayoría conservadora (legitimada plenamente el propio Trump de 2025) ahora los usa para consolidar su agenda. Como resume el exjuez John E. Jones III: «Es el ataque más grave a la democracia en décadas». La administración Trump limita el alcance nacional de las injunctions, como ya hemos comentado, debilitando la capacidad de los jueces para frenar abusos.
Ataques directos a la independencia judicial
Trump ha cuestionado públicamente a jueces por su origen ya en su primer mandato, como en el caso de Gonzalo Curiel. Ocurrió durante la campaña presidencial de 2016. Trump cuestionó al juez federal Gonzalo Curiel, que supervisaba una demanda colectiva contra la Universidad Trump, afirmando que el juez no podía ser imparcial debido a su herencia mexicana y a la promesa de Trump de construir un muro en la frontera con México. La hemeroteca muestra que estas declaraciones generaron una gran controversia. ya en 2025 ha prometido “llenar los tribunales con jueces leales”. El mensaje clave: la fidelidad política prima sobre la independencia judicial. Esto allana el camino para ignorar fallos contrarios a la Casa Blanca.
Desmantelando controles internos
En enero de 2025, Trump destituye a 17 Inspectores Generales sin cumplir el preaviso legal. En febrero, una orden ejecutiva somete a agencias independientes (FEC, SEC, NLRB, etc.) al control directo de la Casa Blanca, invirtiendo su lógica constitucional de autonomía.
La teoría del “Ejecutivo Unitario”
Todo se articula bajo una interpretación radical del Artículo II: que el circulo de Trump y sus ideólogos llaman la “teoría del Ejecutivo Unitario”. Según esta visión, el presidente tiene autoridad prácticamente ilimitada, prevaleciendo sobre el Congreso y el Poder Judicial.
Esto justifica destituciones masivas, desvíos presupuestarios y órdenes directas a agencias independientes, instaurando un régimen de urgencia permanente que concentra el poder en la figura presidencial y reduce los contrapesos a un mínimo simbólico.
Conclusión: De la democracia liberal al cesarismo tecnocrático
En ocho meses, la administración Trump consolidó un modelo de gobierno que:
- Sustituyó al Poder Legislación, con sus tiempos y mecanismos, por órdenes ejecutivas (EOs), evadiendo el sistema de contrapesos (Checks and Balances).
- Privatizó el gasto público mediante contratos a empresas afines (ej: construcción del muro fronterizo con fondos de DoD).
- Weaponizó la política migratoria (ej: separación familiar como disuasión, acuerdos con gobiernos autoritarios para recibir deportados).
- Desmanteló agencias técnicas esenciales (ej: EPA, OSHA) remplazando expertos por lealtades políticas (Trump’s Shadow Cabinet, Brookings 2019).
- Neutralizó al Poder Judicial mediante nombramientos express de jueces federales (234 en 4 años) y ataques a fallos adversos («jueces activistas»).
- Resultado: Un régimen personalista-oligárquico, donde la retórica populista («America First») encubre una concentración de poder sin precedentes en el siglo XXI, comparable al cesarismo latinoamericano (Perón, Chávez) pero con herramientas jurídicas sofisticadas.
Fuentes:
- The Atlantic: «Trump’s Corruption: The Definitive List» (ejemplos de clientelismo).
- Journal of Democracy: «Autocratización en democracias ricas» (análisis comparado).
¡ÚLTIMA HORA! (11/08/2025) Trump despliega la Guardia Nacional en Washington y pone a la Policía local bajo control federal. El presidente, que desde su campaña ha denunciado la «decadencia» de la capital, ahora promete desalojar a todas las personas sin hogar de la ciudad, algo que siempre le molestó, especialmente cerca de sus propiedades. Sin embargo, la medida pone a prueba los límites del federalismo estadounidense, ya que, aunque D.C. es un distrito federal, su autonomía limitada (vigente desde 1973) nunca había sido socavada así por un presidente. La ironía es palpable: mientras el 6 de enero de 2021 se negó a desplegar la Guardia Nacional durante el asalto al Capitolio, ahora la utiliza para imponer orden en las calles. ¿Autoritarismo o seguridad? El debate está servido. (BBC)
(Continuará: «EE.UU.: la metamorfosis hacia un régimen Cesarista y Oligárquico (2/2)«)













