Fotografía documental para la transformación
Esta iniciativa nace de las clases de la asignatura “Retórica de la imagen fotográfica” de la carrera profesional de Fotografía de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano impartida por la profesora Beatriz Múnera y donde ha participado como conferencista invitado nuestro colaborador J. Ignacio ´Iñaki` Chaves G.

Como trabajo final de clase se propone plasmar en una selección de entre tres y seis fotografías, acompañadas de un breve texto, las reflexiones habidas durante el curso con base, sobre todo, en el artículo “La ética de los monstruos” publicado en la revista Mediaciones sociales de la Universidad Complutense de Madrid.

Pressenza ha decidido dar inicio a una colaboración periodística para ir publicando los mejores trabajos presentados por las y los estudiantes en cada semestre encuadrados en una serie bajo el título “Fotografía documental para la transformación”.

Identidad desvanecida

Por Alisson Téllez*

Desde que somos niñas, los familiares o adultos “responsables” que nos rodean han tenido el atrevimiento de opinar sobre cómo nos vemos, haciendo comentarios que a nuestra corta edad
no comprendíamos, comentarios dirigidos hacia nuestro aspecto físico, opiniones sobre nuestros cuerpos que desde muy pequeñas han marcado nuestra vida.
Al crecer un poco más te das cuenta de que no te gusta lo que ves frente al espejo, tu mamá opina que “deberías dejar de comer tanto”. Esas palabras serán la razón por la que empezarás a
tener problemas con quién eres y a no poder comer sin sentir culpa.
En los carteles publicitarios unas mujeres muy delgadas, y sin una sola ´imperfección´ en sus rostros, posan para reconocidas marcas, utilizando escotes y ropa muy fina. Al abrir las redes
sociales, te encuentras con una niña, de tu misma edad (aunque no lo parece), que usa un fuerte maquillaje. Al igual que las mujeres de la publicidad, es delgada y perfecta; entonces tal
vez la que está mal eres tú, tal vez tengas que empezar a usar faja, a ir al gimnasio cada día sin falta, a seguir una dieta estricta y tal vez ayudarse con un “arreglito” médico sea la mejor forma de encajar y ser vista como una mujer “hermosa”, porque es lo que te han dicho desde siempre.
Quizás baste con observar el mapa que han trazado la vida y las historias en el cuerpo de tu madre o de tu abuela, mujeres reales, de una belleza real, para pensar que es probable que ellas
también se sientan condicionadas por los estándares de belleza. Pero es el momento de cuestionar si todo aquello que te han hecho creer es cierto y real. ¿Hasta cuándo seguirás peleando con aquella mujer que ves frente al espejo?

“Como seres que conformamos sociedades diversas y complejas, tendríamos que preguntarnos qué tan éticas somos frente a las demás, frente a las distintas. ¿Quién ha creado verdaderamente esos monstruos?, ¿qué los ha provocado y los ha hecho existir en la sociedad y en la ciudadanía en cualquier tiempo?” (Chaves G., 2020)

Deberíamos cuestionarnos acerca de nuestras acciones, sobre aquellas palabras y opiniones que hemos hecho respecto al aspecto de las demás personas, de aquello que hemos dicho y que
le ha podido pesar a otra. Es importante que revisemos nuestros propios errores para poder avanzar, para aceptar que la diversidad existe, que no tiene que haber un único modelo de belleza, que aquellas diferencias son normales y que lo extraño es que todas debamos parecer modelos sacados de una revista.

“La igualdad y el reconocimiento no son posibles si solamente vemos monstruos en los demás, en los diferentes, y no somos conscientes de los nuestros, de los que llevamos dentro” (Chaves
G., 2020).

Referencias

Chaves G., J.I. (2020). La ética de los monstruos. Mediaciones Sociales, 19, e68581.
https://doi.org/10.5209/meso.68581

 

*estudiante del programa de Fotografía de UTadeo – Bogotá