Por Javier Cabero

Como humanistas intentamos contribuir a que todas las personas podamos vivir en un entorno no violento. En esta oportunidad queremos abordar una temática específica, usando de ejemplo el
caso de Bolivia, donde la violencia de género es un problema masivo, que afecta a todos los sectores sociales y esta presente en muchos otros países. Entenderemos como violencia de género
a “toda violencia contra una mujer, por el solo hecho de ser mujer .” 1

De diversas formas buscamos aportar a resolver la situación descrita, y de otras modalidades de violencia también. En el caso que ahora nos ocupa, la violencia de género, consideramos que solo
con soluciones radicales se podrá eliminar este tipo de violencia, logro que influiría a la par, y de manera decisiva, en la transformación del sistema de creencias y representaciones que conforman,
modelan, el tipo de sociedad en la que vivimos localmente y planetariamente, basada en la violencia, haciendo que se torne inmanente.

Antes de compartir nuestra propuesta de acción, es oportuno hacer una precisión conceptual sobre qué entendemos por “soluciones radicales”. Con el termino radical no estamos proponiendo
aplicar a quienes agreden a las mujeres, sanciones como la pena de muerte, castración, cadena perpetua, u otros mecanismos similares que ciertos sectores proponen. Nada más lejos de nuestro
pensamiento, el cual considera que la violencia genera más violencia.

Es muy distinta nuestra propuesta. El termino “radical” proviene del latín «;radix» que significa «raíz». En nuestro caso, consideramos que la verdadera solución consiste en eliminar – procesalmente- “de raíz” a las causas de la violencia de género, que no son otras que la “naturalización de la violencia” y la “reificación” 2 , dando lugar a un proceso de alienación que induce a muchos hombres a agredir psicológicamente y físicamente a mujeres. Tales proceso de alienación es generado y fortalecido por distintos medios y fuentes: las creencias religiosas, los juegos convencionales y electrónicos, los juguetes (pistolas, espadas, etc.), la escuela, las redes sociales y gran parte de “los medios de comunicación que generan un fenómeno ‘mimético’ de la violencia, es decir, que cada vez más personas reproducen la violencia que ven en los medios para satisfacer su necesidad de protagonismo”.

De este modo, vivimos, literalmente, sumergidos en acciones y mensajes que promueven la violencia, en unos casos de manera sutil, y en otros, de manera abierta. Desde muy niños nos enseñan que los hombrecitos no lloran y que deben resolver sus discrepancias con sus coetáneos, peleando a golpes. Terminada la adolescencia están obligados a aprender a matar, pues tienen que cumplir con el servicio militar, obligados por la legislación vigente y la presión social.

Parecería que la violencia es intrínseca al ser humano. No es así, los seres humanos no somos violentos de manera innata, la Ciencia así lo demuestra. Está, por ejemplo, la Declaración de Sevilla 3 propiciada por la UNESCO y elaborada por 19 científicos de distintos países, que se expresan afirmando que: “Es científicamente incorrecto que los humanos tengan un cerebro violento. Nada en nuestra neurofisiología nos obliga a reaccionar violentamente”. Por su parte, Alice Miller, académica de renombre mundial por sus investigaciones sobre la influencia de la violencia en la infancia, afirma que “la reproducción de la violencia se debe a que el maltrato en la infancia se conserva de modo permanente en el cerebro, a modo de marca indeleble, que impulsa, en la edad adulta, a asumir parte activa en la violencia sobre otros seres inocentes” 4 , desarrollando de esta forma lo que Miller llama, “la compulsión a la repetición”. Quien es golpeado, golpea. La Academia de Ciencias de los Estados Unidos, afirma que «la tercera parte de los niños que sufrieron abusos o se vieron expuestos a la violencia paterna, se convierten en adultos violentos».

En síntesis, la violencia se aprende, es enseñada de un modo tal que se naturaliza, hasta ser vista, incluso, como positiva. Basta como ejemplo el hecho que se vendan en los mercados de Tarija, la
ciudad en la que vivo, látigos hechos de cuero crudo. Cuando uno pregunta a los vendedore/as y compradore/as para que sirven dichos látigos, responden diciendo: “para educar a los hijos”, “para
que los hijos sean personas de bien”. Piensan y obran de ese modo, porque a su vez fueron golpeados en su infancia, reproduciendo el esquema de conducta descrito por Miller y Segato.

Nuestro enfoque esta orientado hacia reducir, y mejor aun, eliminar las causas de la violencia, entre ellos, la construcción social de mecanismos de dominio y sumisión, junto a la naturalización
de la violencia, para que así las personas dejen de considerarla útil y necesaria. Enfoque que difiere frontalmente con el aplicado actualmente en Bolivia mediante la Ley 348, enfocada únicamente a
castigar los efectos de la violencia. Se castiga con penas de cárcel a quienes agreden a mujeres, bajo el supuesto de que ante el temor de esta pena punitiva, los potenciales agresores evitarán actuar de forma violenta, por ser una medida, aparentemente, ejemplarizadora. El enfoque descrito no es efectivo por las siguientes razones:
a. Es un enfoque ex-post. Actúa sobre casos de agresión ya realizados, interviniendo después de que las mujeres han sido golpeadas, asesinadas o violadas, dejando profundas secuelas en las agredidas y en su entorno familiar.
b. Las entidades del Estado, son profundamente patriarcales en el ejercicio de sus competencias, aun cuando tengan en su interior muchas mujeres en situaciones de mando.
A la vez, existe mucha corrupción, ocasionando que los procesos judiciales en su mayor parte no lleguen a sentencia, o esta tarde varios años.
c. El efecto “demostración” del encarcelamiento de los agresores tiene escaso impacto, por cuanto los agresores saben que tienen grandes posibilidades de ser impunes, debido a las características del sistema judicial, antes descritas.

Los resultados obtenidos por este enfoque son deplorables, afirmación basada en los siguientes datos:
a. En el primer año de aplicación de la ley 348, sobre violencia de género, que fue el 2013, se presentaron 13.314 denuncias por violencia familiar. En el año 2024, las denuncias ascendieron a 50.325 5 .
b. En cuanto a los feminicidios, el panorama judicial es desolador. El Ministerio Público ha registrado un total de 1.184 feminicidios en el periodo 2013-2024, pero solo 349 de ellos han concluido con una sentencia, dejando 799 casos en un limbo judicial. Esto equivale a que apenas 1 de cada 4 juicios por feminicidio termina en sentencia. A esto se añade el hecho que existen jueces que liberan de culpa a los acusados, e incluso dan libertad a personas ya sentenciadas e incluso, ya encarceladas 6 .
c. Desde el año 2012, cuando entro vigencia la Ley 243 contra el acoso y/o violencia política, hasta diciembre de 2022, se registraron 538 denuncias, de las cuales, solo 6 llegaron a sentencia y 10 a resoluciones ejecutoriadas, según datos del Consejo de la Magistratura 7

En conclusión, las mujeres en Bolivia confrontan con un sistema judicial que es notablemente injusto, insensible al dolor, corrupto, por lo tanto, ineficaz e ineficiente en la tarea de preservar sus
derechos de gozar una vida sin violencia.

Dada la situación, deseamos aportar al proceso de desarrollo e implementación de un enfoque alternativo, que posibilite incidir de manera eficaz sobre las causas de la violencia, reduciendo su
influencia; aclarando que no pretendemos que se elimine la Ley 348, y que, en todo caso, si se diese una posible reforma, con visos de ser productiva, apoyaríamos tal proceso, en la medida de
nuestras posibilidades. .

Para ello tomaremos contacto con actores claves, como ser activistas, estudiantes y docentes universitarios, en particular de las carreras de Humanidades y otros colectivos, para generar con ellos un proceso de reflexión sobre la eficacia y sostenibilidad del enfoque punitivo, contrastado con el de “soluciones radicales”; buscando luego motivarlos y capacitarlos para poner en marcha nuestro enfoque humanista.

 

1 Convenio del Consejo de Europa sobre Prevención y Lucha contra la Violencia sobre las Mujeres y la Violencia Doméstica. 2011
2 Concepto elaborado por Herbert Marcuse, para describir la creciente cosificación que va generando la sociedad capitalista, tanto de seres humanos como de la Naturaleza, convertidos en “cosas”, destinadas a ser usadas, desechadas y reemplazadas. La reificación al cosificar tambien las relaciones sociales, conduce a la alienación y naturaliza la violencia, las agresiones a las “cosas”.

3 Declaración de Sevilla https://www.redalyc.org/pdf/805/80519211.pdf
4 Cf “Por tu propio bien”, “El Saber Proscrito”, “Salvar tu vida”

5 https://www.swissinfo.ch/spa/la-fiscal%C3%ADa-de-bolivia-registr%C3%B3-50.325-casos-de-violencia-de-g%C3%A9nero-durante-2024/88673217
6 https://www.swissinfo.ch/spa/bolivia-recaptura-a-2-sentenciados-por-feminicidio-liberados-por-juez/47328166
7 https://www.coordinadoradelamujer.org.bo/observatorio/index.php/tematica/3/destacado/3/registro/231