Pía, una joven que cursa octavo básico subió hace unos días atrás un video en Tik Tok en el que dice: “me hacen bullying, la verdad lo he pasado muy mal y ahora estoy muy asustada porque van a empezar las clases”. Con gran coraje y valentía ha utilizado las redes sociales para lanzar un vídeo ejemplar ante la situación que ha vivido y que podría volver a repetirse en el nuevo año escolar.

Pía no es una influencer, es el primer video de @piacolegioinglesdetalca en Tik Tok y en los primeros cinco días tenía más de un millón de reproducciones, 30 mil seguidores, 270 mil me gusta y 10 mil reenvíos. Sin duda su testimonio ha impactado, despertando una ola de simpatía y solidaridad.

Según su padre, en entrevista dada a LUN y publicada el lunes 4 de marzo, señaló que “ella ha arrastrado una gastritis que, según los especialistas que hemos consultado, podrían incluso generarle un cáncer gástrico, y la mantiene con un delicado estado de salud. Aunque luego del video ha estado contenta, me dijo que no podía creer que afuera del colegio había gente tan buena que ni siquiera la conocen y empatizan”.

Como en la mayoría de los casos de los que tomamos conocimiento en Fundación Semilla, y esta no fue una excepción, los establecimientos educacionales centran el problema en la víctima. La cambian de curso sin entender que deben hacerse cargo de los agresores y de una cultura que normaliza la violencia en contextos escolares dejando desprotegido al más débil.

Como bien ha dicho Pía a su padre, siente el apoyo y la empatía. Expresado también en los comentarios a su video. Es preocupante que muchos de ellos le sugieran responder con violencia porque esa es la única manera de detener el bullying (matonaje). Lamentablemente, cuando la institucionalidad, en este caso el colegio, la escuela o el liceo no dan solución oportuna, las personas buscan protegerse haciendo justicia por sus propias manos.

En situaciones de violencia en contextos escolares nos encontramos también con una brecha generacional, en la que los mayores minimizan el problema, diciendo muchas veces que “son cosas de niños, yo también fui víctima de bullying o yo hice bullying y ahora de adulto no tengo problemas”. No es cierto que no tengan problemas; lo cierto es que no son los únicos y sus conductas y estado de salud mental se ve como normal. Las cicatrices quedan para siempre si no hay un buen abordaje y solución a la violencia.

El sistema educativo tiene una gran responsabilidad en poner atajo a la espiral de violencia. El diagnóstico lo conocemos todos: la violencia genera más violencia, transmitiéndose de generación en generación. La única manera de disminuirla es mejorando la convivencia. Nosotros utilizamos la frase “el antónimo de violencia es convivencia”, y tenemos programas de líderes/as por la NO Violencia en más de 600 establecimientos educacionales en Maule, Santiago y Antofagasta.

Pía está enfrentando el bullying, primero haciendo la denuncia ante los directivos de su colegio y al sentir que no ha tenido respuesta ha recurrido a exponerlo públicamente y denunciar ante la Superintendencia de Educación. La felicitamos por el vídeo ejemplar que, con coraje y valentía no ha utilizado la violencia ni entrado en descalificaciones.