Por Tica Font.

Llevamos días que diversos presidentes y ministros de la UE haciendo declaraciones que tenemos que prepararnos para una posible invasión de Rusia, que Rusia es una amenaza para Europa, que es necesario armarse y prepararse para la guerra. Mucha retórica de tambores de guerra en el seno de la Unión Europea. Insisten en que tenemos que situar la economía europea en fase de guerra, comprar más armas e impulsar que la industria militar incremente la producción.

Nos dicen que Rusia puede invadir a otro país de la UE, puede ser que alguien se lo crea, pero no parece creíble. La guerra en Ucrania no parece que la vaya a ganar Ucrania, pero tampoco la ganará Rusia. En el mejor de los casos vamos a escenarios, a largo plazo, de combates con intensidades irregulares. Ello hace difícil el escenario que Rusia quiera iniciar una guerra contra la UE, sería un suicidio para todos. En definitiva, todo parece indicar que el objetivo es generar miedo a una invasión de Rusia, lo permite llevar a cabo ciertas políticas de defensa con una opinión pública que no se oponga.

La doctrina de la disuasión consiste en mostrar a tu adversario que tu dispones de mayores capacidades destructivas, que tu poder es superior y que el adversario tiene que desistir de atacarte. Para que las amenazas sean creíbles se debe mostrar fuerza y mayor capacidad destructiva que tu oponente. A esto se le llama carrera armamentística.

En esta carrera parece que se está adentrando la UE. La Comisión Europea ha publicado este mes de marzo la primera Estrategia Industrial de Europea de Defensa que marca objetivos e indicadores. Con esta estrategia se pretende:

Impulsar la producción de material militar. La industria tiene que producir más y para ello pide dos cosas, créditos para ampliar las instalaciones y firmar contratos a varios años vista, es decir, asegurarse la producción. Con este objetivo la UE decide abrir líneas de crédito, como serían los Eurobonos, o modificar los estatutos del Banco Europeo de Inversión, todo ello para dar liquidez a las ampliaciones de las industrias.

Impulsar las compras conjuntas y las compras a la industria UE. La UE empieza a preparar organización y estructura para coordinar compras de material militar en nombre de los 27 producidas en la UE. Se empieza por compras de proyectiles para Ucrania, pero se prepara la estructura para seguir avanzando. En este punto la Comisión ha establecido algunos objetivos, para el 2030 el 40% de las compras de material militar quiere que sean conjuntas y pretende que el 35% del mercado de la UE sea de defensa (es mucho el peso que se le quiere dar a la industria militar respecto de otros sectores); para 2030 se pretende que el 50% del gasto en defensa de los estados miembros se lleve a cabo en la industria de la UE y para el 2050 que sea del 60%. En definitiva, pretende que el incremento de gasto militar que los 27 están aprobando no se vaya hacia Estados Unidos, sino que en un 50-60% se compre a la industria europea.

Impulsar o ayudar a los estados a gastar en armas, para ello se establecerán medidas para que los estados puedan endeudarse en las adquisiciones de armas, a través de los Eurobonos o los créditos del BEI, subvenciones a los estados si las compras son conjuntas, que la deuda contraída por la adquisición de armas no compute como déficit público (a eso se llama creatividad contable) o de nuevo vuelve a plantearse eliminar el IVA de las armas. Las mujeres pagaremos IVA por las compresas o la leche infantil, pero las armas no.

Como ya anunció Von der Leyen, seguramente después de las elecciones en la próxima Comisión tendremos Comisario de Defensa.

Los gobiernos de la UE se preparan para la guerra, tener ejércitos más poderosos y con mayores capacidades y con mayor despliegue de fuerza. Seguimos sin abandonar el concepto de disuasión, el “y yo más”, seguimos con el juego psicológico (como en el póker), hacer creer al adversario que tu mano es superior a la suya, cada vez las apuestas están más altas y cada vez el peligro de cometer errores en un juego psicológico es mayor. Los ciudadanos no queremos ser las víctimas de estas partidas y frente a la disuasión la mejor política es la de la distensión, parar las espirales armamentísticas, parar la retórica amenazante, abrir puertas al dialogo y a la confianza mutua.

 

Tica Font es investigadora del Centre Delàs d’Estudis per la Pau