En las próximas semanas, los países de la OTAN están llevando a cabo el mayor ejercicio militar en el corazón de Europa desde el fin de la Guerra Fría, desplegando cada vez más tropas en la frontera con Rusia y trasladando allí misiles de defensa aérea.

Tras la interrupción de la ayuda militar de EE. UU. a Ucrania, la República Federal de Alemania se ha convertido en el principal proveedor de armas y financiador de la guerra en Ucrania, y la UE acaba de decidir invertir al menos otros 5 mil millones de euros este año en la financiación de la guerra en Ucrania.

El presidente Macron está considerando el envío de tropas terrestres a Ucrania, y el personal militar británico ya está en activo allí. A finales de enero, el periódico británico «The Telegraph» informó que EE. UU. está volviendo a estacionar armas nucleares en el sur de Inglaterra. Al mismo tiempo, escuchamos que Rusia amenaza repetidamente con el uso de armas nucleares.

El ejército de la Federación Rusa avanza en Ucrania y el presidente Putin parece no sentir actualmente una presión significativa para volver a negociar un alto el fuego y poner fin a la guerra.

Todo parece encaminarse hacia un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN. ¡Nunca hemos estado tan cerca de una Tercera Guerra Mundial como hoy!

El Papa ha reconocido que Ucrania no ganará la guerra contra Rusia por sí sola. Si tiene razón, solo hay dos posibilidades: o habrá una confrontación abierta entre los países de la OTAN y Rusia (y probablemente también con China y otros países) por otra parte, o lograremos resolver la guerra mediante negociaciones. No queremos permitir que Europa vuelva a convertirse en un campo de batalla, en el escenario de una guerra que probablemente conducirá a la destrucción de la civilización europea.

Está claro que tal guerra no se limitará a Europa. Los horrores de la guerra en Gaza, los conflictos militares en el Cuerno de África y las crecientes tensiones entre la República Popular China y los Estados Unidos muestran que el mundo se asemeja cada vez más a un barril de pólvora que solo necesita una chispa para explotar.

En este contexto, la Alianza por la Paz de Múnich, al igual que muchas otras iniciativas de paz en toda Alemania, insta nuevamente este año a las personas a salir a las calles y plazas y exigir a los gobernantes de todos los países del mundo que queremos paz. La humanidad la necesita, porque solo en la paz puede abordar los grandes problemas a los que nos enfrentamos como especie.

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