Por estas fechas, un 19 de marzo del año 1845 nació José Pedro Varela, en Montevideo, Uruguay. Muere con tan solo 34 años, en 1879. Así y todo, alcanzó a dejar una marca indeleble en el campo de la educación uruguaya. Su pasión por la educación surge de un viaje a Europa cuando tenía 22 años, donde visita a Víctor Hugo, autor francés de la novela Los Miserables. Luego viaja a Estados Unidos donde conoce a Domingo Faustino Sarmiento, con quien regresa en un mismo barco. De su diálogo con Sarmiento se desata su interés por investigar, trabajar y elevar propuestas en el ámbito educativo que desembocan en la implantación en el Uruguay de la enseñanza pública, obligatoria, laica y gratuita.
Estando de regreso en Montevideo en 1869, se embarca en actividades periodísticas en el diario La Paz, diario que dirige hasta 1873. Además, fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular junto a otros jóvenes de su generación.
Entre los años 1874 y 1876, escribe sus obras «La Educación del Pueblo» y «La Legislación Escolar», donde expresa su profunda convicción de que el progreso del país dependía de la educación.
En 1876 es nombrado director de Instrucción Pública, y como tal presenta un proyecto de ley para establecer la enseñanza escolar laica, gratuita y obligatoria, en todo el país. El proyecto fue aprobado el año siguiente, no sin dificultades por la oposición de la iglesia católica al principio de la laicidad.
Por ello, José Pedro Varela es considerado el “padre” de la educación uruguaya. Dedicó su vida a promover la educación laica, gratuita y obligatoria como herramienta clave para el progreso social y la equidad. Fue pionero en la creación de escuelas públicas y en la formación de maestros capacitados.
A continuación, cito algunas frases de José Pedro Varela que retratan de cuerpo entero un pensamiento que sigue teniendo plena vigencia y por los cuales vale la pena seguir luchando:
“Los que una vez se han encontrado juntos en los bancos de una Escuela, en la que eran iguales, a la que concurrían usando un mismo derecho, se acostumbran fácilmente a considerarse iguales, a no reconocer más diferencias que las que resultan de las aptitudes y las virtudes de cada uno: y así, la escuela gratuita es el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática”.
“Un pueblo ignorante no puede tener sino gobiernos que estén en relación con la ignorancia”.
«La mayor difusión de la educación produce en el pueblo la disminución de los crímenes y los vicios».
«La educación es pues fortuna que no se pierde, que no se gasta, que produce siempre y que los padres pueden y deben legar a sus hijos».
“Para establecer la república, lo primero es formar los republicanos; para crear el gobierno del pueblo, lo primero es despertar, llamar a la vida activa, al pueblo mismo; para hacer que la opinión pública sea soberana, lo primero es formar la opinión pública y todas las grandes necesidades de la democracia, todas las exigencias de la república, sólo tienen un medio posible de realización: educar, educar, siempre educar […] El sufragio universal supone la conciencia universal y la conciencia universal supone y exige la educación universal. Sin ella la república desaparece, la democracia se hace imposible y las oligarquías, disfrazadas con el atavío y el título de república disponen a su antojo del destino de los pueblos y esterilizan las fuerzas vivas y portentosas que todas las naciones tienen en sí mismas”.
La impronta de José Pedro Varela en el sistema educativo uruguayo, que lo distingue en el concierto latinoamericano, en los momentos actuales, desgraciadamente, se encuentra en jaque por razones que no logro desentrañar.
Me permito recordarlo porque estudié en Montevideo, Uruguay, en el liceo que lleva su nombre.