Postulo que nadie quiere inicialmente salir de sus países, sus casas, sus costumbres y familias. El hombre es un animal social y gregario y los lazos que se generan con los cercanos, familia nuclear y amigos cercanos, es una unión que se genera mucho antes de que tengamos conciencia. Por lo tanto, la migración, el deseo profundo y el arrojo de cambiar todo por algo nuevo, es una experiencia a la cual se opta por razones muy claras y evidentes. Las positivas, nuevos trabajos, nuevas perspectivas de vida, el amor que lleva a seguir a alguien a nuevos horizontes y las no tan positivas, el hambre, la desesperación y la falta de perspectivas y trabajo, el exilio, la violencia y la amenaza para la vida propia y/o de la familia. Existen múltiples razones y puede además haber combinaciones múltiples de todas estas u otras.

La migración es un tema que, aunque existe desde siempre, en nuestros tiempos se ha vuelto muy común y masivo, millones de personas se mueven cada año y los países deben ahora ponerse de acuerdo en protocolos, establecer barreras, aumentar los controles y presupuestos de control, capacitar a personal para realizar el trabajo y por supuesto, patrullar las fronteras para su ingreso y luego mantener el estatus legal actualizado, de modo de disminuir la inmigración ilegal en todos los países.

Quien está desesperado en un país ajeno, puede ser muy peligroso para la sociedad y para él mismo.

Hoy hemos conocido una muy buena noticia y es importante resaltarla, Italia a través de su primer ministro Giorgia Melloni, ha indicado que desea liderar un plan llamado el plan Mattei para viabilizar 5.500 millones de euros para trabajos en el área energética y así generar exportaciones de África a Europa de este vital insumo.

Italia, que ha sido receptora de miles de inmigrantes diarios desde hace ya un tiempo, ha decidido trabajar en el origen del problema, generando buenas razones para que los jóvenes no busquen emigrar hacia Europa. Por lo tanto, ha comunicado que trabajará en este plan para desarrollar inversión y puestos de trabajo en África, generando condiciones de empleo y habitabilidad adecuadas en los países de origen de modo que los jóvenes africanos, en vez de tener en mente salir de sus países para llegar a Europa, donde podrán mejorar sus vidas, podrían ahora desarrollar una mejor vida en casa, evitando ilusionarse con perspectivas mejores en países ajenos, otros idiomas y culturas, en vez de hacer esas mismas iniciativas en casa.

Además, las palabras de la primer ministro italiana, son esperanzadoras al hablar de tratar a los Africanos como iguales y no hacerlo con un acento colonialista donde Europa impondría un estilo y destino que no necesariamente sean los africanos los pueblos que decidan, definan y canalicen las inversiones hacia proyectos de mutuo beneficios en el corto plazo.

Creo que la humanidad da un gran paso con reconocer en África un continente con millones de habitantes, cuna de la especie humana y evitar que siga siendo un lugar donde extraer recursos, manteniendo a esos hombres y mujeres en condiciones de pobreza, cuyo único propósito parecía ser aportar miles de nuevas personas para hacer trabajos mal pagados en otros continentes, como ha sido la historia al menos desde el siglo XV en adelante. Este cambio expresado por Giorgia Melloni en el plan “Mattei” parece ser un cambio de actitud que podría involucrar a toda la Unión Europea en esta tarea, uniéndome a las palabras expresadas por el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, quien enfatizó que “necesitamos pasar de las palabras a los hechos”.

Ya no queda tiempo, hace mucho que se debió hacer, pero dejemos el espacio a la duda y esperemos que el viejo adagio se haga realidad, “más vale tarde que nunca”. Otro mundo es posible.