Esta semana tuvieron acceso a los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) quienes rindieron la prueba, y previamente, las universidades, con el fin de preparar sus respectivos procesos de admisión. Durante enero cada persona sabrá si fue aceptada en alguna de sus preferencias.

Termina así un largo proceso que generalmente se inicia al ingresar a enseñanza media durante el cual las y los estudiantes son sometidos a un gran estrés porque el ambiente socio cultural y publicitario los convence que el resultado que obtengan en la PAES definirá quiénes son y quiénes serán en el futuro.

Lo cierto es que para la inmensa mayoría de quienes egresan de enseñanza media y rinden la PAES, los resultados nada definen. Más aún, son muy pocos los y las estudiantes que están en condiciones de tomar una decisión libre porque están presionados e influidos por su entorno y por la publicidad de las instituciones universitarias que “venden” falsas promesas.

Según el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile publicado en 2023, la deserción de estudiantes al primer año de ingreso a la universidad alcanzó a 30%, más del doble que el promedio de los países OCDE, que fue de 12%. Otra cifra significativa es que sólo un 16% termina su carrera sin atraso.

A la luz de estas cifras, es entendible que el Ministerio de Educación advirtiera a las universidades no divulgar resultados PAES, ni utilizarlos en sus campañas de “venta” de matrículas: “Los archivos enviados se entregan exclusivamente para que las instituciones puedan realizar sus procesos de admisión y matrícula, además de realizar análisis respecto a sus procesos internos. Está prohibida la utilización de esta información para otros fines, incluyendo: contactar directamente a inscritos y/o postulantes que no hayan manifestado su intención de ser contactados por la respectiva institución; publicar estudios o informes que den cuenta sobre el proceso de admisión u otros estudios que no correspondan a los resultados de su propia institución”.

A continuación, el MINEDUC señala que los datos “no se encuentran anonimizados, como sí se utiliza para investigaciones académicas, por lo que su uso para fines distintos efectivamente atenta contra la protección de los datos personales y de la vida privada” (Ley N° 19.628 sobre protección de la vida privada). Cabe recordar que todo funcionario público está obligado a cumplir con la ley; no está autorizado para la discrecionalidad en la aplicación de una norma legal.

A manera de ejemplo del mal uso que se le puede dar a esta información es la publicada el día 3 de enero de 2024 en un matutino de la capital que entregó el ranking de resultados PAES de los primeros 100 establecimientos por colegio y dependencia. Nada se dice que uno de ellos, público, selecciona a sus estudiantes, ni tampoco se dice del capital sociocultural de los estudiantes de colegios privados.

Nada dice este ranking del aporte de los establecimientos en función de la caracterización de su estudiantado. Claramente este ranking desinforma, al mismo tiempo que se convierte en un gran instrumento de propaganda para esos colegios. Es uno más de los elementos publicitarios de nuestro sistema universitario, que van moldeando la errada visión de que la PAES y la universidad definen quien soy y quien seré en el futuro.