El barco de rescate humanitario Open Arms ha sido detenido nuevamente por las autoridades italianas en el puerto de Crotone. Esta acción marca otro episodio en la serie de trabas que enfrentan las organizaciones de rescate en sus esfuerzos por ayudar a las personas que huyen de la violencia y la inestabilidad en Libia. La detención del Open Arms pone de relieve la constante violación de la Convención de Ginebra y los obstáculos a la ley del mar para el rescate de personas en peligro.

El Open Arms, en su Misión 108, había zarpado el 16 de enero y llegó a la zona SAR el 18 de enero, donde realizó tres operaciones de rescate diferentes, todas coordinadas por la Guardia Costera Italiana. En total, 57 personas, incluyendo un niño de 8 años y varios menores no acompañados, fueron rescatadas de embarcaciones sobrecargadas y claramente en dificultad.

Sin embargo, tras el desembarco de estas personas en Crotone, el barco de rescate se enfrentó a un interrogatorio prolongado y la posterior detención administrativa por 20 días, además de una multa de entre 3.000 y 10.000 euros.

Las autoridades italianas acusan al Open Arms de haber obstaculizado las operaciones de rescate de la guardia costera libia, una afirmación que la organización rechaza enfáticamente.

Oscar Camps, fundador de Open Arms, expresó su profunda preocupación y frustración ante esta medida. En sus declaraciones, destacó que la organización siempre ha actuado bajo la coordinación de las autoridades competentes y ha seguido todas las indicaciones necesarias. La acusación de obstaculización, según Camps, carece de fundamento y pruebas. Subrayó además la gravedad de esta detención, que no solo afecta a una nave humanitaria, sino que también legitima prácticas prohibidas por la Convención de Ginebra.

La situación del Open Arms es un claro ejemplo de cómo se está obstaculizando la ley del mar para el rescate de personas en peligro. Estas leyes internacionales fueron diseñadas para garantizar que aquellos en peligro en el mar reciban ayuda, sin importar su nacionalidad o circunstancias. La detención del Open Arms y las acusaciones contra la tripulación sugieren un intento deliberado de desalentar estas misiones de rescate vitales.

Además, esta detención pone de manifiesto la preocupante tendencia de criminalizar a las organizaciones de rescate. En lugar de reconocer y apoyar sus esfuerzos humanitarios, se enfrentan a sanciones y barreras legales que complican aún más su trabajo esencial.

La detención del Open Arms en Italia no es solo un incidente aislado, sino un síntoma de un problema más amplio. Refleja la creciente hostilidad y los desafíos que enfrentan aquellas organizaciones comprometidas con el rescate humanitario en el Mediterráneo.

Las organizaciones de Derechos Humanos llaman  a la acción para garantizar que las leyes internacionales se respeten y que aquellos que huyen de situaciones desesperadas reciban la ayuda que necesitan desesperadamente para salvar sus vidas.