En general, cuando se habla de salud, suele asociársela básicamente a la salud física. Tener buena salud es un deseo que todos tenemos hacia nosotrxs y hacia nuestra gente querida.

Por  Lic. Vilma Perren

Pero no solemos pensar en otros ámbitos, donde también es esperable que gocemos “de buena salud”.

Si entendemos a la salud como algo integral: física, social, emocional, vincular, nos queda pequeño pensarla solamente como un tema biológico.

Y acá podemos comenzar a pensar: ¿atiendo a construir vínculos sanos?, ¿es sano el vínculo que tengo conmigo mismx?

El modelo vincular cultural, donde hemos crecido y aprendido a relacionarnos está impregnado de codependencia. Entendiendo a la codependencia como esa forma vincular en la que no he aprendido a tenerme en cuenta. Prevalece la mirada externa, los mandatos culturales y/o familiares, lo que las películas de Holywood y los boleros nos han enseñado, como podemos ver en la famosa letra de “Toda una vida”:

Toda una vida,

Me estaría contigo

No me importa en qué forma

Ni dónde, ni cómo pero junto a ti

No me cansaría de decirte siempre, pero siempre, siempre,

que eres en mi vida, ansiedad,

angustia y desesperación.

Desde este modelo vincular se valora la posesión, los celos “como evidencia del amor”, el control, “la ansiedad, la angustia y la desesperación”, como prueba de que la otra persona me importa! tal como reza el bolero…

Termino así satelitando sufrientemente alrededor de la otra persona y creo que por eso la amo!!!

Y nada está más lejos del amor, y de la salud vincular que esa forma de relacionarnos.

A la vez, si no nos tenemos en cuenta a nosotrxs mismxs, si nuestra vida gira alrededor de otrxs (pareja, hijos, amigos, etc, cualquier vínculo puede estar impregnado de codependencia) ¿qué podré brindar?

Estaré siempre esperando que la otra persona complete, compense mi propia carencia de amor, me ofrezca el cuidado que no me brindo a mí mismx. Esperaré eso “de un otro” instalándome así en una eterna infancia emocional, psicológica y vincular.

Entonces cabe preguntarme:

¿Cuido mis vínculos a la vez que cuido de mí mismx en esa relación?

¿Soy emocionalmente responsable con los otrxs y conmigo mismx?

Esto es: ¿escucho y atiendo mis necesidades emocionales, físicas, psíquicas, espirituales? ¿O estoy tan “entregada” a esa relación (sea cual fuere) que me olvido de mí?

La buena salud vincular comienza atendiendo al vínculo que tengo conmigo mismx, ya que según cómo me trate a mí, trataré a los demás…

 

Lic. Vilma Perren

Psicóloga clínica – Logoterapeuta

Fundadora de GARVA (Grupo de Asistencia y Recuperación de Vínculos Adictivos)

Coordina grupos y talleres sobre la temática vincular

Autora del libro: La sanación viene de adentro