El Observatorio de la no-violencia​ es una asociación de la corriente humanista universalista, que contribuye a crear una nueva cultura en la que todas las formas de violencia son repugnantes.

El Observatorio se dirige a mujeres y hombres cuya «sensibilidad» valora la intención y la libertad de los demás y que rechazan toda discriminación y violencia.

La respuesta violenta a la violencia es ineficaz porque no resuelve nada, salvo que empeora la situación; además es imposible justificarla porque estamos aplicando lo que denunciamos.

Cuanto mayor es la violencia que recibimos,​ más grandes nos hacemos cuando renunciamos a la venganza. Para empezar, la única manera de detener el proceso destructivo de la violencia es no entrar en su espiral irrefrenable, es romper la cadena asociativa de imágenes internas que conducen a la violencia; de acortar el círculo infernal sin salida.

El Observatorio llama a producir un acto libre de rebelión contra el absurdo de la violencia, partiendo de una autocrítica de la propia, en un acto unilateral consciente, independiente de la respuesta del otro, orientado hacia el diálogo y la reconciliación.

El Observatorio de la no-violencia se solidariza con todos los pueblos y denuncia a los grupos armados fanatizados y a todos los poderes (políticos, económicos e institucionales) que recurren a toda forma de violencias y siembran el terror o son cómplices de él.

La violencia nunca surge de la nada, siempre tiene su origen en situaciones violentas anteriores. Si no la paramos, se desencadena mecánicamente. La primera condición para acabar con ella es reconocer la violencia que nosotros mismos generamos.

Todos los pueblos aspiran a vivir en paz consigo mismos y con los demás, y deben unirse para construir una fuerza moral y mental basada en los fundamentos de la no-violencia.