El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó este jueves de «lamentable» la respuesta de la comunidad mundial ante la crisis climática y avisó que el mundo se dirige «al desastre», una situación de la que culpó en buena medida a las empresas energéticas y el uso de combustibles fósiles.

«El mundo necesita que la industria use sus enormes recursos para impulsar, no para obstruir, la transición global de los combustibles fósiles a las energías renovables», dijo Guterres en conferencia de prensa. Según el Secretario General, es necesario acelerar de manera radical las medidas contra el calentamiento global y ello debe empezar por las compañías de combustibles fósiles.

«El año pasado, la industria del petróleo y el gas cosechó unas ganancias extra de cuatro billones de dólares en beneficios netos. Sin embargo, por cada dólar que gasta en exploración y perforación (…), solo cuatro centavos fueron a energía limpia y captura de carbono combinadas», denunció.

«Vender el futuro por treinta monedas de plata es inmoral«, insistió Guterres, que acusa a las empresas energéticas de no cumplir ni con los objetivos mínimos que ellas mismas se han impuesto.

Guterres reclamó también más medidas a las instituciones financieras, a las que solicitó planes públicos y detallados para mover sus inversiones de los combustibles fósiles hacia las energías limpias y compromisos para poner fin a la financiación de nuevas infraestructuras de carbón y a la exploración de nuevas explotaciones de gas y petróleo.

Hacia la catástrofe

«Las actuales políticas llevan al mundo a un aumento de temperatura de 2,8 grados para el final del siglo. Eso significa catástrofe y, sin embargo, la respuesta colectiva sigue siendo lamentable».

Guterres hizo un llamamiento a actuar de forma inmediata y recortar las emisiones en un 45 % para 2030, lo que requeriría compromisos adicionales por parte de los mayores emisores y más apoyo económico de los países más ricos al mundo en desarrollo. En ese contexto, el jefe de la ONU insistió en que los Gobiernos deben eliminar progresivamente los combustibles fósiles y multiplicar la inversión en energías renovables.