Cuando se anuncia que es el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y consideramos las opiniones que esta celebración suscita, encontramos una gran cantidad de denuncias y reclamos respecto justamente a la falta de libertad que sufre la prensa, la cual se manifiesta en diversas presiones que ejerce la autoridad y los dueños de la medios, en cuanto a peticiones de no difundir ciertas noticias, a aplicar restricciones a periodistas y comunicadores, a la existencia de censura abierta o encubierta que muchos deben acatar la autocensura por temor por a perder la fuente laboral.

Esto en un momento en que los departamentos de prensa de muchos medios se reducen y se jibarizan, con el pretexto que es mejor la comunicación digital que el papel en el caso de los diarios, olvidando que no todas las personas utilizan el computador o el celular para informarse de forma inmediata. En el caso de las radios, la emisión de noticias en la mayoría de las estaciones se ha reducido notablemente, siendo éstas reemplazadas por programas musicales o misceláneos. En el caso de la televisión, la cobertura de noticias está destinada mayormente a la difusión de imágenes que provoquen impacto, generalmente eventos deportivos y/o violentos.

Todo lo anterior, es producto de la creación y existencia de verdaderos holdings comunicacionales que, por una lado, buscan financiar su existencia mediante publicidad que fomenta el consumismo. Por otra parte, su política comunicacional corresponde a la mantención de un público al cual hay que entregarle elementos que no permitan una visión crítica de los hechos, siendo así funcionales a las necesidades de un sistema que utiliza a los medios para perpetuarse y evitar los cambios.

¿Cuál es la libertad de prensa, cuando no se respeta al derecho a la información veraz? ¿Cómo es posible pensar en libertad en un sistema que no la permite plenamente? ¿Cómo lograr que la prensa colabore con la urgente necesidad de que las personas observen su realidad críticamente, para pensar y mejorar?

Una respuesta humanista nos indica la gran responsabilidad de crear medios que fomenten realmente esa libertad centrada en la vida y la superación del sufrimiento, cambiando el actual estado de las cosas que nos limita y condiciona. La única libertad de prensa que vale es aquella donde no existan periodistas censurados, proscritos o expulsados de los medios y que estos estén al servicio de la verdad.

Audio exclusivamente para personas con discapacidad visual

Ricardo Rojas

Convergencia de las Culturas-Chile