Los desastres se hacen cada vez más comunes. Tanto que, gradualmente, los vamos haciendo parte de la rutina de cada año. En verano, sequías, olas de calor e incendios forestales; en invierno, intensas lluvias, deslaves, inundaciones y procesos de erosión. Mientras la Crisis Climática se acentúa y se incrementa, las anomalías climáticas se hacen más frecuentes, haciendo que los daños se hagan cada vez más grandes. Por esta razón, en este noveno artículo de SALVETERRA trataremos el tema de cómo enfrentar este reto en países como Costa Rica, donde además de los efectos del Cambio Climático, nos afectan los GeoRiesgos que también representan una fuente importante de desastre.

Escenarios futuros de Cambio Climático: el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha desarrollado desde hace varias décadas diferentes escenarios sobre el Cambio Climático. Se basa en una proyección de incremento de emisiones de gases de efecto invernadero, particularmente CO2 y el consecuente aumento de la temperatura de la atmósfera.

Hay escenarios con cambios leves hasta severos según lo que suceda con las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, existen diversas variables que pueden cambiar, como por ejemplo el papel de los océanos en la regulación climática o la eventual actividad de un volcán, de actividad muy violenta, que puede generar efectos incluso de alcance global.

No obstante, sobre la base de la tendencia de aumento de la temperatura de la atmósfera durante las últimas décadas, los escenarios futuros indican un aumento significativo de la temperatura y por tanto un incremento (en intensidad y frecuencia) de los efectos del Cambio Climático, en particular, con el desarrollo de anomalías climáticas, como tormentas tropicales y huracanes en zonas tropicales u olas de frío o sequías en regiones de latitudes más altas.

Los escenarios locales generados por las entidades meteorológicas de los diferentes países, permiten observar con mejor detalle los efectos del cambio climático en cada territorio; aunque los efectos de las anomalías climáticas no pueden visualizarse de forma tan clara, dado que se trata de fenómenos regionales que responden a condiciones atmosféricas particulares, como por ejemplo los fenómenos de la Niña o el Niño. En el caso de Costa Rica y Panamá, a esto se suma el movimiento de la Zona de Convergencia Intertropical.

En resumen, los escenarios de Cambio Climático se pueden traducir en mapas que reflejen donde se darán cambios significativos en la cantidad de lluvias por mes, o donde se podrían dar eventos de precipitación lluviosa intensa en determinados meses del año. También se pueden traducir en mapas de aumento de temperatura y disminución de la humedad, donde se podrían dar olas de calor y eventos de sequía. A partir de estos mapas es posible realizar gestión preventiva del riesgo.

Mapas de amenazas naturales: las ciencias geológicas nos muestran que en aproximadamente un 90 %, las áreas de mayor susceptibilidad a que se presente un evento de desastre pueden ser cartografiada e identificada en un mapa antes de que ocurra el evento. Este es el objetivo de elaborar mapas de amenazas naturales, los cuales, por lo general se separan por tipo de amenaza y se categorizan en cinco niveles desde muy baja a muy alta amenaza.

Los temas que se desarrollan en mapas de amenazas naturales pueden ser numerosos si el territorio en análisis está sujeto a efectos de GeoRiesgos (fuentes de amenaza asociados a fenómenos geológicos) o efectos del Cambio Climático. Los temas principales son los siguientes:

• Mapa neotectónico: muestra las estructuración geológica – neotectónica señalando las fallas geológicas regionales (activas) que sirven de límite de unidades tectónicas y fallas geológicas locales (activas o potencialmente activas) que pueden ser fuentes de sismicidad y potencial ruptura del terreno en superficie.

• Mapa de laderas inestables: indica la condición de susceptibilidad de las laderas al desarrollo de procesos erosivos y desprendimientos gravitacionales en masa (deslizamientos) según cinco categorías desde muy bajo a muy alto.

• Mapa de aceleración sísmica: expone la zonificación del territorio según la aceleración sísmica a que pueda estar expuesta según la sismicidad instrumental e histórica registrada. Se subdivide en cinco categorías de muy bajo a muy alto.

• Mapa de amenaza por eventos sísmicos: zonificación del territorio en estudio según su susceptibilidad sísmica respecto a la unidad geológica que conforma el subsuelo superior. Se subdivide en cinco categorías de muy bajo a muy alto.

• Mapa de aceleración sísmica por tipo de suelo: zonas en que se divide el territorio en estudio respecto al suelo que forma la corteza de meteorización de las unidades geológicas y su susceptibilidad a la aceleración sísmica producida por un evento local o regional. Se subdivide en cinco categorías de muy bajo a muy alto.

• Mapa de amenaza por inundaciones: muestra las zonas en que se divide el territorio en análisis según su susceptibilidad al desarrollo de eventos de inundación asociados a altas precipitaciones pluviales. Se subdivide en cinco categorías de muy bajo a muy alto.

• Mapa de amenaza por actividad volcánica: zonificación del territorio respecto a las zonas de amenaza vinculada a la presencia de centros volcánicos eruptivos activos y centros eruptivos dormidos.

• Mapa de amenaza por licuefacción y subsidencia diferencial: indica las zonas del territorio en estudio más susceptibles a la amenaza por licuefacción (originada principalmente por solicitaciones sísmicas), así como por subsidencia diferencial ante la aplicación de cargas. Se subdivide en cinco categorías de muy bajo a muy alto.

• Mapa de amenaza por Tsunami y ascenso relativo del nivel de mar: muestra las zonas costeras del territorio sujetas a un ascenso rápido y temporal del nivel del mar por el efecto de un Tsunami o bien un lento ascenso relativo del nivel del mar como consecuencia del Cambio Climático.

• Mapa de tendencia de la precipitación anual frente al Cambio Climático: establece las zonas donde por el incremento de la precipitación anual producida por efectos del Cambio Climático se generarían mayores efectos asociados como deslizamientos e inundaciones fluviales, así como zonas con decrecimiento de precipitación donde dichos efectos disminuirían.

• Mapa de amenaza por sequías y/o desertificación por Cambio Climático: señala las zonas del territorio que, por efectos del Cambio Climático, estarían sujetas a sequías o efectos de desertificación, donde también podrían darse olas de calor e incendios forestales.

Gestión preventiva del riesgo: corresponde con las acciones de prevención que se pueden desarrollar para evitar que un evento de desastre se magnifique y pueda provocar grandes daños en pérdida de vidas e infraestructura.

El ordenamiento y la planificación del territorio son claves para la gestión preventiva del riesgo, en particular si dicha cartografía se desarrolla a escala local para el uso de los gobiernos locales. Esto significa hacer cartografía a escala de 1:25.000 o de mayor detalle, preferentemente a 1:10.000 e ideal a 1:5.000.

El desarrollo de cartografía de amenazas naturales permite identificar las zonas más susceptibles al desarrollo de eventos, por efectos de GeoRiesgos o del Cambio Climático. De esta manera, si los territorios no están urbanizados todavía es posible definirlos como zonas especiales donde se limita el desarrollo urbano y de construcciones o, en su defecto, se establecen condicionamientos técnicos para que las construcciones que se puedan desarrollar de forma limitada cumplan estrictas medidas tecnológicas de prevención, según el tipo de amenaza a que están sujetos.

En el caso de que los territorios de alta y muy alta amenaza que ya estén urbanizados lo que procede es el establecimiento de límites para los nuevos desarrollos urbanos y los planes de renovación urbana, así como el desarrollo de acciones efectivas para el aumento de Resiliencia humana y de infraestructura. Dentro de este ámbito, la estrategia local, impulsada por los gobiernos locales, de educación sobre la gestión del riesgo, el desarrollo de planes de emergencia y la conformación de seguros paramétricos contra desastres son de gran importancia para aumentar la seguridad de las comunidades.

De igual forma, el desarrollo de un fondo especial contra desastres, como el que hemos planteado anteriormente, sería de gran utilidad para países como Costa Rica (ver: http://www.allan-astorga.com/allan-astorga/2021/7/28/ley-de-resiliencia-contra-desastres)
Aprender a convivir con el riesgo: países como Costa Rica, son multirriesgo, no solo por fuentes de amenaza asociados a GeoRiesgos, debido a su fuerte actividad sísmica, tectónica y volcánica, sino también por efectos del Cambio Climático. Ante esto, resulta de gran importancia cultural aprender a convivir con el riesgo y, por tanto, gestionarlo apropiadamente.

Mirar para otro lado o ignorar las fuentes de amenaza y el riesgo que representan no es lo correcto. Todo lo contrario, es indispensable conocer en detalle la fuente de la amenaza, su comportamiento, su potencial, así como la probabilidad de ocurrencia de un desastre. Solo de esta manera podemos ser más resilientes y podremos enfrentar de forma efectiva un evento de desastre. Al respecto, países como Japón que tienen una tradición milenaria en materia de gestión del riesgo tienen mucho que enseñarnos.

Mucho por hacer: delineamos aquí, entonces, los pasos estratégicos a seguir para empezar a desarrollar una eficiente y efectiva gestión preventiva del riesgo. Son muchas las tareas, pero todas son realizables, en particular, con el uso de modernas tecnologías informáticas. Mientras tanto, se hace indispensable cambiar nuestra cultura (y también nuestra Ley Nacional de Emergencias) para que la gestión del riesgo no solo se concentre en la atención del desastre. Tenemos que avanzar mucho más, y trabajar realmente en prevención.

a.astorga.g@gmail.com