Más de setenta nombres preceden a Santiago Contoricón. Él, al igual que los demás defensores de derechos humanos, fue asesinado el pasado 8 de abril. Su muerte entró, como en todos los casos, a un proceso de investigación, que por lo general, queda impune o se dilata por años.

Lucio Pascual, Herasmo García, Santiago Meléndez Dávila, Yenes Ríos, Luis Tapia Mesa, Arbildo Meléndez, Santiago Vega, Estela Casanto Mauricio, Mario Marco López Huanca, Jesús Antaihua y su esposa Nusat Benavides, Gemerson Pizango, Juan Julio Fernández Hanco…  son algunos de los nombres de líderes  indígenas asesinados; algunos de ellos eran autoridades representativas con una trayectoria política trunca; luego de sendas amenazas, a veces desapariciones y; en todos los casos, su posterior ejecución a manos de sicarios.

El caso de Santiago pasó a manos de la Fiscalía Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Junín y la Segunda Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Satipo, pero los antecedentes que aún no encuentran  justicia hacen prever el desenlace: impunidad.

Poblaciones indígenas lloran a sus líderes

Las imágenes de dolor, por la pérdida de su ser querido, a veces su “apu” o su “líder”, esposo o esposa, padre o madre, hijo o hija, nos muestran la magnitud de la tragedia.

Pese al avance tecnológico,  el Perú todavía presenta zonas donde el alcance del gobierno es limitado, tanto a nivel presupuestal, tecnológico y social. “Estamos olvidados por el gobierno” señalan las poblaciones indígenas, quienes ante esta realidad, han optado por autogestionar su desarrollo, eligiendo sus representantes, liderando la puesta de escuelas y postas, coordinando la construcción de carreteras y accesos.

El Estado peruano, tiene presencia a través de los ministerios, gobiernos locales, organismos descentralizados y programas sociales, sin embargo, la gestión estatal es limitada y se hace apremiante ante la situación de vulnerabilidad de los pueblos indígenas.

Los dirigentes asesinados son la muestra palpable de aquella vulnerabilidad. Tiempo antes de los asesinatos, todos denunciaban amenazas de muerte por grupos ilegales de cultivo de hoja coca (narcotráfico), minería ilegal, tala ilegal y en los últimos tiempos, tráfico de tierras (la falta de titularidad de muchas comunidades, beneficia este ilícito negocio).

La amenaza de intromisión en los territorios comunales es abordada por los líderes locales, ante la poca presencia del Estado, y son estos los primeros en la línea de fuego, cuando las mafias ilegales pretenden expandirse. ¿En qué condición quedan las comunidades indígenas, luego del asesinato de sus líderes? Desprotegidas totalmente.

Medidas de protección a defensores

Al respecto, diversos especialistas señalan la necesidad de que el Estado implemente mecanismos de protección de los defensores de derechos humanos como Santiago Contoricón y se eviten más muertes.

Entre las propuestas, se encuentran: la creación de juzgados especializados ubicados estratégicamente para dar cobertura apropiada a los pueblos indígenas, la ratificación del Principio 10 que permita establecer políticas públicas sobre estos casos; señala Aída Gamboa, de la ONG Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR).

La adjunta para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, Alicia Abanto, también propone crear autoridades especializadas para dar tratamiento adecuado a los casos; y otras como que el Poder Judicial cree e implemente un registro nacional de defensores, con información de las comunidades afectadas y sus principales representantes[1].

También se hace urgente la voluntad política del gobierno de turno. Ya en el 2021 se emitió el D.S. 004-2021-JUS que creó el mecanismo intersectorial para la protección de las personas defensoras de los derechos humanos, en el que se involucró a ocho ministerios: Justicia, Ambiente, Interior, Cultura, Mujer, Agricultura, Relaciones Exteriores y, Energía y Minas. Sin embargo, el esfuerzo se ha desvanecido, luego de la baja asistencia a las reuniones de trabajo.

Como en los otros casos, ya pasaron 12 días, y la muerte de Santiago Contoricón parece que entrará al mismo vagón del olvido, por parte de las autoridades nacionales y la población en general. Mientras, en las comunidades, seguirán llorando la muerte de sus líderes… hasta que haya voluntad política para enfrentar este problema social.

[1] https://red.pucp.edu.pe/ridei/noticias/en-peru-son-mas-de-70-lideres-indigenas-asesinados-en-los-ultimos-anos/

Foto: Caretas.