Lucía – IHPS

Javier Belda.-

Con esta metáfora geométrica hacemos referencia en este artículo a la necesidad de inspiración para tratar de alcanzar una nueva perspectiva en la dimensión: uno mismo + el mundo.

La humanidad ha tenido muchísima inspiración, pero la cultura materialista actual la oculta y la asocia al mercado. Hay tanto por mostrar, sin embargo, muchas personas se desesperan en el vacío existencial. Necesitamos la inspiración del pasado para proyectarnos hacia un futuro distinto.

El mundo del próximo año será desconocido, tal vez incluso el del próximo mes o puede que el de la próxima semana. Los diferentes gobiernos del mundo occidental parecen navegar sin dirección ante la aceleración mundial total.

“Obedecer al amo sin más”, optan los (colonialistas europeos) pragmáticos, dando muestras de su adaptación decreciente.[1]

La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible fue aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde la perspectiva actual (8 años después) se ve claramente que, enunciando objetivos supuestamente beneficiosos para la humanidad, se trata de ponen en marcha planes y mecanismos ocultos. Esta agenda implica otras agendas secretas demenciales y destructivas, a las que obedecen los tecnócratas.

Se pretende actuar sobre el mundo a través de la violencia con sus variadas formas, buscando un resultado supuestamente bueno para algunos y para el resto lo de siempre: control, opresión, colonialismo…

 

World Economic Forum/Valeriano Di Domenico – fotospublicas.com

Este sistema –»basado en reglas», pero sin ideales, ni principios– tiene distintos niveles de profundidad. En la superficie tenemos las ONGs, los premios, las subvenciones, las prebendas, el prestigio y el reconocimiento (muchos servidores se conforman con una palmadita de su amo en la espalda). En otro nivel, un poco más abajo, está la participación activa en el sistema; el trepa de toda la vida dispuesto a manipular y traicionar lo que sea para lograr un cargo bien remunerado. Más abajo, está la corrupción a gran escala.

Una vez que tus manos estén sucias ya estarás atrapado para toda la vida, ya sea por temor a perder lo que tienes o por temor a terminar en la carcel. Y la cosa sigue aún más para abajo.

A medida que se implementen las agendas estaremos dentro de una prisión global poco saludable… Olvídese de vivir más allá de los 80 años, los protocolos en salud que se han establecido apuntan a que la gente muera pronto y no tenga descendencia.

Mientras tanto, las poblaciones naufragan sin dirección, sin cultura y sin sustento ideológico. En palabras de Oleg Yasinsky “estamos ante la lumpenización cultural; una caída de nivel sin precedentes de los intelectuales y las formaciones políticas”.

Las leyes de la física pueden ser análogas a los procesos sociales; a medida que aumenta la presión sobre las poblaciones aumenta también el caos, en correlación con la mecánica de la termodinámica clásica.

Las manifestaciones en Francia son un ejemplo tanto de fuerza y como de desorientación. “A río revuelto, ¿gana la extrema derecha francesa?”, titular del artículo de SANA. [2]

El asunto no es solamente la movilización y rebelión frente al sistema, se necesita además poner en contexto los hechos. Son pocos los intelectuales que hacen un análisis relacional y demasiados los que van a parar a los tópicos a la moda de la agenda.

En busca de la estabilidad perdida

Las ideologías no fueron las que sostuvieron a los sistemas sociales. Aunque una ideología se presente desprovista de credo, los pueblos buscan incendiar sus corazones en los aforismos y los mitos. Siempre ha de haber un personaje, o un mártir, que de sustento espiritual a las ideas. Es el motivo por el que hacemos monumentos y damos nombre a las calles y plazas.

“En todo caso, los filósofos ateos de los nuevos tiempos, tendrán que cambiar los términos y reemplazar en su discurso el ‘opio de los pueblos’ por la anfetamina de los pueblos”, apuntaba Silo. [3]

Fernando Frazão/Agência Brasil – fotospublicas.com

Ante el anhelo de algo estable se buscan referencias en el pasado. Una foto antigua, un paisaje de otro tiempo nos trasportará un mundo que transcurre lento, apacible y sin sobresaltos, al menos en nuestra imaginación.

Allí encontramos a las religiones con un catálogo de respuestas claras para las inquietudes existenciales y con una propuesta de estilo de vida integral.  

Conviene observar cómo el nuevo mundo multipolar que se está consolidando, como alternativa al mundo monolítico, está sustentado en la religión, la cual se expresa en la tradición y la cultura en países como Irán, Arabia Saudí, China, Rusia, entre muchos otros.

No es una novedad potenciar la iglesia para sostener imperios (Constantino copyright).

En principio no es mala idea buscar sustento en los valores de la Iglesia, el problema es que la Iglesia ha estado asociada al poder. Las dictaduras de todos los tiempos vieron en la Iglesia un pilar en el que apoyarse y las diversas religiones no tuvieron mucho recaudo al respecto, dando las bendiciones a lo que tocara darlas para estar a bien con el poder.

Unsplash

No obstante, algún sustrato de espiritualidad sincera queda en las diferentes confesiones religiosas y conviene tenerlo presente a la hora de proyectarse hacia un nuevo mundo.

Del otro lado tenemos la desestructuración, que pasa por la destrucción de la memoria, de la cultura, la quema de libros y monumentos… ¿A cambio de qué? Al parecer, a cambio del nazismo, que es otra forma de sustento pseudoreligioso, con connotaciones satanistas.

Sin embargo Occidente carece de contención al promocionar el nazismo en Ucrania, en Polonia, en los países del Báltico y allá donde puede, del mismo modo en que promocionó el terrorismo del ISIS en los países árabes.

Singularidad y postsingularidad

Nuestro tiempo histórico es el de la Singularidad. No únicamente la Singularidad transhumanista de moda (Yuval Harari, Raymond Kurzweil…), sino algo distinto.

La Singularidad, para serlo, ha de ser vista como un ciclón total que lance al vuelo: trabajo, movilidad, modelo de ciudad, vivienda, economía, modelo vital, familia, sentido en la vida, naturaleza humana, enfermedad, salud, libertad, opresión, países, fronteras, legalidad, tecnología, tiempo, materia, robótica, etc. y lo haga muy velozmente, sin tiempo para adaptarse.

Dado que las potencias mundiales no desean el fin del mundo todos se están preparando aceleradamente para la postsingularidad: un tiempo donde se alcanzaría cierta estabilidad.

El plan occidental para alcanzar la estabilidad pasa por la implantación de la Agenda 2030 y otras delicatessens, pero esto está teniendo un rechazo cada vez mayor por parte de las poblaciones ¿A quién conmueve semejante cosa?

El viejo mundo va a estar cada vez más aislado y esto es así, porque en el fondo, a la gente en todo el planeta no le interesa ese modelo. El capitalismo ha perdido el atractivo de tiempos pasados. Se ha convertido en barbarie y ha dejado de operar como ensueño colectivo (o pseudomito).

Los imperios primero se destruyen por dentro y luego se derrumban por fuera (también, Silo dixit).

Sobre la cuestión de ¿Cómo alcanzar la estabilidad tras la Singularidad? Se habrá de atender a lo más básico en primer lugar: salud, educación y calidad de vida.

“Poniendo todo en función de la salud y la educación, los complejísimos problemas económicos y tecnológicos de la sociedad actual tendrán el enmarque correcto para su tratamiento”. [4]

Algunas corrientes tienen un papel importante que desempeñar en la actualidad, como el Humanismo Universalista, el Socialismo en su última etapa ideal, o la cultura de los Pueblos Originarios, que se ha mantenido como sustrato pese al colonialismo. Estas corrientes no se enmarcan en el terreno religioso, pero cuentan con un significado espiritual. A lo largo de décadas se han ido reinventando sin llegar a una plena visualización en el mundo social.

Es evidente que tan maniqueo puede ser el humanismo, como el socialismo, como los pueblos originarios. Nada está libre de la manipulación, pero necesitamos algún tipo de configuración para finalmente, en el futuro, desposeernos del fetichismo y quedarnos con el significado profundo.

Frente a la desorientación es preciso que lo distinto al sistema se haga cargo del mundo. La empresa es descomunal, y en ella sobra tanto la letanía repetitiva de la autocomplacencia como las “causas a la moda” de la agenda globalista.

 

Chéjov, con Stanislavski sentado a su derecha y Danchenko de pie a su izquierda. Chéjov lee La gaviota a los artistas del Teatro de Arte de Moscú. – Wikimedia commons

El latido de la vida

El nuevo mundo necesita algo más que las ideologías, necesitamos dejar espacio a una nueva espiritualidad que permita inmiscuir el arte y la mística entre las ideas. Con una pasión capaz de relacionarlas como lo mismo.

Haremos un poco de rodeo tratando de exponer con ideas algo que las sobrepase.

La espiritualidad ha de llevarnos a la acción, a la transformación social y a la búsqueda de un mundo más justo y no-violento. El arte y la mística pueden ser herramientas poderosas para esta transformación, ya que nos permiten conectarnos con lo sagrado y trascendental.

El ciudadano medio tiene mucha dificultad para representar el mundo en el que se encuentra. Tenderá a ver todo de acuerdo al pasado. Este será su sistema de copresencias (contenidos de memoria almacenados tanto conscientes, como inconscientes). Quedó grabado, por ejemplo, el modo en el que transcurría el tiempo.

La velocidad del mundo no podrá ser captada sin sustraerse de lo personal, aunque, repentinamente, sintamos en nuestra propia vida los efectos desconcertantes de la velocidad de los acontecimientos.

Todo proyecto personal está sometido a condicionantes, cualquier emprendimiento implica una inversión de tiempo muy grande. Aquello que consideremos importante nos llevará años de realización: los estudios, la familia, el trabajo, la vivienda…

Mientras nos dedicamos frenéticamente a nosotros mismos, la solidaridad, el trabajo en equipo y todo lo que hace a una causa común será visto como algo molesto (incluso sospechoso) para el supuesto desarrollo de “lo mío”, ya que demanda tiempo y dedicación.

Pero hay que saber que esta percepción y forma de vida no es la realidad última, sino tan solo una dimensión de la realidad, entre muchas otras. En esta alienación se encuentra uno en la dimensión de lo plano. Desde ahí carecemos de perspectiva; podría parecer que el siglo XXI es similar al siglo XX, salvo con algunos añadidos tecnológicos.

Si de pronto se produce un gran cambio lo experimentaremos como algo sorprendente, incluso si hemos sido capaces de ver venir el ciclón. El asunto es: ¿Cómo quieres estar cuando llegue?

Alberto Durero. Melancolía I (1514) – Wikipedia

Haciendo un esfuerzo por ver más allá del plano, resulta evidente que en este momento no es una sola cosa la que está cambiando aceleradamente, sino múltiples. Incluso algo tan simple como comprarse un coche puede ponerte en una situación complicada. ¿Qué tecnología deberías elegir? ¿Será penalizado y prohibido el uso de coches de combustión? ¿Podrás pagar el suministro eléctrico para llenar el depósito? ¿Habrá coches particulares disponibles?…

¿Será el ser humano del futuro un superviviente de enfermedades, guerras e infortunios? Así lo ven algunos. Entonces, se trata de convertirse en uno de los adaptados a «lo nuevo» y triunfar. Triunfar por haber sobrevivido, por conservar un trabajo, por… En fin, un estilo de vida lamentable.

Pero ¿A qué responde el empeño de ser superficiales? Sin un mínimo de emoción por lo humano no se puede nada.

En realidad cada persona elige la dimensión que tiene su Yo; elegimos ser individuo, familia, patria, cultura, humanidad…

En lo queda de año veremos muchos desastres, tal vez nosotros mismos pasaremos de ser simples espectadores a vernos inmersos en infortunios y accidentes.

Lo que ocurre a los demás también tiene un gran impacto en nosotros. Ante las víctimas, podemos optar por mirar hacia otro lado o, por el contrario, sentir empatía hacia ellas. Al sentir esa conexión con el sufrimiento ajeno, experimentamos una sensación de amplitud que a menudo buscamos en técnicas exóticas o libros de autoayuda (se llama compasión). Al hacer esto nos elevamos sobre lo bidimensional. Esta empatía nos permite conectarnos con los demás y crecer como seres humanos.

Dice «sí» quien piensa, siente y actúa verdaderamente, y «verdaderamente» va en dirección única que es triple. (Silo, 1969).

En un lapso de tiempo muy corto, veremos nacer un nuevo mundo. Experimentaremos la tristeza y la alegría, no como opuestos, sino como el latido de un ser humano con volumen, capaz de estar en el mundo de otra manera, con verdad interna. Los grandes cambios están ya aquí y son ineludibles.


[1] «Es tan inconveniente la desadaptación en un medio sobre el que no podemos cambiar nada, como la adaptación decreciente en la que nos limitamos a aceptar las condiciones establecidas. La adaptación creciente consiste en el aumento de nuestra influencia en el medio y en dirección coherente». Silo, Cartas a mis amigos. 1991

[2] https://sanasyria.org/es/?p=293428

[3] Silo, Cartas a mis amigos. 1993

[4] Ibíd.

El artículo original se puede leer aquí