Mi Hwa Kim: Haciendo que la Basura Cero sea una realidad en Corea del Sur

por Doun Moon

De niña campesina a líder de la mayor organización de la sociedad civil del movimiento Basura Cero en Corea.

Nacida como segunda hija en un pueblo rural de una provincia del este de Corea del Sur en los años 60, Mi Hwa Kim labró valientemente un camino diferente para su futuro, rechazando el destino habitual de sacrificarse por la familia. En los pueblos agrícolas pobres de la posguerra, las niñas no tenían muchas más opciones que mantener a sus familias. Mi Hwa estaba decidida desde el principio a ir a la universidad, soñando con una vida aventurera y con visión de futuro.

Cuando empezó sus estudios en la universidad, en los años 80, los universitarios vivían un periodo turbulento con movimientos sociales en torno a temas tan diversos como el trabajo, la democratización, el género, las discapacidades y la unificación. Impulsada por el resentimiento hacia la dictadura, era natural que Mi Hwa se interesara por los movimientos sociales y empezara a participar en movimientos culturales tras su graduación.

En 1987, se sintió profundamente conmocionada por los daños medioambientales causados por la central nuclear de Yeonggwang, en Jeollanam-do, como la neumoconiosis en los alrededores de la fábrica de aglomerados y el éxodo de los residentes que vivían cerca de la planta. «Me hizo darme cuenta de lo peligrosa que era la contaminación ambiental. En aquella época existía la creencia de que las grandes instalaciones industriales revitalizarían la economía y que cualquiera podría vivir bien si trabajaba duro. Sin embargo, por otra parte, podíamos ver cómo la gente sufría por la contaminación ambiental y ponía en peligro su vida. Pensé que las cuestiones medioambientales serían muy importantes en Corea en el futuro».

Tras empezar como activista educativa en la «Pollution Removal Movement Coalition», ahora Mi Hwa dirige la Red Coreana de Movimientos por la Basura Cero (Korea Zero Waste Movement Network, KZWMN), fundada en 1997 por 180 organizaciones ecologistas, de consumidores y de la mujer de todo el país, para resolver los problemas de los residuos y construir sistemas de Basura Cero.

Hacer realidad las políticas de Basura Cero

Las mayores alegrías que encuentra en su vida son los momentos de ver cambios reales tras luchar por proponer una nueva política. Como sus esfuerzos suelen enfrentarse a una dura oposición, los momentos de victoria crean un contraste dramático y la llenan de orgullo. En la década de 2000, muy poca gente creía en los sistemas de Basura Cero y en una economía circular, lo que hacía dudar de la viabilidad del concepto.

«La gente me preguntaba por qué estaba hablando de algo tan poco realista cuando planteé por primera vez el término Basura Cero. He intentado explicar que se trata de maximizar la circularidad mediante la reutilización y el reciclaje, no de reducir a cero el uso de materiales. Ahora me siento satisfecha de que Basura Cero sea un concepto comúnmente aceptado tras 20 años de comunicación y divulgación», afirma.

Mi Hwa se enorgullece de haber contribuido a elaborar prácticamente todos los proyectos de ley relacionados con Basura Cero de los últimos 20 años: la restricción del uso de vasos desechables, la prohibición del vertido directo de alimentos, la introducción del sistema de tarifas por volumen, la introducción de la responsabilidad ampliada del productor y el desarrollo de la ley de circulación de recursos, por citar sólo los más representativos. Señala con humildad que es lamentable que no se haya podido frenar el fuerte aumento del plástico de un solo uso, y que las actividades de control de la exportación ilegal y los residuos ilegales no hayan dado una pronta respuesta. De cara al futuro, la KZWMN instará al Gobierno a reforzar las medidas para reducir el uso de productos desechables y mejorar la conveniencia de los sistemas de recogida selectiva y reciclaje.

«En Corea, las políticas de residuos suelen estar dictadas por la orientación política del gobierno. Resulta difícil cuando las políticas oscilan entre el refuerzo y la desregulación en función del ambiente político. Reforzar las normativas nuevas y existentes es importante, por supuesto, pero el papel del monitoreo de la desregulación es fundamental. En nuestra sociedad, el problema de los residuos no debe interpretarse políticamente, porque nadie está libre de los daños causados por los residuos. Todo el mundo es causa y víctima, y lo que necesitamos es una solución común», afirma.

Lecciones para los líderes de la próxima generación

Mi Hwa lleva más de tres décadas dedicada al movimiento de la sociedad civil. En retrospectiva, la sensación de haber logrado cambios positivos en la sociedad gracias al poder de una red de base ha sido lo más gratificante de su vida, afirma. La clave de su perseverancia y profesionalidad fue centrarse en los problemas de los residuos y crear gobernanza a través de la red. También señala que con el tiempo aprendió a tener una mentalidad abierta y a aceptar distintos puntos de vista de los agentes implicados en el sector de los residuos, lo que propició el entendimiento mutuo y las sinergias entre las distintas partes interesadas, incluidos los funcionarios gubernamentales y los profesionales del sector.

Encontrar un equilibrio entre pasión y devoción la mantiene en pie. En sus primeros años como activista, Mi Hwa no dudó en entregarlo todo a causas sociales y medioambientales. Al darse cuenta de cómo esa práctica puede llevarla al agotamiento y arrastrarla a un bajón, ha incorporado la salud y el autocuidado como prioridad en su rutina diaria, que comienza con tres horas de yoga y actividad física de 6 a 9 de la mañana. Dedicar tres horas enteras a sí misma le ha dado la energía necesaria para seguir adelante.

«Quisiera decir a la próxima generación del movimiento ecologista que siga adelante sin mirar atrás ni dudar, teniendo en cuenta que el activismo es un trabajo para toda la vida. Para ello, tendrían que cuidar bien su salud, mantener los oídos abiertos para escuchar a los demás y recordar la humildad y el respeto que sentían por la naturaleza y las personas en sus comienzos, como ayuda para sentirse más fuertes a lo largo del camino», aconseja.

 

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen