El Sur Global por un nuevo sistema monetario

Por Walter Formento[1] y Wim Dierckxsens[2]

Introducción

En nuestro libro Por una nueva civilización: El proyecto multipolar (2021), ya habíamos teorizado sobre la transición en los modos de producción desde el pre-capitalismo, para luego observar la transición actual del capitalismo hacia una nueva civilización, otra civilización. Los conceptos de trabajo productivo y trabajo improductivo vistos por su contenido están presentes en la transición de todas las culturas de la humanidad en el pasado, en el presente y en el futuro también lo estarán. Estos conceptos son centrales también en este trabajo que aquí presentamos.

Bajo la relación social capitalista, dichos conceptos adquieren una modalidad específica, como Marx lo desarrolla en el Capítulo VI inédito. Pero el trabajo productivo por lo que Marx considera realmente “por su contenido” (haciendo abstracción de la relación social de producción) recorre o atraviesa toda la historia de la humanidad. Esto lo elabora en el Tomo II de El Capital y en el primer tomo de su obra Teorías sobre la Plusvalía (capítulo IV, parte primera). Este concepto de trabajo productivo e improductivo por su contenido ya lo hemos desarrollado en libros nuestros anteriores (Wim Dierckxsens, 1998, 2003) y también en un trabajo del equipo del Observatorio Internacional de la Crisis[3] editado en inglés (2021).

Vimos en nuestro libro antes citado que, en cada modo de producción, la clase dominante se torna políticamente superflua al tornarse netamente improductivo su papel en la reproducción económica. Lo anterior, es válido para los modos de producción tanto en la Vía Occidental como en el modo de producción tributario propio de la Vía Oriental. Existen también diferencias entre la vía de desarrollo occidental con la oriental. La Vía Occidental desde el neolítico ha construido sociedad a partir de la individualidad, donde el Interés Privado a partir de entonces siempre está en conflicto con el Bien Común. A partir de las relaciones de producción capitalistas en Occidente, la transición hacia relaciones sociales pos-capitalistas difícilmente parten del Bien Común.

En el modo de producción tributario, propio de la línea “Oriental”, el Bien Común de la comunidad como un todo y la explotación del pueblo por una comunidad superior no son mutuamente excluyentes, sino que suelen coexistir y la explotación suele ser tolerada por el pueblo hasta un determinado punto. Con el trabajo productivo en las obras comunes (históricamente las obras hidráulicas), la élite o comunidad superior se legitima y la sociedad como un todo no observa explotación, ni siquiera en las obras de culto hasta que llegue el hambre.

El Bien Común se ve confirmado en las obras colectivas productivas al observar la mayor productividad del trabajo y se reafirma la gran comunidad ya que se trata de obras en beneficio de la comunidad o sociedad en su conjunto. El Bien Común salta aquí a la vista. Si, en cambio, se realizasen obras de culto agradeciendo a los dioses con tributos populares esto solo en esencia beneficia a la comunidad superior. En un primer momento estos rituales se hacen para reafirmar las relaciones comunales, pero objetivamente se abre un espacio para el beneficio propio y exclusivo de la comunidad superior (elite).

Más allá de cierto punto, el tributo se torna un impuesto. El exceso en los impuestos en beneficio de obras de culto y a costa de obras comunes productivas termina en hambrunas. Las mismas son la señal que los dioses y, aún menos, sus representantes ya no sirven y la rebelión se desarrollará. Muchas veces la historia “oriental” ha terminado así y ha caído en desgracia una comunidad superior tras otra. Al caer la comunidad superior, la desintegración de la gran comunidad es la consecuencia. Entonces, la necesidad de realizar obras productivas comunes se vuelve una necesidad central. En la historia oriental suele surgir otra comunidad superior a menudo en otro lugar y con ello surge una nueva dinastía de la gran comunidad. Lo anterior, ha hecho que este llamado modo de producción tributario se reproduzca y auto-reproduzca a través de los milenios y aún hoy ponen su sello en lugares donde ha predominado.

En el modo de producción tributario (China antigua, Mesopotamia, pero también la América Latina precolombina y el África del Antiguo Egipto) se construye sociedad en la cual el interés de la Comunidad prevalece por sobre el interés individual, y esto ha dejado sus huellas hasta hoy en sociedades como China y otras naciones de Asia, y más allá de dicho continente como es el caso de América Latina. Un valor central de la historia de los modos de producción tributarios es: “Soy mientras tú eres” subrayando lo comunitario y el Bien Común como horizonte. Esta mirada contrasta con el valor central occidental desde la esclavitud, en Grecia y la Roma antigua: “Soy (libre) mientras tú no eres”.

En el modo de producción esclavista la negación de la libertad está al desnudo y la única forma de subordinación es la violencia. Con el feudalismo y el pago obligatorio de la renta en trabajo en las tierras del señor, el siervo está atado a la tierra. Con la renta en producto ya no trabaja las tierras del señor, sino que tributa en especie parte de su producto. Con la renta en dinero ya no hay ningún amarre a la tierra y se torna libre mientras paga la renta en dinero. Se pasa al sistema de “tenance at will” que permite al Señor vender la tierra a terceros. Con el capitalismo el trabajador cree que es pagado por su trabajo y no apenas para que se reproduzca su fuerza de trabajo socialmente necesaria.

En el feudalismo, así como en el modo de producción tributario, la fuente de dominio y poder es la religión, así como en el modo de producción tributario oriental. El fetichismo de la religión en sociedades pre-capitalistas es reemplazado por el fetichismo del dinero y la mercancía en el capitalismo. Bajo la relación de explotación capitalista la religión deja de ser fuente de poder. Ahora nos preguntamos cómo nos liberamos del fetichismo del dinero y la mercancía como fuente de poder en una transición hacia el pos-capitalismo.

¿Es posible construir una alternativa retornando al Bien Común, sin fetichismo de la mercancía ni de la religión? ¿Es posible, en otras palabras, crear relaciones de producción transparentes sin poder oculto? La historia Oriental nunca abandonó el concepto de Bien Común como valor central, aunque el fetichismo de la religión habría de hecho el poder para la explotación. En la historia occidental, desde los griegos, lo privativo (el privar a otros de) es la base central y no el Bien Común. En la esclavitud existe la negación de la libertad absoluta de los esclavos. En Occidente, históricamente, se concibe como libre como persona-individual y queda “en el olvido”, oculto y subordinado el ser comunitario.

El camino hacia el pos-capitalismo, que buscan en Occidente actualmente los Señores de Davos con su Economic Reset, habla de una comunidad superior formada por los CEOs, de las grandes corporaciones financieras transnacionales globales, en tanto que representantes del Dios Dinero en la tierra del Nuevo Orden Mundial, donde los pueblos del mundo serán libres de todo, pues no poseerán nada. Sin embargo, plantean que estarán felices en esta condición. Oriente, con China como una de las locomotoras del “tren” BRICS+, plantea y se dirige hacia un Mundo Multipolar, es decir, hacia una Comunidad Mundo con libertad, entendida como soberanía de las naciones y los pueblos. Con el objetivo estratégico de construir un mundo más igualitario y más justo en la distribución de la riqueza social.

Nos encontramos, entonces, ante dos mundos y civilizaciones futuras posibles: por un lado, tenemos a Occidente con su proyecto de capitalismo global unipolar que ha perdido la iniciativa estratégica y que “ya no da para más”. Y con la élite de Davos/Otan, siendo su liderazgo estratégico, que mantiene su objetivo, a costa de mucho e incluso todo, de imponer que ellos sí sean la nueva élite o comunidad superior del Nuevo Orden Mundial unipolar. “Enfocada” en el cómo sostener un poder vertical, aunque conlleve a la destruir la economía mundial. Por el otro lado, tenemos la iniciativa estratégica de un proyecto multipolar-pluriversal enfocado en construir relaciones soberanas entre naciones y regiones, de naciones y pueblos, sin subordinación entre las naciones y los pueblos, planteando una comunidad mundo.

El fetichismo de la explotación en el capitalismo está en la propia economía de crear valor y plusvalor a partir de la mercancía, donde el mundo del dinero es eje central de dicha economía y modo de producción.  En cada modo de producción y, por lo tanto, también en el capitalismo, la clase dominante se torna políticamente superflua cuando su papel en la reproducción económica se torna sistémicamente improductiva.

Está claro hoy que el modo de producción capitalista ha perdido la iniciativa estratégica y se enfrenta ya al escenario donde podría entrar en declive estratégico. Todo lo cual, indica que estamos en un período de transición hacia otra civilización con nuevas relaciones de producción. Esto lo sabe bien la actual élite global de Davos y, es obvio también, que esta élite procura crear Otro Orden Mundial a partir de su dominio casi absoluto sobre el mundo del dinero, en la forma de una cripto moneda con escala y cobertura mundial. En síntesis, una moneda manejada por un Banco Central global –ej.: BIS- inter-conectado y con “influencia” con y sobre los bancos centrales de las naciones-países, a partir del sistema “block-chain”.

Este sistema podría funcionar sin la intermediación de bancos comerciales y tener el control sobre las entradas y salidas de dinero de cada uno. Una moneda, centralmente manejada de este modo, le permitirá a la élite global de Davos lograr un control “mucho más” directo sobre la población en el mundo. Podrían, de este modo, seguir nuestros pasos y excluirnos si hacemos “pasos” contrarios a los intereses de la élite.  Es una forma y modo de condicionar nuestras vidas de la manera más directa y amplia que ha habido, y sería el máximo de poder central imaginable. Acercándose al escenario orwelliano.

La élite global de Davos ha abandonado el ámbito productivo y pretende construir una alternativa, que les permita vivir de la Riqueza mundial existente, mediante este nuevo desarrollo en el dinero, lo que significaría que la élite de Davos se transforme en una clase Rentista Neo-feudal Global[4]. Su proyecto no es fomentar lo productivo, más bien contempla la destrucción de centros productivos. Destruyen las fuentes de energía fósil para acabar con la energía o fuerza motriz industrial y pretenden así cortar posibles alternativas de producción como es el proyecto multipolar.

La vieja élite en Occidente, vinculada con este proceso improductivo (los Señores de Davos como fuerzas globalistas), ha abandonado el trabajo productivo en sus naciones -países centrales- trasladándolo hacia los llamados países emergentes (1994-1999-2008), hacia el Sur global situando a China en primera línea. Esto ha dado espacio y fortalezas para que los llamados países emergentes del Sur global –con China en la primera línea- puedan impulsar e impulsen un nuevo proyecto civilizatorio. China, con los países del BRICS+ o ampliado, con su proyecto de las nuevas rutas de la seda apuntan a un proceso productivo multipolar estableciendo su punto de apoyo estratégico en la soberanía de las naciones y los pueblos.  Lo importante aquí, es comprender que lo productivo es la base necesaria para construir poder, pero que el poder mismo se encuentra en el dominio de la esfera de la relación de producción lo cual, en el capitalismo, ha sido el dominio o preponderancia de la esfera económica, de la circulación del dinero y las mercancías.

El Dinero fuente de poder y decadencia

No basta con que el nuevo modo de producción en ascenso se concentre exclusivamente en el ámbito productivo para sobreponerse al antiguo, sino que precisa ante todo poder demostrar su poder en el ámbito de la circulación. Es decir, es condición necesaria desmantelar hoy el poder que tiene la élite de Davos sobre el Dinero, la moneda. Queremos ir más allá, para ello nos hacemos la pregunta: ¿qué será del dinero en una civilización poscapitalista donde el Bien Común prevalece por sobre el interés particular? El dinero como medio de cambio probablemente sí podrá estar presente. ¿Puede el Dinero seguir siendo el eje central de la economía? Ahí se encuentra el planteo central. La Mercancía-Producto y la Mercancía-Dinero son el fundamento del capitalismo y de la explotación fetichizada. Una sociedad nueva basada en el Bien Común no puede partir desde esa base de apoyo. El fetichismo, o la alienación social, del capitalismo se basan en la falta de transparencia de las relaciones mercantiles. Y la lucha por la abolición de la explotación, conlleva a abolir el Dinero como Mercancía, con la ley del valor hoy globalizada.

El concepto de valor globalizado, afirma Samir Amin, explica la doble polarización que caracteriza al capitalismo y que se manifiesta, por una parte, en el reparto desigual de los ingresos a escala mundial y, por la otra, en la desigualdad creciente en el reparto de la riqueza social en el seno de las sociedades periféricas. Este doble aspecto de la polarización nacional y social constituye la forma real en la que se expresa la ley de la acumulación del capital a escala mundial, global.

El dinero presente y futuro

En las formaciones precapitalistas ya existían el Dinero y el intercambio, pero no existía el proceso de valorización. En todas las formas tributarias podemos constatar la existencia de intercambios no monetarios e incluso monetarios, pero estos intercambios solo son mercantiles en apariencia, es decir que no están basados en el valor de cambio (ley de valor) sino en el valor de uso. Tratase de un intercambio a partir de utilidades comparativas. Esta es la basede una sociedad pos-capitalista basada en el Bien Común.

El valor de uso no puede depender exclusivamente del lado de la oferta (las empresas) cuyo único interés es que se realice la venta del producto, por lo cual entonces se considera socialmente necesario, sin considerar las necesidades sociales. La demanda colectiva es la base fundamental para determinar cuáles productos y servicios son socialmente necesarios. La demanda social colectiva tampoco debe ser manipulada a partir de la oferta de productos socialmente necesarios, pero reduciendo la vida útil ésta mediante la obsolescencia programada desde el lado de la oferta. Para ahorrar recursos naturales, los productos pueden y deben de ser duraderos, de buena calidad y priorizando las necesidades comunales.

Estamos, en otras palabras, en un momento histórico donde el Dinero del Futuro, una moneda digital del banco central (CBDC) basada en blockchain abre la posibilidad contradictoria que, por un lado, pueda encaminarse para imponer un sometimiento absoluto de la población a una élite en el poder y, por el otro, pueda abrir la posibilidad para una economía planificada con bases democráticas para y desde los pueblos.

Es preciso saber que, en octubre de 2020 China se convirtió en la primera nación en realizar una prueba de su moneda digital del Banco Central (CBDC) en la región económica más dinámica y más poblada de China: en la región de la ciudad de Shenzhen, no muy lejos de Hong Kong. Más allá del objetivo inmediato de probar la tecnología involucrada de block chain, en esencia se impulsó la moneda digital en esta región para fomentar la demanda interna ante la división mundial en dos bloques de poder: Occidente vs Oriente.

A partir de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania (2014-2023), EEUU y la UE pronto habrán reducido su demanda de productos chinos, fenómeno que ya había comenzado con las políticas proteccionistas de la administración Trump. Con la moneda digital no solo se podría planificar el lado de la oferta centralizada, incluyendo subsidios, sino que mediante la CBCD también se puede registrar y democratizar, a la vez, la demanda para luego planificar la oferta, de modo que se ajuste a la demanda popular. Ante el proteccionismo occidental, China se encuentra obligada a desarrollar su mercado interno. El cierre de la economía por Covid brindo la oportunidad de reorientar su aparato productivo para atender mejor no solo su mercado interno, sino también el de aquellas naciones del Sur global que se integren al BRICS+.

El estatus de pionero en monedas virtuales no solo de China, sino también de Rusia y de cada vez más socios del BRICS+ se ha realizado aventajando a los “países centrales” occidentales, incluyendo a EEUU. Una de las razones para que EEUU se retrase, es que en el seno del poder de la elite norteamericana hay fuertes y profundas contradicciones, conflictos ya estratégicos y enfrentamientos. Una fracción del capital financiero vinculado al proceso de globalización neoliberal, conducido por los Señores de Davos y la banca financiera globalista (HSBC, Blackrock, Vanguard, Citygroup, etc.) y amos de la economía del mercado financiero (las principales bolsas de valores), busca “introducir” o imponer su moneda digital a costa del dólar. Mientras, la fracción conservadora con enfoque nacional en el “Make América Great Again” (MAGA), en conjunto con el capital tri-continental principalmente, que manejan los bancos comerciales (Bank of America, Goldman Sachs, Chase, etc.), bancos que son dueños de la Reserva Federal y que defienden el dólar como moneda a “capa y espada”. En los últimos de 40 años, nunca se había visto al “mercado´”enfrentado y luchando contra la Reserva Federal (banca central privada) con tanta fuerza como en éste periodo 2001-2023.

La lucha se expresa públicamente como oposición al alza de las tasas de interés por la Reserva Federal (FED). El “Mercado” (los bancos financieros como City Bank, HSBC, Black Rock, etc.) quiere tasas de interés bajas para re-continuar la expansión monetaria, es decir, el endeudamiento al infinito, desgastando/deslegitimando al dólar para entonces poder reemplazarlo y poder imponer una moneda digital (CBCD). Estas “líneas” divisorias de poder no solo se recorren a los EEUU sino atraviesen los continentes y no son visibles u observables a simple vista. Con el despliegue de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania es que pudieron ser observables estas fuerzas autodestructivas casi incomprensibles. La Comisión Europea –Borrel et al- está alineada –subordinada- con las fuerzas globalistas en la batalla contra Rusia, aunque esto implique la destrucción de la economía productiva de Alemania, para no decir de la Unión Europea en su conjunto.

El Dinero improductivo, pero máxima fuente de poder

Está claro que el Dinero no solo está en el corazón de todos los conflictos, sino que es el eje dinámico del trabajo improductivo. En primer lugar, hemos de dejar claro que el dinero y sus diferentes formas pertenecen a la esfera de circulación de la economía y el trabajo que implica es trabajo improductivo, en tanto no produce valor. El intercambio de productos propiamente dicho con dinero como medio de pago corresponde a la relación social existente bajo la cual se produce y distribuye la riqueza social. En el intercambio no cambia el contenido del producto o su valor de uso, es decir, el intercambio de productos es un acto útil pero no pertenece al ámbito de la producción de la riqueza social. La simple compra-venta es el traspaso formal del producto de un poseedor a otro. Lo anterior, queda muy claro en el traspaso notarial de una propiedad de un dueño al otro. Es un cambio de forma o relación social y no de contenido. Por ello Marx lo llama improductivo por su contenido.

El dinero que se utiliza como medio de intercambio de productos existe hace ya milenios. Históricamente ha sido un producto determinado, como la lana, la sal o el cacao, que ha servido como medio de intercambio. Las monedas de oro o plata con determinado peso son ya formas más desarrolladas. Han existido durante milenios y existen hasta el día de hoy. El dinero como producto reservado para que sirva como medio de intercambio, supone trabajo que se destina exclusivamente para facilitar el intercambio de otros productos y servicios. El manejo de dinero que de ahí se deriva es una fuente importante de poder. Desde antes del capitalismo, el mercader/usurero ya era una figura histórica de poder en muchas culturas. Que podía ser muy útil y positiva para aumentar indirectamente la riqueza en términos de valores de uso, pero a la vez ha sido históricamente una fuente de explotación.

El dinero, al permitir que fluya la actividad económica en su conjunto, cumple un papel re-productivo indirecto. El dinero es riqueza utilizada para servir como medio de cambio una y otra vez, lo que significa un uso perpetuo improductivo. Hoy en día, el dinero en efectivo ya no son monedas con un peso de oro, sino billetes que nominalmente dicen valer X o incluso depósitos bancarios digitales por un valor X. Estas tres modalidades suelen cambiarse en una proporción de uno a uno.

El dinero previamente ahorrado puede depositarse en un banco para que el banco lo preste a terceros. De igual manera el prestar y tomar prestado dinero es un traspaso formal de un poseedor a otro, un acto que por sí solo no genera valor. Al prestarlo para desarrollar el ámbito productivo para productos que luego se venden, estamos ante un proceso reproductivo de la economía. El interés es el precio que se paga o recibe por el acto de prestar dinero.

Los bancos comerciales pueden prestar más dinero de lo que reciben en ahorros ya que no todos los depositantes suelen retirar su dinero al mismo tiempo. En este caso el banco crea dinero al dar crédito, pero corre riesgos que el pago no se cumpla. El crédito es prestar dinero sin ahorro previo, o sea es crear riqueza de la nada y, por lo tanto, es riqueza ficticia. Crear riqueza ficticia no debe confundirse con la oferta de dinero. Es dinero, en apariencia, pero es dinero ficticio ya que no tiene respaldo. Es simplemente un endeudamiento. Cuando este crédito ficticio es invertido en algo productivo esa riqueza ficticia se torna riqueza real.

El crédito puede destinarse al sector comercial, entonces ese dinero sin respaldo permanece en la esfera improductiva de la circulación. Sí el crédito es utilizado para otras actividades improductivas como en seguros contra incendio, seguros contra un cambio de precios en los contratos de entrega de productos a futuro, o por cambios en las tasas de interés en el tiempo, o por seguros contra el riesgo de impago de deudas de empresas, instancias, estados, etc., entonces, en estos casos ya estamos hablando de derivados que no crean riqueza y, el crédito invertido en ello, significa una reproducción ampliada de la riqueza ficticia, pero al no tener vinculación con la economía real no contribuye al crecimiento económico. Sin embargo, la reproducción ampliada de riqueza ficticia parece hoy infinita y un poder nunca visto antes.

Un Banco Central puede emitir dinero sin respaldo, lo que equivocadamente llama oferta de dinero. Esta expansión monetaria u oferta de dinero es en realidad, nada más que un endeudamiento. Lo pasa el Banco Central a grandes bancos a tasas muy bajas y estos a su vez lo prestan a grandes consorcios como por ej.: las GAFAM –Corporaciones de TIC´s- a una tasa de interés módico. Esos consorcios suelen comprar sus propias acciones haciendo subir su precio y, también realizan fusiones y adquisiciones con dinero ajeno sin mayor costo. De este modo obtienen o centralizan nuevas empresas competitivas, es decir riqueza real, a bajo costo. Este es un proceso de acumulación sin producción, es decir, centralización de la riqueza social existente en cada vez menos manos y un bloqueo de la competencia. Lo que sucede con el dinero es que pierde poder adquisitivo, es decir se deprecia. Cuando este juego de la Reserva Federal por ej., termina al subir fuertemente las tasas de interés, el crédito o endeudamiento se complica como en este momento, nos enfrentamos a una crisis de la deuda más grande que nunca antes.

El Oro

A lo largo de la historia, el oro ha sido dinero legal en el intercambio entre pueblos y naciones. El patrón oro es un sistema monetario en el cual el precio de la moneda de un país resulta totalmente convertible en gramos de oro. Los Bancos Centrales tienen la obligación de la convertir en oro su deuda con otro país, si éste se lo demandara. La convertibilidad de una moneda en oro dificulta que los gobiernos puedan expandir la oferta de su moneda de manera ilimitada, lo que genera cierta estabilidad de los precios entre naciones, base necesaria para regular el intercambio internacional.

Antes de la segunda guerra mundial, los países industrializados con fines proteccionistas dejaron de acoplar sus monedas al oro. Después de la llamada segunda guerra mundial, la economía de EEUU representaba la mitad del PBI mundial y los países “envueltos” en la guerra habían transferido mucho de su oro a este país para poder realizar sus compras de bienes de uso civiles y militares durante la guerra. En la Conferencia de Bretton Woods de 1944, en New Hampshire, los vencedores “establecieron” hace 79 años las nuevas reglas destinadas a ordenar las relaciones financieras entre las naciones. El sistema de Bretton Woods establecía unos tipos de cambio fijos de los demás países en relación al dólar, que tenía un precio invariable expresado en oro, 35 dólares la onza. Cada banco central fijaba el valor de su moneda en términos de oro o dólares (si no tenían oro) y mantenía una cotización fija (dentro de un rango del 1%) de su valor de paridad. Todo el mundo “ocupaba” dólares ya sea como medio de pago internacional o como moneda de reserva para cumplir con sus obligaciones a otros países.

La demanda de dólares se disparó y EEUU se vio en la necesidad de imprimir muchos más dólares en relación con la cantidad de oro que poseía. El precio del oro expresado en dólares subió, pero los bancos centrales extranjeros aún podían canjear esos dólares por oro al precio legal, agotando rápidamente las reservas de oro de EEUU. Finalmente, el presidente Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro en 1971. En esencia, EEUU declaró su insolvencia para cumplir con sus obligaciones.

Esto coincide en el tiempo con la derrota de la OTAN y EEUU en la guerra de Vietnam 1965-75. Guerra que le permitió a la fracción tricontinentalista norteamericana (EEUU-CEE-Japón) no solo su expansionismo hacia el oriente próximo a la URSS, sino subordinar a Occidente a esa estrategia tricontinentalista de cerco a la URSS y consolidación de una oligarquía financiera transnacional tricontinentalista.

Después que el presidente Richard Nixon eliminó el vínculo final entre el oro y el dólar estadounidense en 1971, se ideó –impuso- un nuevo sistema que permitió a los “EEUU” imprimir dólares sin respaldo en oro, es decir para tomar crédito sin límites, sin más respaldo que el de la OTAN. El gobierno estadounidense –estado profundo tricontinentalista- “llego” a un “acuerdo” con la OPEP –Organización de Países Productores de Petróleo- para fijar el precio del petróleo en dólares estadounidenses exclusivamente, para todas las transacciones mundiales. Esto le “dio” al dólar un lugar predominante especial entre las monedas mundiales y, en esencia, el “oro negro” se convirtió en respaldo del dólar y del poder en EEUU[5]. Curiosamente, la relación entre el oro amarillo y el oro negro se ha mantenido estable durante décadas, como muestra este gráfico:

RATIO ORO / PETRÓLEO 1950 – 2023

 

Para que ningún país se negara a aceptar dólares, EEUU prometió “proteger por todos los medios” a Arabia Saudí y a los otros estados petroleros del Golfo Pérsico contra amenazas o golpes de Estado. El respaldo del oro negro a su vez estaba, entonces, respaldado por la fuerza militar de la OTAN cuya columna vertebral, hasta 2001-2008, fueron las FFAA de Estados Unidos. Usar la fuerza para obligar al mundo a aceptar dinero, y una moneda, sin valor real es un mega-trabajo improductivo. Con los petrodólares, los países productores de petróleo obtuvieron mucho material de guerra a cambio, reciclando así buena parte de los petrodólares hacia EEUU.

El “acuerdo” le dio al dólar un poder artificial, con inmensos beneficios financieros para los Estados Unidos, especialmente para esa oligarquía financiera tricontinental, que aun tenia a EEUU como pilar principal de la triada. Este “arreglo” ayudó a la vez a “encender” el movimiento islámico radical. Para EEUU, el arreglo permitió exportar la inflación monetaria comprando petróleo y otros bienes en dólares sin respaldo, causando una depreciación de la moneda en términos de poder adquisitivo durante 50 años (1971-2022). Desde principios de los setenta al día de hoy, el dólar ha perdido el 98% de su poder adquisitivo. Esto indicaría que el precio del oro para el dólar debería estar cercano al 1/3.600, es decir, el oro debería “tener” un precio de 3.600 dólares por una onza.

Al considerar el endeudamiento como oferta de dinero (ficticio), son las monedas fiduciarias las que han perdido poder adquisitivo y más que todas, el dólar, al punto que desde 1971 el dólar ha perdido el 98% del mismo. La comparación entre el oro y el dólar es simplemente una entre el dinero legal y el crédito fiduciario, la única forma en que se pueden determinar los valores relativos entre ellos. Los analistas de mercado occidental siguen sin entender este punto, al creer que la oferta de dinero subió y el precio del oro no. En realidad, es la moneda la que ha perdido su poder adquisitivo, como se observa en el gráfico, que no es una presentación técnica del movimiento del oro hacia arriba, como sugiere el gráfico anterior, sino del dólar hacia abajo en su poder adquisitivo.

Saxo Bank pronostica que el precio del oro alcanzará en 2023, los 3,000 dólares la onza. El Jefe de Estrategia de Materias Primas del banco, Ole Hansen, estima que el oro podría llegar a superar los 3,000 dólares, lo que indica que el dólar manifestará claramente su pérdida de poder adquisitivo.

 

El manejo militar

Sabemos que el dólar, particularmente el petrodólar, está respaldado-defendido por el Pentágono/OTAN en “última instancia”. Desarrollar un complejo industrial-militar (economía de uso militar) e ir a la guerra requieren un significativo gasto improductivo y, a la vez, constituye otra fuente importante de poder, particularmente lo fue en el capitalismo de la pos segunda guerra mundial de 1944-50. Por otro lado, EEUU no ha sido el país que más avanzó en la economía de uso civil desde la posguerra. En dicho período han sido Alemania y Japón los principales “milagros” económicos. Al haber sido los derrotados en la 2da Guerra Mundial 1933-1950, ambos países se han visto bloqueados para poder desarrollar un complejo industrial y militar. Y más recientemente -1997/2014- aparece China como el Gran Taller del Mundo.

Ya vimos que EEUU estaba en la condición de poder crear dinero sin respaldo, es decir endeudándose, entre otras cosas, para el desarrollo de un complejo industrial y militar. Que a su vez sirva de garantía/respaldo de la posición dominante del dólar, sobre todo del petrodólar. Es preciso catalogar la producción de armas y el desarrollo del complejo industrial y militar como un sector improductivo de la economía como un todo. Porque en un ciclo económico, generalmente de un año, se producen armas que luego se venden y aparecen como una actividad productiva.

Si en el siguiente ciclo de producción, estos productos no aparecen como medios de producción para ampliar la escala productiva de la economía civil, ni como medios de consumo para la reproducción de la fuerza de trabajo en la economía real, sino que su producto final se destina para fines de guerra defensiva u ofensiva, limitaran la reproducción de la economía en su conjunto. Lo cual se expresará en un crecimiento más reducido e incluso, llegando a un extremo, en un crecimiento negativo. Su desarrollo ampliado puede significar un gran complejo industrial y militar garante de un gran poder, pero a la vez significa un freno para la reproducción de la riqueza en la economía real civil, el sostén necesario para mantener ese poder.

Sin embargo, con el monopolio sobre la moneda global, EEUU puede importar todo lo que decida a crédito, es decir con bonos del Tesoro, de países como China o Japón. Un bono del Tesoro es crédito, o sea, una promesa de pago sin más garantía que “mantener la fe” en el sistema o el miedo a alguna represalia del “sistema”. Es como imprimir dinero falso en la economía, aumentando la masa de dinero frente a la riqueza real existente. Lo que hace es generar inflación, es decir aumentando el nivel de los precios. Entonces, la pregunta sería ¿hasta dónde y hasta cuándo aceptarán las otras naciones promesas de pago sin garantía? ¿Cuán insegura o riesgosa se está tornando la garantía?

Como consecuencia de los altos niveles continuos de déficit presupuestario, EEUU ocupa cada vez más crédito para financiar su deuda pública. Y no solo tiene déficits comerciales sino también déficits presupuestarios. Para la sobrevivencia del (petro)dólar era esencial que el petróleo siguiera bajo control de EEUU, es decir de la OTAN. A partir de las invasiones a Irak (2003) y Libia (2011), y de las sanciones sobre Venezuela (desde 2014), muchos países del Sur global temían eventuales sanciones también. Luego, “aparece” Rusia con el proyecto de des-dolarizar el comercio del petróleo. Nace el OPEP+1, es decir, OPEP+Rusia y acuerdan negociar el petróleo “por fuera o sin la necesidad” de la mediación del Dólar.

Al vender petróleo por fuera y sin necesidad de la mediación del dólar a China, como principal consumidor de energía fósil, lo hacen en rublos o yuanes pero no en dólares. Los países de la OPEP+Rusia están logrando, de este modo, “romper” este monopolio del petrodólar. Teniendo Rusia un complejo industrial y militar, de menor escala tal vez, pero superior tecnológicamente al de la OTAN Global, es capaz de “defender” esta desdolarización. Luego, se puede observar una clara disminución de la necesidad de mantener dólares. El apetito extranjero por mantener los bonos del Tesoro de EEUU viene a la baja.

El principal acreedor de EEUU es China, país que está deshaciéndose de los bonos del Tesoro de EEUU y, a cambio, ha comprado oro. Esto permite vislumbrar el fin de la era del petrodólar y con ello, todo el poder que se deriva como ya observamos. Es preciso señalar que con la exportación de capital productivo a países emergentes, la economía productiva sufre en EEUU sufre una declinación y con ello también el complejo industrial y militar. Al ver que está perdiendo la guerra en el campo económico, EEUU y la OTAN recurren a la guerra en Ucrania desde el Maidan en 2014, poniendo a los ucranianos, más el complejo mercenario de la guerra global y a los comandantes de la OTAN a luchar contra Rusia. La OTAN-Global (EEUU + Aliados), están en Ucrania desde 2014, en guerra contra Rusia como objetivo principal. El objetivo sería quebrar a Rusia económicamente y destruir, a la vez, la economía civil de Alemania cortando el abastecimiento de gas y petróleo desde Rusia a través del NorthStream 1 y 2. Los Señores de Davos/OTAN, la Oligarquía Globalista de Davos, bajo la bandera del Cambio Climático, quieren acabar con la energía fósil para poder paralizar la economía real mundial y así poder bloquear el avance del mundo multipolar desde el Sur global, integrando incluso a parte de la Unión Europea –Alemania-Francia-Italia principalmente.

Rusia con su complejo industrial y militar es un actor sin mayor desarrollo de su economía civil y, por lo tanto, “eliminable” según los “ojos occidentales” al cortarle sus fuentes de ingreso por gas y petróleo. Pero, al mismo tiempo, también logrando que Rusia entre en guerra contra Ucrania “en apariencias” pero en esencia en conflicto y guerra con la OTAN directamente desde 2014, presente bajo todos los modos mercenarios con punto de apoyo principal en Polonia y la I3M, la Iniciativa de los Tres Mares. Pero, lo que se logró instalar globalmente, es que la amenaza principal para la Civilización Occidental –Davos/Otan- la constituye China, con una economía civil ya más fuerte que EEUU, base esencial para el desarrollo de un complejo industrial y militar potente, base que ha perdido EEUU al haber abandonado hasta cierto punto la economía real y productiva.  El verdadero objetivo de la guerra de la Davos/Otan en Ucrania, entonces sería “ir por” China una vez “eliminada” Rusia.

China, bajo el “manto” de la pandemia Covid-19, ha estado reorientando su oferta ajustándola adecuadamente a su mercado interno y a la de los países de la OPEP+. De modo que, China no solo compra por fuera del dólar sino también que los exportadores de petróleo importan productos chinos por fuera de dicha moneda. El petróleo que, por sanciones, no puede exportar Rusia a la UE, lo exporta Rusia a China y a la India por fuera del dólar y una vez refinado, China y la India lo exportan a la UE. Del mismo modo sucede con el gas vía Turquía, mediante el gasoducto TurkStream.

Rusia ha protegido al rublo de una guerra de divisas vinculándolo al precio del petróleo que controla. A medida que Rusia compra oro con los ingresos del petróleo en rublos o yuanes, crea una vinculación de facto de estas monedas con el oro y el yuan. Nuestro punto es que la “ley” sigue a la práctica económica, es decir, si suficientes actores usan rublos o yuanes, ésta acción se convierte en el estándar.

“Occidente” –EEUU y la UE- pierde peso como destino de los productos originados en China. En 2022, Beijing ya comerciaba más con la ASEAN que con Europa o Estados Unidos y, además, todo realizado por fuera del área dólar. De esta manera se va creando un ambiente adecuado para una nueva moneda de reserva. Pensar en una solo moneda de reserva, implicaría cometer el mismo “error” que señala Triffin[6] y caer en la misma cosmovisión o concepción del poder internacional que se cometió con el dólar en 1971/73. Genera “exceso” de poder en un solo jugador. Por ello, es preciso trabajar con un mayor número de monedas respaldadas en oro y vinculadas entre sí con transparencia.

El Fondo Nacional de Riqueza (NWF) de Rusia redujo a principios de 2023 a cero sus posiciones en libras esterlinas y yenes japoneses. Los dólares ya estaban en cero antes. El ministro de Finanzas asignó en cambio hasta el 60 % de sus participaciones en yuanes chinos y hasta el 40 % de sus participaciones en lingotes de oro. Rusia en otras palabras está ganando la guerra económica, lo que “tiene muy nervioso” a Occidente –Davos- ya que tampoco ven una “salida favorable a Davos-OTAN” en Ucrania, donde el número de muertos diarios de las tropas profesionales ucranianas alcanza cifras de tres dígitos. La capacidad de reemplazo de sus efectivos está agotándose. La desesperación en Occidente –Davos- es grande, al ver que pierden la batalla en lo económico y también en el terreno militar. Ganas no les falte a los halcones de iniciar un “First Nuclear Strike” que significaría el inicio de la guerra mundial, lo que no es muy probable pero tampoco descartable. Occidente –Davos/OTAN- está consciente que el poder nuclear de Rusia supera en eficiencia al de Occidente/Otan.

Con ello se caen los dos pilares de su poder: el Dólar y la OTAN. La OPEP+ ya se había desplazado quitando su respaldo al Occidente Globalista. En medio de la guerra de la OTAN contra Rusia (+OCS), el dólar está por perder el estatus de moneda de reserva dominante y hegemónica también. Esto implicaría una caída enorme del poder adquisitivo de la moneda y del pueblo norteamericano. Lo anterior también se aplica, aunque de manera menos trágica, con las otras monedas fiduciarias como el Euro, Yen y Libra esterlina. Todas sufrirán una depreciación fuerte y con ello su poder adquisitivo.

Donde aumentaría el poder adquisitivo es en el Sur Global, al integrarse de manera productiva y con el uso de sus propias monedas ancladas en materias primas, las cuales van en alza. La demanda del Sur Global es otra que la del Occidente Unipolar o Norte Global, lo que significa una reestructuración de la oferta china y con ello de su aparato productivo. China, bajo el manto de la pandemia covid-19, introdujo bloqueos económicos para restructurar su oferta y demanda de productos. China exportará no solo bienes de consumo al Sur global sino también bienes de producción.

Esta política no solo abarca los BRICS+ sino también continentes casi enteros como África (véase el mapa abajo) y Latinoamérica-y-Caribe (CELAC). África del Sur pronto dirigirá el BRICS ampliado y una moneda africana está ya en agenda. Con una moneda anclada en sus materias primas y en el oro, su capacidad adquisitiva aumentará. Igualmente, en Latinoamérica-y-Caribe se está dando una integración monetaria, al ver que Brasil y Argentina se han puesto de acuerdo para crear una moneda conjunta –de compensación de intercambios primero- sin duda también anclada en las materias primas y el oro.

 

Ahora bien, pronto muchas monedas de reserva no solo podrían estar en competencia entre sí, sino también eliminar la desigualdad y eventual subordinación de unas a otras. Una moneda conjunta basada en una canasta de monedas sería un buen paso a dar. Un paso aún mejor sería poder lograr un blockchain propio (una estructura o conjunto de tecnologías que permiten llevar un registro seguro, descentralizado, sincronizado y distribuido de las operaciones digitales, sin necesidad de la intermediación de terceros), que no solo permita poder mapear la demanda de los pueblos sino también ajustar la oferta mundial (no sólo en lo cuantitativo sino principalmente en lo cualitativo) a ello y, de este modo, abandonar el comercio monetizado. Todo cual, para que cada pueblo-nación tenga el poder de llegar intercambiar valores de uso según su necesidad y que pueda cada pueblo-nación producir según su capacidad. Solo así nos acercaremos a la transparencia necesaria.


[1] Licenciado en Sociología. Director del Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE), Centro miembro de la Red CLACSO. Director del Área de Estudios Geopolíticos de la Crisis Financiera Global (CIEPE). Coordinador del Grupo de Trabajo “Geopolítica de la Globalización” (CLACSO). Profesor del Seminario “Hegemonía, comunicación y geopolítica” en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Plurinacional de la Patria Grande (UPPAG). Miembro del Observatorio Internacional de la Crisis. Doctorando en Comunicación en la UNLP. Co-autor y coordinador del libro “La Crisis Mundial” (Fabro, 2018).

[2] Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Nimega, Holanda. Tiene postgrado en demografía por La Sorbonne. Investigador del Instituto de Estudios para el Desarrollo, Universidad Tilburg, Holanda. Director del Postgrado en Economía de la UNAH en Honduras y fundador de la Maestría en Política Económica, UNA, Costa Rica. Cofundador de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política (SEPLA). Es cofundador de Global University for Sustainability. Presidente de la Junta Directiva del DEI, Costa Rica. Miembro del Foro Mundial de Alternativas. Coordinador del Observatorio Internacional de la Crisis.

[3] Wim Dierckxsens 1998, Los límites de un capitalismo sin ciudadanía, Editorial DEI, San José; Wim Dierckxsens 2003, El ocaso del capitalismo y la utopía reencontrada, Ed. Desde Abajo, Colombia; Wim Dierckxsens et al, The transition toward a post-capitalist economic rationality, en Rémy Herrera Editor 2021, Imperialism and transition to socialism, Research in Political Economy volume 36, Emerald Publishing

[4] Clase Rentista Neo-feudal Global, para una aproximación ver: https://ciepe.com.ar/el-neofeudalismo-financiero-global-se-empantana-en-ucrania-y-en-estados-unidos/

[5] Tener presente que los grupos económico-financieros dominantes en EEUU en 1971-73, también estaban diversificados y controlaban la Europa Occidental desde la Alemania occidental y la región del Asia-pacifico desde el control que tenían de Japón, luego de rendirlo con dos bombas nucleares. Por ello esta fracción de la oligarquía estadounidense se la llamo Tricontinentalista.

[6] Qué es el dilema de Triffin y cómo afecta al dólar, https://www.bbc.com/mundo/noticias-56664488

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