Un niñe o adolescente puede ser muchísimas cosas. Pero ningún niñe es un test, un diagnóstico, un certificado.
A veces, un diagnóstico trae cierto alivio, porque termina con la incertidumbre. Aún así, el momento en que un mapadre recibe un diagnóstico por discapacidad puede ser crítico. Luego de un largo camino de dudas y consultas y docs y terapeutas, a veces llega esa palabra que parece hacer estallar todo por los aires: discapacidad. ¿Y ahora qué?
Para los mapadres por adopción vuelve a despertar un montón de fantasmas sobre el futuro de esos niñes. Presente y futuro suelen mezclarse con vértigo entre lo que toca hacer y resolver ahora y lo que pensamos que pasará con nuestros hijes cuando crezcan. Y nosotros crezcamos.
Quizá una forma de comenzar a conjurar todos esos temores es empezar a ver todo lo que esos niñes SÍ pueden hacer, Sí pueden lograr, Sí pueden desear, SÍ pueden aprender, Sí pueden disfrutar…
Al mismo tiempo, busquemos herramientas para acompañarlos en todos esos Sí.
El CUD (Certificado Único de Discapacidad) es un documento que certifica la discapacidad de la persona y le permite acceder a derechos y prestaciones que el Estado está obligado a brindar.
También hablemos con familiares, con amigos, con vecinos y… con la escuela. No es que sean charlas sencillas. A veces no. Pero son necesarias. La verdadera inclusión comienza cuando el entorno de ese niñe o adolescente deja de producir barreras y obstáculos para que él o ella ESTÉ y SEA, ahí donde tiene el derecho y el deseo de ser y estar.
Porque se trata de eso. Ningún niñe o adolescente va a dejar de serlo por una etiqueta.
Necesita que estemos ahí, como lo necesita cualquier chique, ayudándolo y acompañándola.
Y nosotros también vamos a necesitar compañía en ese camino… Seamos los primeros en enseñarles que a veces, muchas veces, necesitamos pedir ayuda.
Y eso está bien!

El artículo original se puede leer aquí