Por Sol Pozzi-Escot

“Salir del clóset” es un documental realizado en Perú, que aborda la problemática de la aceptación de los hombres homosexuales como tales en una sociedad, donde si bien se han logrado ciertos avances hacia la igualdad, se mantiene esencialmente retrógrada. ¿Qué significa salir del clóset? ¿Es una declaración de la identidad personal ante la sociedad o ante uno mismo? Conversamos con Alberto Castro, realizador de la cinta.

Protagonistas de «Salir del clóset»

¿Cuál era el perfil de personaje que buscabas para los entrevistados que participaron del documental?

Lo más difícil fue encontrar personas homosexuales que quisieran sentarse frente a una cámara para contar sus historias de ‘salida del clóset’, muchas de ellas traumáticas y -de seguro- aún con heridas en proceso de sanación. Así que empezamos con contactos que teníamos desde las bases de datos de algunas ONGs con las que había trabajado antes. A partir de ahí, buscamos personas que pudieran vivir en distintos distritos de la capital. También teníamos la consigna de no buscar activistas LGBT+, ni líderes de opinión demasiado grandes o personalidades de la farándula, para que tuvieran discursos menos construidos en el tiempo.

¿Por qué concentrarte en un cierto rango de edad, y no incluir a personas más jóvenes o mayores?

La tesis del documental parte de una experiencia personal, por lo que la pesquisa va por generaciones aledañas a la mía. Es por ello que los entrevistados oscilan entre los 18 y los 42 años de edad. Nunca buscamos menores de edad, pero sí buscamos a gente de más de 50, pero las varias personas que logramos contactar, todas rechazaron ser grabadas.

¿Por qué crees que en la actualidad es importante compartir estas historias?

Porque el Perú es más conservador que nunca. Lo vemos en la violencia que sigue dándose en contra de la comunidad LGBT+ (la semana pasada, asesinaron a tres mujeres trans en distintos lugares del país, algo bastante común si es que sigues de cerca a organizaciones que luchan por derechos de la comunidad) y en instituciones (Ejecutivo, Legislativo, ni qué decir de la policía nacional) completamente ajenos a la diversidad.

Incluso, al anunciar el documental en redes sociales de la cadena Cineplanet, se desató una reacción violenta de comentarios con citas religiosas e indignación, que demuestra que estamos aún lejos de poder convivir con una sociedad heteronormativa y machista.

¿Crees que ha habido progresos en la manera en que la sociedad peruana integra a los hombres gays?

El progreso está en la representación: en tener actores, conductores de televisión y políticos abiertamente diversos. Pero fuera de eso, somos el último país de la región (junto con Venezuela) en no tener ni matrimonio igualitario o ley de identidad de género. Nos pasamos toda la segunda vuelta luchando por “no ser Venezuela”, pero nuestros legisladores conservas nos mantienen en ese lugar desde los derechos LGBT+.

Es cierto que en las nuevas generaciones hay más aceptación también, gracias a las redes sociales, que les abren las puertas a un mundo más igualitario fuera del Perú, pero hasta que desde el Estado e instituciones no existamos, no habrá demasiada diferencia.

Uno de los temas abordados por el documental, son los estereotipos que se asocian a la comunidad gay, como el ser afeminado, la promiscuidad, etc. ¿De dónde vienen estos estereotipos? ¿No están basados, en cierta medida, en la realidad?

El problema del estereotipo es cuando se le atribuye a una población con una carga estigmatizante. Un hombre heterosexual puede tener sexo cuando quiera, pero si una mujer lo hace se está denigrando, y si un homosexual lo hace se vuelve pecado o un desorden mental. Y al dejar de hablar de la sexualidad de forma positiva, es que caemos en el peligro de no enseñarle a las mujeres ni a la comunidad LGBT+ a tener sexo responsable, a cuidarse tanto desde lo físico como desde lo afectivo.

Lo de “ser afeminado” es más peligroso aún: la sociedad nos dice que el hombre debe ser dominante, agresivo, no mostrar vulnerabilidad, no llorar. Mientras que la mujer es sumisa, débil, baja la cabeza, es sensible. Esta construcción social hace mucho daño: el gay puede ser gay solo si es masculino. Y por eso uno rechaza hasta la forma en la que uno quiere hablar o vestirse. Y esto le hace daño incluso a los hombres heterosexuales, a los cuales no se les permite ser como quieren ser.

¿El documental busca tumbarse esos estereotipos?

Mi intención nunca ha sido tumbarme estereotipos ni predicar una única teoría ni forma de ‘salir del clóset’, sino evidenciar que cada ‘salida del clóset’ es única, especial y liberadora. Aunque igual vamos a poder ver algo de nosotros en cada salida del clóset.

¿Qué rol juegan las redes sociales en el camino de aceptación de un hombre homosexual?

El internet y las redes sociales han ayudado infinito a las nuevas generaciones, porque lo más difícil para la gente de mi edad (para arriba) era el tener que lidiar con estos sentimientos de culpa o de ser ‘distinto’ de forma solitaria. Nos sentíamos solos, que éramos los únicos que estábamos sintiendo cosas así o que sufríamos de esta forma. No había referentes con los cuales sentirnos acompañados y el internet definitivamente ayuda a eso. Sobre todo en un país en el que la representación sigue siendo escasa y nociva.

¿Qué cosa es, para Alberto Castro, salir del clóset?

Es un proceso múltiple. Doloroso y liberador. Traumático, definitivamente. Pero ojalá con el tiempo se vuelva más normal. Y creo que el gran descubrimiento luego de terminar la película fue que me di cuenta que era un proceso mucho más interno que externo.

¿Crees que se llega realmente a salir del clóset?

Por supuesto. El error es creer que se sale del clóset una sola vez.