NAIROBI – Iniciativas recientes en Argentina, China y Reino Unido muestran que las campañas para preservar los humedales del planeta cobra nuevos bríos, destacó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), con motivo de conmemorarse este 2 de febrero el Día Mundial de los Humedales.

En diciembre de 2022, los legisladores de la provincia de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina, aprobaron una ley para proteger permanentemente la escarpada península de Mitre, 300 000 hectáreas de tierras, a las que se agregaron como zona protegida una 200 000 hectáreas de espacios marinos.

Ese rincón remoto alberga bosques de algas marinas y uno de los complejos de turberas más grandes de América del Sur, dos ecosistemas que, combinados, conforman el sumidero de carbono más grande de Argentina.

“El éxito en Argentina es una pequeña buena noticia para las turberas, que constituyen aproximadamente la mitad de los humedales con vegetación del interior del mundo”, señaló el reporte del Pnuma.

Los humedales, como pantanos y ciénagas, cubren solo seis por ciento de la superficie terrestre del planeta, pero en ellos viven o se reproducen 40 % de todas las especies vegetales y animales, y los que están en las costas secuestran carbono hasta 55 veces más rápido que las selvas tropicales

Pero son uno de los hábitats más amenazados de la Tierra: alrededor de 85 % de los humedales presentes en 1700 se habían perdido en el año 2000, principalmente por drenado para dedicar esos espacios a la agricultura u obras de infraestructura, y muchos están también contaminados o en general degradados.

En China avanzan proyectos de utilizar los espacios de humedales junto a las urbes como “ciudades esponja”, que se adapten al agua en vez de combatirla, con diseños que recojan el agua en tiempos de lluvia para superar inundaciones, y luego empleen el recurso en tiempos de verano.

Los esquemas avanzan en unas 30 ciudades chinas, incluida la gran urbe de Chengdu, de 10 millones de habitantes, en el centro-sur del país.

En Reino Unido se desarrolla el proyecto Great North Bog, para restaurar en 20 años hasta 90 % de las turberas en las tierras altas del norte de Inglaterra, unos 7000 kilómetros cuadrados, con una inversión superior a 246 millones de dólares.

Gran parte de esos pantanos de cobertura (con turba, material de origen vegetal) se habían drenado para pastizales de ovejas y cría de urogallos para la caza.

El Pnuma también destacó que en noviembre de 2022 la Convención de Ramsar sobre los Humedales subrayó el papel crucial de esos espacios en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el plan de las Naciones Unidas para lograr un futuro mejor para la humanidad.

El mes siguiente, la Conferencia de Biodiversidad de la ONU, al llegar a un nuevo acuerdo para proteger la naturaleza, incluyeron una disposición para restaurar al menos 30 % de los cuerpos de agua continentales degradados y conservar los ecosistemas de agua dulce saludables de manera equitativa.

La amenaza sobre los humedales persiste, después de que entre 1970 y 2015 se perdieron alrededor de 35 % de esas áreas.

Dependiendo de la cantidad de aumento del nivel del mar causado por la crisis climática, entre 20 y 90 % de los humedales costeros actuales pueden perderse para fines de siglo.

Leticia Carvalho, jefa de la Subdivisión de Agua Dulce y Marina del Pnuma, dijo que “debemos detener las políticas y los subsidios que incentivan la deforestación y la degradación de los humedales desde el origen hasta el mar, y promover su restauración urgente”.

“Al mismo tiempo, debemos guiar e impulsar las inversiones para proteger los ecosistemas prioritarios, como las turberas, y alentar al sector privado a comprometerse ante la deforestación y con las cadenas de suministro libres de drenaje de las turberas”, agregó.

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