Al cumplirse un año de la invasión rusa, y con el final de la guerra distante, las voces que hablan de derrotar y expulsar a las tropas de Putin se alternan con las que defienden que Kiev acepte pérdidas de territorio a cambio del cese de la hostilidad. Pareciera que a Biden le interesa más vencer a Rusia que buscar la paz en Ucrania.

por Isabella Arria

La visita sorpresa del presidente estadounidense Joe Biden a Kiev y su anuncio de 460 millones de dólares más en ayuda militar es una bofetada a Moscú en vísperas del primer aniversario de la invasión a Ucrania. Le avisaron a Rusia de la visita horas antes, para evitar un «accidente» que generase una escalada.

La visita rubrica lo que ya evidencian los masivos envíos de dinero y armas a Ucrania: Estados Unidos y sus aliados europeos de facto están totalmente involucrados en la guerra con Rusia, aunque por ahora sean los soldados ucranianos y rusos los que mueren, en buena parte abatidos por armas occidentales.

«Un año después, Kiev sigue de pie. Ucrania sigue de pie y la democracia sigue de pie. Estados Unidos permanece a su lado y el mundo entero permanece a su lado», proclamó Biden rodeado de banderas estadounidenses y ucranianas.

Biden dijo que no quería que quedara ninguna duda sobre el apoyo «inquebrantable» de Washington a Kiev y anunció un nuevo paquete de ayuda militar: municiones de artillería, obuses y misiles Javelin, un arma portátil diseñada para destruir tanques y otros vehículos pesados.

Además de esa ayuda militar, Biden adelantó que esta semana impondrá nuevas sanciones sobre Rusia con el objetivo de golpear a las élites y compañías rusas que están ayudando al Kremlin a esquivar las sanciones impuestas por EE.UU. y otros países desde el inicio de la guerra. El mandatario estadounidense insistió en que «la guerra de conquista de Putin está fracasando y que se equivocó al creer que Ucrania era débil y que Occidente estaba dividido».

Al lado de Biden, Zelenski dijo que EE.UU. está considerando suministrarle a su país un tipo de misiles de largo alcance que hasta ahora no han sido enviados a Kiev, y que considera necesarios para hacer frente a una nueva ofensiva rusa y recuperar territorios ocupados por Moscú en el este y el sur del país.

Esta es la primera vez que Biden visita Kiev desde el inicio de la guerra, aunque la primera dama, Jill Biden, viajó a la ciudad ucraniana de Uzhhorod, en la frontera con Eslovaquia, el 8 de mayo deña lo pasado. Ya visitaron Kiev el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente español, Pedro Sánchez.

Más armas, se buscan

El gran quebradero de cabeza de Occidente en estos momentos es cómo mantener el nivel de la ayuda armamentística a Kiev en medio de una creciente escasez de los Ejércitos nacionales y ante la negatyiva de –entre otros- los países latinoamericanos a prestar ayuda militar. Según Estonia, la UE necesita invertir 4.000 millones de euros para producir un millón de proyectiles. Y necesita hacerlo de forma urgente.

«Es el tema más urgente y si fracasamos con esto, el resultado de la guerra está en riesgo», ha asegurado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, quien describió la situación de escasez actual como un depósito de agua, que pierde más de lo que ingresa y que acabará agotándose a este ritmo. La prioridad inmediata es donar a Ucrania el material en reserva, pero a su vez los países se están quedando sin protección interna.

Los ministros de Asuntos Exteriores han abordado este lunes un primer debate en torno a la idea de poner en marcha una compra conjunta de armas. Funcionaría de forma similar a la adquisición común de vacunas durante la pandemia del coronavirus, coordinada por la Comisión Europea, lo que marcaría el invoklucramiento total en la guerra, que es lo que busca Washington.

Mientras, Rusia

A escasos días del aniversario del comienzo de la guerra en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció este martes la suspensión del cumplimiento por parte de su país del START III o Nuevo START, último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y EEUU.

Putin ha matizado que «Rusia no abandona, sino que sólo suspende», el tratado acordado con EEUU que expira en 2026 y culpó a Washington de esta decisión. Adelantó que «si EEUU realiza ensayos nucleares con nuevo tipo de armamento estratégico, Rusia efectuará también pruebas» de esa clase.

El presidente ruso ha calificado de «teatro del absurdo» que la OTAN demandase al país que cumpliese el tratado, ya que incluye inspecciones de sus instalaciones nucleares. Por ello, ha instado a la Alianza Atlántica a que se una al tratado, para que países como el Reino Unido y Francia, que cuentan con arsenales nucleares, formen parte.

El secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, dijo que la decisión de Putin «desmantela» la arquitectura de control de armas. Las reuniones entre EEUU y Rusia por este tratado se interrumpieron con el inicio de la guerra en Ucrania.

El plan debía reducir en un 30% el número de cabezas nucleares, hasta 1.550 por país, limitar a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales, el de los desplegados en submarinos y bombarderos estratégicos y reducir a 800 el de lanzaderas para misiles intercontinentales, lanzaderas submarinas para misiles balísticos y bombarderos estratégicos equipados para armamento nuclear, estén desplegados o no.

Al cumplirse un año de la invasión rusa, y con el final de la guerra distante, las voces que hablan de derrotar y expulsar a las tropas de Putin se alternan con las que defienden que Kiev acepte pérdidas de territorio a cambio del cese de la hostilidad. Pareciera que a Biden le interesa más vencer a Rusia que buscar la paz en Ucrania.

Dan Smith, director del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI) prevé la prolongación de la guerra en Ucrania, con una crisis alimentaria mayor que en 2022, y señala que más allá de declaraciones altisonantes “La UE es un actor geopolítico menor frente a EE UU, China y Rusia”

 

*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

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