Dueles Perú. Ya van 17 muertos, además de los 28 que perdieron la vida en diciembre pasado. Todos con heridas de bala. Un médico se asombra de que la bala destroce todos los órganos internos. En otra imagen, un hombre reclama airadamente y, de respuesta, recibe un balazo.

¿Es este el diálogo del que se habla?

¿Es esta la forma como piensa resolverse esta crisis social que enluta las familias peruanas?

¿Cómo así y desde cuándo la policía nacional tiene orden de disparar al pecho y, no al aire para disuadir?…

¿Qué fue de los derechos humanos?

De otro lado, en las carreteras, los manifestantes apostados para impedir el pase de vehículos, atacan una ambulancia. Adentro las enfermeras gritan asustadas “somos personal de salud, ¿qué les pasa?”. No obstante, sigue el ataque y solo de milagro se salvan. Horas antes murió un recién nacido por falta de atención.

¿Quiénes atacan una ambulancia donde se trasladan tanto heridos como un sacrificado personal de salud?

¿Quiénes capitalizan las demandas sociales e introducen la violencia en marchas que por horas fueron pacíficas?

Por su parte, los medios de comunicación difunden a diestra y siniestra la palabra “paz” y “diálogo”, pero este se ve lejos, en medio del caos, dolor e indignación que se vive.

Mientras el premier Luis Otarola sale a hablar de “vandalismo sistemático por parte de los manifestantes”, sin mea culpa alguna. La presidenta no aparece.

Y una más: el nuevo mensaje es que los manifestantes ya no solo son “terroristas”, ahora también son “financiados por el narcotráfico”, ¿una nueva campaña de satanización se avecina?

El llamado de la Defensoría del Pueblo podría calmar las aguas. Esta señala en comunicado oficial: “Reiteramos que no corresponde a la PNP ni a las FF.AA. resolver los conflictos que vienen aconteciendo. Es deber del Gobierno central y del Congreso de la República encontrar una salida realista y en un plazo razonable, que devuelva la tranquilidad y la paz al país”.

A buen entendedor…

En un escenario de alta polarización, de violencia desbordada por ambas partes, un llamado al diálogo abierto es indispensable.

Es indispensable que la presidenta Dina Boluarte y el Congreso de la República escuchen las dos principales demandas sociales: nuevas elecciones y cierre del Congreso… y que actúen en consecuencia.

Es indispensable que, se prohíba el uso de las armas para “apaciguar” (¿?) las manifestaciones.

Es indispensable retirar el micrófono a azuzadores de la violencia.

Es indispensable que se instaure un gobierno de transición.

Es indispensable restaurar la paz social, pero no a punta de balas; sino de la deposición de intereses particulares y se piense en el país; uno diverso, pujante y característicamente pacífico, que hoy se encuentra convulsionado y que ha enfrentado a sus propios hermanos.

Foto: Trome.