¡No más muertos, señora Dina Boluarte y congresistas de la República del Perú!

Este es el clamor general del pueblo peruano que el día sábado 28 de enero se dio cita en la Plaza Dos de Mayo, Plaza San Martín, Paseo de la República y otros puntos de la ciudad de Lima, donde se llevó a cabo una marcha multitudinaria pidiendo nuevas elecciones. El saldo: un muerto a quemarropa: Víctor Santisteban Yacsavilca.

Diversas manifestaciones por la paz

“No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando”. (Principio de Acción válida. SILO)

Eran las tres de la tarde y un grupo de amigas humanistas habíamos coordinado ir a la marcha convocada por diversos gremios y grupos ciudadanos para exigir se resuelva la crisis política que vive el país. Unas horas antes, el Congreso de la República había rechazado la propuesta de adelanto de elecciones para octubre de este año, por lo que sigue la incertidumbre… y la crisis.

Nuestra intención era tomar algunos testimonios de los marchantes, y luego hacer una ceremonia humanista pidiendo por la paz que necesitamos. Algunos compañeros no pudieron asistir, pero seguían todo por las redes y como siempre, a las 8 de la noche (algunas veces con retraso) haríamos nuestro cacerolazo “por el Perú que queremos”.

Ese era el plan. Y sin embargo, la Plaza Dos de Mayo “nos tomó”. Nos tomaron cientos de manifestantes de todas las edades, quienes de diversas formas también pedían por el Perú que queremos: adultos mayores, jóvenes universitarios y no universitarios. Todos ponían su “granito de arena” (como decimos humildemente en el Perú): señoras repartiendo la comida para los marchantes, hombres y mujeres cargando aguas hidratantes, universitarios elaborando pancartas, los equipos de salud prestos a apoyar en casos de golpes de calor, asfixia o contusiones; nuestros hermanos del sur ataviados con sus trajes típicos y sus banderas multicolores; nuestros hermanos mineros, con su distintivo casco y, decenas de periodistas alternativos dispuestos a mostrar sin reservas los acontecimientos.

Era una fiesta intercultural. Nuestros hermanos del sur bajaron sus acostumbradas reservas y se dispusieron a manifestar el por qué habían venido desde tan lejos, las madrecitas pedían por la paz, los líderes exigían la renuncia de Boluarte, el cambio de la Mesa Directiva del Congreso y una Asamblea Constituyente que nos brinde una nueva carta magna, más digna y más inclusiva; nuestros hermanos de los conos, venían a apoyar a los del sur, en un abrazo fraterno.

“Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente”. (Principio de acción válida. SILO)

Aproximadamente a las 4.30 pm se inició la marcha. Los cientos de manifestantes dirigieron la caminata por la avenida Colmena y Wilson, con pancartas en mano y mensajes a todos los transeúntes que se encontraban en el camino. Muchos conductores tocaban el claxon de sus autos en manifiesto apoyo a la marcha, y los policías apostados en las laterales, orientaban la dirección de la marcha. Una dolorosa copla había sido creada para ellos, en clara alusión a las irremediables muertes que han sido ejecutadas por el excesivo uso de las armas y a ciudadanos de todas las edades.

Pacíficamente, cientos de manifestantes tomaron la avenida Paseo de la República, con la única herramienta de protesta: su voz. Entre aplausos y vítores de todos los presentes, avanzaron por Paseo Colón y la avenida Grau, mientras nuestro grupo se apostaba en el parquecito del Museo Italiano, dispuestas a realizar nuestra ceremonia. En este parque también habían tomado un respiro manifestantes ataviados con trajes típicos, mientras un desbocado ciudadano los insultaba y provocaba. Al final, tuvo que intervenir la policía y este salió raudamente.

Nuestros pedidos fueron porque nuestro amado país encuentre la paz y el entendimiento, que nuestros políticos depongan sus intereses y escuchen a este pueblo pacífico que hoy tuvo que volcarse a las calles, porque no son escuchadas sus demandas. Pedimos, porque de darse la renuncia de Dina Boluarte, también suceda el cambio de la Mesa Directiva del Congreso; debido a que ambos están deslegitimados por la población y, que se convoque a Elecciones Generales este año.

Cabe señalar que, el 75% de los peruanos pide la renuncia de la presidenta Boluarte[1], el 74% el cierre del actual Congreso de la República y, el 73% pide que se realicen este año las Elecciones Generales. Es decir, las marchas representan el gran sentir de la mayoría de los peruanos.

Enfrentamientos y caos

Terminada la ceremonia, nuestro grupo se retiró por Paseo Colón, junto a muchos manifestantes que también concluían su participación y se dirigían a sus viviendas. Grande fue nuestra sorpresa cuando vimos en los televisores, enfrentamientos en la avenida Abancay (acceso principal hacia las instalaciones del Congreso).

No se sabe a ciencia cierta, pero sucedía en ese momento y las imágenes eran impactantes: de un lado la policía con sus  bombas lacrimógenas y armas de largo alcance, y del otro, manifestantes con palos y piedras.

Inmediatamente recordé a la mamita (de 60 años aproximadamente) que había entrevistado, a don Antonio (de igual modo, 70 años en promedio) que me dijo sus demandas; y a las mujeres y hombres orgullosos de su cultura y de la atención, que por primera vez sentían encima, solo por haberse atrevido a venir a reclamar en la misma capital. Los recordé…

Y me pregunté, ¿dónde estaban esos palos? ¿Dónde las piedras? ¿Dónde esa postura violenta? No la vi y sinceramente, creo que no fueron ellos, no fueron los cientos que marcharon junto a los policías, sin hacer ningún ademán de ataque; no son los miles que venimos reclamando una demanda que ya tiene décadas: la lucha anticorrupción.

En el fondo, lo que sucede hoy, solo es producto de esta. Y no hay camino de retorno. Los peruanos de las regiones no están dispuestos a permitir más Fujimoris, más Garcías, más postergación… más corrupción. Y de otro lado, los gobernantes de hoy, sí, los del famoso selfie, no quieren dejar el poder; lo mantienen, y aún más, preparan la forma de quedarse modificando a su antojo la Constitución del Perú. Los congresistas de hoy solo esperan la caída de Dina Boluarte, para tomar el poder y no dejarlo. Recuperar lo perdido en los últimos años, con las escasas conquistas logradas también con marchas de la ciudadanía.

Hoy ya se prepara la toma del Perú y ya vemos en los medios de comunicación de señal abierta a los Del Castillo, a los Tudela y compañía dando lecciones de “cómo solucionar la crisis”. Hoy nos bombardean mediáticamente con “enfrentamientos”, “pérdidas económicas”, “escasez y caos producido por los revoltosos”; mensajes que no solo satanizan la protesta social, sino que divide a nuestro pueblo.

Y en medio de toda esta polarización, un alto costo social: más de 60 peruanos muertos, y cero mea culpa de nuestros gobernantes. La imagen de Víctor Santisteban parado en medio de los dos bandos, el sonido frío y seco de la bala, su cuerpo cayendo en el pavimento y la gente corriendo en su auxilio quedará en la retina de todo el Perú, y del mundo.

¡¿Cómo solucionamos esta crisis?!

 

En el siguiente enlace se puede encontrar el testimonio audiovisual de la marcha del sábado 28 de enero 2023: https://drive.google.com/drive/folders/1-qEXydAEl22ZxUifRVFPYq6erVaX6Ewi

 

 

[1] Según una reciente encuesta realizada por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP).